«Hay una entente muy sólida entre Andrés Orozco-Estrada y la orquesta»
Director general de la Orquesta Sinfónica de Euskadi
Iñigo Alberdi accedió a la dirección general de la Orquesta de Euskadi en un momento difícil para la institución, que atravesó una serie de crisis con sus directores musicales. Todo pareció volver a su cauce con el feliz fichaje de Andrés Orozco-Estrada, y Alberdi está centrado ahora en que la orquesta se integre con la comunidad que la sustenta y a la que pertenece. «Somos la biblioteca pública de música de Euskal Herria», defiende.
Mikel CHAMIZO | DONOSTIA
Tras la reciente presentación de Sinfokids, el innovador DVD didáctico creado junto a EITB, la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE) sigue su curso con normalidad entre conciertos, intercambios e iniciativas educativas, y lo hace a pesar de los embates de la actual crisis, a la que no permanece inmune. Pero, su director general, Iñigo Alberdi (Bergara, 1973), se muestra confiado en el futuro artístico y económico de la institución que dirige.
En lo respectivo a la crisis económica, ¿cómo ha finalizado el año 2010 y qué previsiones tiene la orquesta de cara a 2011?
A nivel de público, percepción y seguimiento de la orquesta, el añ 2010 ha ido muy bien y creemos que el 2011 va a seguir en esa línea. Sólo hemos perdido treinta abonados, así que, con los tiempos que corren, no nos podemos quejar. A nivel presupuestario, el año pasado no fue problemático porque contábamos con la misma cantidad de dinero que en el 2009, pero el 2011 va a ser más duro. Tendremos que apretarnos el cinturón, pero la reducción presupuestaria no va a poner en peligro las actividades que ya estaban pactadas. El problema de las orquestas es que programamos las temporadas con una antelación de dos y tres años, sobre un presupuesto que, al fin y al cabo, es hipotético. Pero, de momento, en el 2011 vamos a poder hacer todo lo que teníamos programado.
¿Puede uno programar con confianza a dos años vista sabiendo que, llegado el momento, quizá no va a poder pagar a los artistas?
Nosotros partimos del supuesto de que, para la partida de artistas, vamos a contar con la misma cantidad de dinero. Esa parte del presupuesto es la que más se defiende. En lo que nos ha afectado el recorte ha sido, sobre todo, en el tema salarial, pero en el apartado artístico no se ha notado apenas. Eso sí, con esto de la crisis, los cachés de los artistas los estamos negociando más duramente.
Da la sensación de que en las orquestas de Euskal Herria se respira una cierta tranquilidad, a pesar de que la crisis actual está haciendo estragos en otras orquestas del Estado español.
La sensación que se respira en Euskal Herria y Catalunya es que, a pesar de los recortes, no se pone en juego el nivel de actividad de las orquestas. A nivel Estatal hay orquestas que lo están pasando muy mal, pero son sobre todo las de comunidades autónomas con un mayor nivel de endeudamiento. El caso que está dando más que hablar es el de Sevilla, donde no sólo es la orquesta, sino también la ópera, La Maestranza, que juntas requieren de un presupuesto enorme. La financiación de las orquestas es un tema muy complejo, en el que también entra en juego el patrocinio privado. En nuestro caso, el accionista y propietario único es el Gobierno Vasco, concretamente el Departa- mento de Cultura, y los recortes nos han afectado en la misma medida que al resto del ente público vasco.
¿Qué tal va el proceso, que usted anunció anteriormente, de flexibilizar la orquesta, de que los músicos hagan más cosas y diferentes?
Ese fue no de los objetivos primordiales a la hora de acometer el cambio en la dirección musical: obtener una mayor flexibilidad en lo interpretativo, que se puede traducir en una entrega y empatía mayor entre el músico y la música que interpreta. En ese aspecto, Andrés Orozco-Estrada está haciendo un trabajo muy bueno. Creo que tenemos una orquesta más flexible y con una musicalidad más abierta que la que podíamos tener hace unos años. Y en la próxima temporada vamos a trabajar especialmente el repertorio clásico (Mozart, Mendelssohn, Schubert...), con el objetivo de lograr un sonido un poco más limpio y una concepción más camerística en el trabajo de los atriles. Hemos trabajado mucho el repertorio muy grande, porque somos una orquesta grande, pero ahora es buena época para volver a ese repertorio clásico que nos aporte limpieza y detalle.
Tras la turbulenta salida de la dirección musical anterior, ¿cómo se ha vivido el desembarco de un director tan diferente como Orozco-Estrada?
Lo más importante es que la percepción que los músicos tienen del maestro es muy buena. Están contentos y les gusta su manera de trabajar. Andrés es joven, tiene mucha ilusión, pero lleva también una agenda de compromisos y un nivel artístico reconocible por todos. Así que los músicos lo ven como lo que es, un gran profesional, aunque es además muy buen sicólogo, y sabe encauzar muy bien los ensayos y los conciertos.
Supongo que para la orquesta será emocionante ver que, desde que se le contrató, a Orozco-Estrada le están saliendo muchos compromisos importantí- simos.
Es que esto es como en el fútbol: parece que alguien tiene que venir de fuera para que te reconozcan aquí lo buen fichaje que es. Para la orquesta es muy gratificante ver que nuestro director está dirigiendo a la Filarmónica de Viena, la de Munich, la de Los Ángeles... Nunca antes hemos tenido un director que se moviera a ese nivel.
¿No tiene miedo a perder a un director de orquesta cuyos compromisos están creciendo tanto?
Ese riesgo existe, pero de momento hay una entente muy potente por ambas partes. La carrera de Andrés tiene un futuro muy prometeder, pero estoy convencido de que para un director como él, el tener una orquesta con la que crecer, con buenos solistas, una visibilidad importante y buena imagen, le puede aportar muchísimo. De momento, nos seguimos necesitando el uno al otro. Pero reconozco que este tema lo hablo con Andrés abiertamente, y sí, puede ser que un día llegue el gran fichaje y se marche, pero, de momento, la titularidad con la OSE es algo muy importante para él, porque la carrera de un director es a medio o largo plazo, y con nosotros dispone de un buen instrumento, estabilidad y el poder para preparar mucho repertorio.
«Esto es como en el fútbol: parece que alguien tiene que venir de fuera para que te reconozcan aquí lo buen fichaje que es»
«En 2011 tendremos que apretarnos el cinturón, pero la reducción presupuestaria no va a poner en peligro las actividades que ya estaban pactadas»
«Hemos trabajado mucho el repertorio muy grande, pero ahora es buena época para volver a ese repertorio clásico que nos aporte limpieza y detalle»
¿Qué citas destacaría entre lo que resta de la temporada de abono?
Son muy importantes los intercambios que hacemos con la Orquesta de Extremadura y con la de Düsseldorf. Además de eso, yo destacaría el estreno de una obra de Jesús Eguiguren la semana que viene, y, también en febrero, el programa Tchaikovsky junto con el Ballet Biarritz, «Magifique», con la orquesta en el foso y el ballet sobre el escenario. En Marzo hacemos la «Cuarta sinfonía» de Mahler, que tiene un sabor especial porque con ella celebramos el centenario de Enrique Jordá, que fue el primer director de la OSE. Otro concierto muy peculiar será el que dirija Boreyko, nuestro principal director invitado, junto a un saxofonista estrella, Branford Marsalis, que tocará Schulhoff y Glazunov. Por último, a final de temporada, y antes de irnos a Düsseldorf, la orquesta tocará junto a Jean Christophe Spinosi, que es una gran director de música antigua.
¿Qué ocurre con la iniciativa Klasikat? El público no respondió muy bien con Michel Camilo, y luego Jorge Drexler canceló su concierto. ¿Ha nacido gafado el ciclo?
Lo de que el artista cancele puede pasar siempre, y este año ha sido especialmente malo en ese aspecto, ya que varios artistas se nos han caído a última hora. Nosotros sabíamos que los inicios de Klasikat no iban a ser fáciles, porque poner en marcha un ciclo nunca lo es. Pensábamos que, al ser un experimento de crossover, podríamos atraer tanto al público clásico como al de jazz, pero ha resultado que ambos públicos se muestran un poco recelosos ante este tipo de propuesta. En cualquier caso, a estas iniciativas hay que darles un margen de tres o cuatro temporadas para hacer que funcionen, y nosotros somos optimistas.
¿Están muy ilusionados con el otro proyecto que acaban de presentar, Sinfokids?
Una orquesta pública tiene que conformar un tejido cultural y musical para la comunidad a la que sirve. Una de nuestras grandes obligaciones es la que atañe a la educación, y yo soy especialmente consciente de lo importante de esa labor. Con Sinfokids hemos intentado crear un recurso educativo para el aula de música que creo que es innovador, moderno y de gran calidad. M. C.