La tensión en la crisis política marfileña registró ayer un nuevo repunte después de que el presidente legítimo, Alassane Ouattara, volviera a insistir en la necesidad de una intervención militar para derrocar al mandatario de facto, Laurent Gbagbo, quien, por su parte, rechazó la mediación de la Unión Africana.

Ante la ya prolongada situación de bloqueo, los militares de los países de la Comunidad Económica de Estados de África occidental se mostraban «preparados» para intervenir y no aguardaban más que la luz verde política, según señaló el general Olusegun Petinrin, al final de una reunión de jefes de los ejércitos de la región que se celebró en Bamako.

«Estamos preparados en el plano militar, corresponde a los jefes de Estado darnos las instrucciones», afirmó, según la agencia AFP.

Ouattara, en declaraciones publicadas ayer por la prensa francesa, aseguró que es imposible que se encuentre una «solución pacífica» a la crisis creada por Gbagbo, y advirtió de que será «necesario» recurrir a otras vías, «especialmente la fuerza legítima», informó Europa Press.

Precisamente, el último esfuerzo por conseguir una solución pacífica y negociada fue protagonizada por la Unión Africana, cuyo mediador, el primer ministro keniano Raila Odinga.

No obstante, se vio obligado el miércoles a abandonar el país sin haber conseguido ningún avance, ya que Gbagbo rechazó la mediación de la organización panárabe, a la que acusó de imparcialidad en favor de su rival, Alassane Ouattara.

«Hemos decidido rechazar su mediación porque no tiene voluntad de resolver el problema de Costa de Marfil», dijo el ministro de Asuntos Exteriores nombrado por Gbagbo, Alcide Djedje.