Boat Beam y Mursego presentan sus originales y atrevidas propuestas electro-acústicas
Boat Beam es un trío de chicas residente en Madrid que presenta su nuevo disco «Reincarnation» en Bilbo y Zarautz este fin de semana. En esta última localidad, Mursego despieza «Bi» junto al trío.
P. C. | BILBO
«La palabra folk puede significar muchos estilos distintos, desde la música tradicional irlandesa a la música de artistas como Woody Guthrie, y ahora se usa para referir a artistas actuales como Anni B Sweet. Pero todos estos ejemplos no tienen mucho en común. Si la música actual está reinventando el sentido `humano' del folk -una cercanía de la artista con la gente- y eligiendo más instrumentos acústicos, pues nos alegra mucho. Sin embargo, no nos identificamos con este movimiento, porque la verdad es que tocamos poco la guitarra acústica», señala Josephine Ayling, vocalista de Sydney, Australia, residente en Madrid.
Escuchando las primeras canciones de Boat Beam, cabía intuir un trasfondo folk-rock navegando por encima y por debajo del pop; sin embargo, una vez escuchado «Reincarnation», recién publicado por Origami Records, la percepción de la sonoridad de Boat Beam cambia transversalmente. Se pueden ver elementos folk, pero más por la delicadeza de algunas canciones; la dulce y encantadora voz de Josephine, un arreglo de cuerda con cierta melancolía pegada a sus cuerdas... Pero, en realidad, lo que ahora son Boat Beam es pop luminoso con ritmos dinámicos y curiosos arreglos de cuerda y piano o teclas.
En cualquier caso, y con el disco aún tibio entre los oídos, «Reincarnation» resulta espléndido. Pop juguetón dispuesto a motivar la curiosidad canción a canción, ya que la previsible tendencia musical no existe, aunque sí la plena coherencia. No sé si tienen mucho que ver «Pollen and the dust», con esa guitarra evocadora, ese ritmo, los fondos electrónicos, la percusión marcial, Josephine recordando a Kate Bush, con, por ejemplo, «Sabio» o «Axis to rotation», pero algo inmaterial une las diferencias y recorta las distancias.
Le comentamos a Josephine que da la impresión de que las canciones nacen acústicas, pero que luego pasan por el ordenador, donde son picoteadas por notas curiosas y frases inesperadas. No obstante, la vocalista se decanta por las posibilidades iniciales del ordenador: «Al principio del proceso de composición, usamos el ordenador para grabar `borradoras' y, en esta fase, experimentamos con sonidos electrónicos. Estoy cada vez más interesada en las posibilidades de la música electrónica», sintetiza.
Boat Beam se completa con Alisha, viola y sintetizadores, de Wisconsis, EEUU, y Aurora Aroca (cello, piano), de Madrid.
Mursego
Con el recinto del Museo de Reproducciones lleno, el sábado pasado tuvimos ocasión de asistir a la presentación en directo del nuevo disco de Mursego, «Bi». El acto fue, además, especial, ya que en varios temas fue acompañada por el dúo Zaldiak, con lo que las recreaciones tomaron nuevos colores.
«Si Mursego estuviese en Barcelona, sería una diosa», nos vino a decir un músico. Estando de acuerdo, preferimos que continúe evangelizando por Euskal Herria con sus sólidas canciones construidas a base de juguetes para mayores y explicando (sin hacerlo) que la originalidad, el conocimiento, la cultura y el esfuerzo (al margen del talento natural) se deben cultivar y llevar a la práctica. Mursego fue Morente, Marilyn Monroe, una mezquita, un río, Violeta Parra y Maite Arroitajauregi, la chica que nos dejó el corazón herido y el alma limpia.