Sentencia absolutoria, buena noticia y muy reveladora
La absolución de los veinte ciudadanos vascos que en su calidad de alcaldes y concejales fueron acusados de ser el «frente institucional de ETA» por su participación en Udabiltza, es una muy buena noticia. Primeramente, para los encausados, sus familias y allegados que, después de más de siete años en los que han conocido la cárcel, la restricción de derechos fundamentales y un constante ataque mediático a su reputación y buen nombre, han llegado al final de la pesadilla. También para el equipo de abogados vascos que, con una defensa sólida y brillantemente argumentada, desmontó la tesis argumental de la Fiscalía y las acusaciones. A saber: que la construcción nacional de Euskal Herria es un todo diseñado por ETA, bajo su control directo y exclusivo, que los instalados en esquemas del pasado quieren hacer «doctrina de Estado».
Es una muy buena noticia para el país, que tras la sentencia de «Egunkaria» ahonda en un estado de ánimo, más o menos contagioso, de que el castillo empieza a quebrarse y las piedras filosofales en las que se sostiene empiezan a caer. Y ello es un logro colectivo, fruto de una movilización popular e internacional sostenida en el tiempo, que ha conectado con las mentes y corazones de una amplia mayoría social.
Resulta llamativo que la absolución se produzca dos días después de una nueva macrorredada, con las mismas tesis acusatorias y el mismo proceder que la sentencia ha desmontado. No resulta aventurado pensar que conocían que esta sentencia llegaba y, precisamente por ello, para amortiguar el impacto y hacer pasar su mensaje político, decidieron acometerla. Tanto Garzón con Udalbiltza como Marlaska con sus redadas televisadas manifiestan un comportamiento delictivo, prevaricador. Dictar a sabiendas resoluciones judiciales injustas es, desgraciadamente, acervo de la cultura política española, y en tiempo de desafíos ésa es la altura que demuestran.
Udalbiltza anticipó un proyecto que es estratégico para el futuro. Fue un faro que alumbró la institucionalización del país desde la base municipal. Sus miembros son gentes respetables, militantes, que nunca metieron la mano a la hucha, ni para financiar a ETA ni para su propio beneficio. Su experiencia y solvencia está demostrada y disponible. Una gran suerte para Euskal Herria.