GARA > Idatzia > Kirolak> Saskibaloia

NBA

Compendio para elaborar estrellas de quita y pon

Brandon Jennings, el rookie más mediático de la pasada campaña, parece condenado al ostracismo mientras Blake Griffin es el nuevo chico de oro.

p037_f01_777x777.jpg

Izkander FERNÁNDEZ

Brandon Jennings nació en Compton, Los Angeles, en un momento en el que Compton no era uno de los mejores sitios del planeta para nacer. «Straight Outta Compton» (Fuera de Compton) que cantaba NWA, uno de los últimos grandes grupos de rap que junto a Public Enemy puso patas arriba la escena yankee en los primeros años 90. Hasta el punto que ambas bandas fueron espiadas por el FBI como posibles instigadores de una revolución negra en EEUU. Abusos policiales, drogas y tiroteos entre bandas estaban a la orden del día en ese barrio sin ley del dorado Los Angeles.

A Jennings le había tocado salir de allí. Su talento empujó a su genética a sacar la cabeza fuera del pozo y con tan sólo 185 centímetros y 77 kilogramos llegó a la NBA en el draft de 2009. Los Bucks de Milwaukee lo eligieron en el número 10.

Oakland en el recuerdo

No obstante, Jennings no fue directo a la NBA. Antes del draft de 2009, el base se había partido la cara en las canchas de la liga italiana sin destacar excesivamente. Su carrera explotó oficialmente el 14 de noviembre de 2009 en Oakland, California. Allí anotó 55 puntos, capturó cinco rebotes y ofreció cinco asistencias y su equipo derrotó a los Warriors por 129-125.

Rápido en sus movimientos, eléctrico en su juego y certero en el tiro, Jennings batió unas cuantas marcas en su primera campaña y fue el debutante más mediático dentro de una promoción en la que existían otros bases más completos. Su capacidad anotadora, la página épica escrita ante Golden State y que con apenas seis pies machacase el aro lo convirtieron en toda una sensación. Fue al All Star Game de titular en el quinteto de los rookies y participó en el concurso de habilidades junto a tres bases consagrados.

Algo ocurrió por el camino porque al final de la temporada el rookie del año fue Tyreke Evans, de los Sacramento Kings. Jennings salía en más fotos pero los números y la lógica decían que él no era el mejor jugador de primer año por muchas camisetas que vendiese.

Terminó la pasada campaña con 15,5 puntos y 5,7 asistencias por partido, números que iguala este año: 17,3 y 5,3. Y sin embargo, ya nada es igual.

Cara a cara

Ahora los posters los llena, casi todos, Blake Griffin, el nuevo hijo predilecto de la liga. La nueva estrella. Una bestia parda que salta más que respira y que anota gracias a una potencia descomunal que lo lleva a superar a sus rivales por insistencia más que por habilidad. 22,6 puntos y 12,8 rebotes por partido lo ponen en lo más alto del listado de debutantes de este año. A Jennings muerto, Griffin puesto. Todo sea por el bien económico y por abrir el catálogo de estrellas precocinadas.

De cara al fin de semana de las estrellas de Los Angeles, los hipotéticos guionistas de la NBA han decidido dar una vuelta de tuerca a la carrera mediática de ambos: se van a enfrentar por partida doble en el partido de rookies contra sophomores (jugadores de segundo año) y en el concurso de mates. Aunque les falta ser del mismo equipo, seguro que los vídeos que se emitan ese día harán referencia al duelo entre Spud Webb y Dominique Wilkins. O cómo forzar que la historia se repita.

Inestabilidad

Los rumores de esta semana apuntan a Dwight Howard y a los Orlando Magic ya que parece que el ala pívot puede estar sopesando la idea de marcharse de Florida la próxima temporada.

Despido

El pésimo arranque de temporada que han sufrido los Indiana Pacers ha hecho que Jim O'Brien sea destituido como entrenador jefe y reemplazado por el técnico interino Frank Vogel.

Los Celtics se llevan el clásico a domicilio

Poco a poco los Celtics de Boston van certificando que la suya es una de las plantillas de la liga. Una plantilla de verdad, compensada hasta lo insospechado, dinámica y con la capacidad de apretar cuando se necesita. Así, la madrugada del lunes los Celtics se llevaron el clásico de la NBA ante Los Angeles Lakers con claridad. El 109-96 final comenzó a tomar forma cuando Boston decidió que ya era hora de apretar el acelerador. Corría el tercer cuarto cuando Boston pegó el primer arreón. Los seguidores de los Lakers congregados en el Staples Center veían cómo su equipo seguía siendo el mismo artefacto desdibujado abandonado a la suerte de Kobe Bryant. Pero el escolta de los Lakers no fue suficiente para hacer frente a las múltiples caras de los Boston Celtics y, tras un gran último cuarto, los de Massachussets se llevaron la victoria a casa dando forma a una posible final con San Antonio Spurs. I. F.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo