Mubarak trata de reforzarse ante la indecisión de Washington
Hosni Mubarak se reunió por primera vez con el Gobierno nombrado como consecuencia de la crisis y aprobó una medida populista, la de incrementar un 15% el salario de los trabajadores públicos y pensionistas, para tratar de dividir a la oposición y mantenerse en el poder. EEUU, mientras, sigue diciendo con la boca pequeña que defiende un cambio de régimen en Egipto, pero no es capaz de concretar su presión contra Mubarak.
GARA
El nuevo Gobierno egipcio, que se reunió ayer por primera vez desde que el 25 de enero comenzasen las protestas, decidió incrementar en un 15% el salario de los trabajadores públicos y las pensiones, según informó la agencia MENA.
Hosni Mubarak presidió esta reunión, en lo que se interpreta como un intento de ofrecer una imagen de normalidad, a pesar de que las protestas continúan en la plaza Tahrir de El Cairo. Asimismo, se buscaría dar una imagen de unidad frente a las presiones del exterior.
El nuevo ministro de Finanzas, Samir Radwan, señaló a MENA que el incremento de salarios costaría 6.500 millones de libras egipcias [800 millones de euros], mientras que otros 5.000 millones de libras [614 millones de euros] se destinarán a compensaciones para quienes «hayan sufrido vandalismo durante las protestas».
«El Gobierno se preocupa del ciudadano egipcio y quiere mejorar su nivel de vida», declaró el primer ministro, Ahmad Shafik, a la salida de la reunión del Ejecutivo.
«El Gobierno emplea la palabra `estabilidad' constantemente, pero ¿cómo puede haber estabilidad sin libertad?», replicó, en declaraciones a Al-Jazeera, Sally Moore, representantes de la Campaña Popular en Apoyo a El-Baradei.
«Estamos hablando de la libertad, de la conculcación de derechos en los últimos 30 años, de la tortura. Pienso que el pueblo quiere una reforma radical, no no sólo una reforma menor», añadió Moore.
Miles de personas seguían acampadas en la plaza Tahrir con el propósito de no regresar a sus casas hasta que dimita Mubarak, tal y como vienen reclamando desde el comienzo de las protestas. En este sentido, convocaron nuevas movilizaciones masivas para hoy y para el viernes.
Wael Ghoneim, director de marketing de Google para Oriente Medio y África y que se encontraba desaparecido tras ser detenido el 28 de enero en una movilización masiva, fue liberado ayer. Ghoneim, que también era un destacado activista social, se había convertido en un símbolo de la represión del régimen, especialmente en el exterior, ya que Google comenzó una campaña para reclamar su liberación.
La plaza Tahrir de El Cairo, asimismo, fue el escenario ayer de un funeral simbólico en recuerdo del periodista Ahmed Mohammed Mahmud, muerto por las fuerzas de seguridad el 4 de febrero.
Por otra parte, el toque de queda se redujo de nuevo en El Cairo, Alejandría y Suez, las tres principales ciudades egipcias. A partir de ahora estará en vigor desde las 20.00 [19.00, en Euskal Herria] hasta las 6.00 del día siguiente [5.00].
En cualquier caso, la efectividad de esta medida es cuando menos dudosa, ya que pese a estar el toque de queda en vigor, se han seguido celebrando manifestaciones por la noche y la plaza Tahrir ha acogido a opositores 24 horas al día.
En una entrevista difundida el domingo por la noche en la emisora Fox TV, el presidente de EEUU, Barack Obama, destacó que «Egipto no volverá a ser lo que era» y pidió nuevamente una «transición ordenada en el país que conduzca a elecciones libres y justas».
Junto a ello, reconoció que Hosni Mubarak ha sido un aliado de EEUU durante mucho tiempo, pero insistió en que «reprimir a su propio pueblo no es sostenible».
Obama evitó pronosticar si Mubarak dimitirá y se limitó a decir que «sólo él sabe lo que va a hacer. Lo que nosotros sabemos es que Egipto no volverá a ser lo que era».
En este sentido, recordó que Mubarak no se presentará a la reelección, por lo que su mandato de tres décadas concluirá este año.
«Quiero un Gobierno representativo en Egipto. Estoy convencido de que si avanzamos por un camino ordenado podemos trabajar juntos», aseguró Obama.
Que Washington sigue manteniendo su colaboración con Mubarak quedaría en evidencia, según destacó Robert Fisk en «The Independent», en el hecho de que el enviado de Obama para la crisis en Egipto, el diplomático Frank Wisner, trabaja para un bufete de abogados de Nueva York y Washington que defiende los intereses del presidente egipcio.
Este pasado fin de semana, Wisner defendió la permanencia de Mubarak en el cargo, viéndose obligado a precisar posteriormente que realizó estas declaraciones a título personal. El Departamento de Estado también tuvo que manifestarse en este sentido.
¿Traslado a Alemania?
El semanario «Der Spiegel», por su parte, publicó que EEUU habría diseñado una «salida digna» para Mubarak, quien se desplazaría a una lujosa clínica privada cercana a Baden-Baden para someterse a un supuesto tratamiento médico. En la misma línea, «The New York Times» publicó este fin de semana que Washington había mantenido conversaciones secretas con el Ejército egipicio para este fin.
La información de «Der Spiegel» supondría que esta iniciativa estaría más avanzada de lo que se creía.
Sin embargo, el supuesto apoyo de EEUU a la democratización de Egipto ha puesto de los nervios a su otro aliado estratégico en la zona, Israel, que considera que Washington ha cedido en cuestiones que pueden tener consecuencias en Oriente Medio.
El Gobierno de Benjamin Netanyahu se ha abstenido de criticar públicamente la posición estadounidense, para no envenenar aún más las relaciones con Obama, que nunca ha sido apreciado por Israel.
Sin embargo, el tono general en Israel es crítico, también en medios gubernamentales, de prensa y entre los analistas políticos.
«Tengo la impresión de que Washington está muy dispuesto a arrojar por la borda al presidente egipcio desde que Mubarak se ha convertido en un aliado incómodo», declaró a France Presse un alto dirigente israelí, que pidió permanecer en el anonimato.
«Si es verdad que en los últimos días la posición estadounidense se ha convertido en más matizada, se debe a que ha cedido. Y esto es muy inquietante», añadió.
Israel, molesto con EEUU
«La fidelidad es un valor estimable, especialmente en Oriente Próximo», prosiguió, destacando que «las críticas al régimen autoritario de Mubarak» que Washington realiza actualmente contra su antiguo aliado pueden poner en riesgo la credibilidad de la política exterior estadounidense.
«Muestran también la confusión y la incoherencia de las posiciones estadounidenses», en referencia a las palabras de Wisnerde elogio a Mubarak.
Desde el comienzo de las protestas, Israel teme que un incremento del poder de las fuerzas islamistas en Egipto amenace el tratado de paz con su vecino y ponga patas arriba la actual situación en Oriente Medio.
Dori Gold, ex embajador de Israel ante la ONU y próximo al primer ministro, reprochó en la prensa a Obama «haber cometido el mismo error que cometió su predecesor Jimmy Carter en 1979 ante la Revolución iraní, negándose a apoyar un régimen vigente en nombre de la democracia».
«Cualquiera comprende que Mubarak debe irse. Pero no podíamos esperar que Washington abandonase al hombre que desde hace décadas fue su mejor apoyo, un verdadero muro contra el islamismo», destacaba el diario «Yediot Aharanot».
Dos desconocidos armados dispararon ayer cuatro cohetes contra un cuartel de la Policía situado en la ciudad egipcia de Rafah, fronteriza con el territorio palestino de Gaza, informaron fuentes de seguridad.
Un total de 36 líderes tribales jordanos pidieron al rey Abdullah II que frene la injerencia en la política nacional de la reina Rania, a quien acusan de «despilfarrar el dinero público para pulir su imagen personal».
La plataforma Aturem la Guerra exigió que se cese a Mubarak como copresidente de la Unión por el Mediterráneo (UpM), con sede en Barcelona y cuyo objetivo es impulsar el libre comercio entre las dos orillas.
La ministra francesa de Exteriores, Michèle Alliot-Marie, se disculpó ayer por sus recientes vacaciones en Túnez y admitió que fue un «error que lamenta profundamente».
Alliot-Marie ha sido duramente criticada en los últimos días después de que transcendiesen unas vacaciones junto a su familia en Túnez que realizó el pasado diciembre, cuando ya se habían iniciado las protestas contra el régimen del depuesto Zine El-Abidine ben Ali. Durante este viaje, además, utilizó el avión privado de un empresario afín al ex mandatario.
Alliot-Marie admitió, en declaraciones a la emisora Europe1, que un ministro debe serlo «24 horas al día» Sin embargo, «la fatiga y el ritmo continuo pueden llevar a la baja la guardia», explicó.
En esos momentos, un ministro «puede llegar a olvidar su cargo. Fue un error», dijo la responsable de la diplomacia francesa.
«Desde hace 20 años, siempre he intentado pagar todo. Siempre me he gestionado mis desplazamientos privados», subrayó Alliot-Marie, quien aseguró que siempre viaja en vuelos regulares e intenta vivir «lo más normalmente posible».
Sin embargo, en Túnez se dejó llevar por «relaciones de amistad» cuyas consecuencias no estudió. «Lo lamento profundamente», se disculpó, en relación al viaje en el avión de Aziz Miled.
Alliot-Marie explicó la semana pasada que el empresario tunecino no cedió el avión a su familia, sino que «simplemente coincidió que ambas partes se dirigían al mismo sitio». GARA
Los servicios de seguridad egipcios siguen utilizando la violencia y la tortura y no muestran ningún signo de querer acabar con estas prácticas a pesar de los anuncios del régimen a favor de las reformas, critican los defensores de los derechos humanos.
La ira contra los abusos cotidianos y la tortura de la Policía fue uno de los elementos que desencadenaron el 25 de enero las manifestaciones sin precedentes contra el régimen de Mubarak.
El domingo, el poder aceptó estudiar las quejas por malos tratos de los presos políticos y levantar las medidas de urgencia utilizadas para detener sin proceso a personas «según la situación de seguridad».
Sin embargo, la brutalidad y la tortura se han acentuado durante las dos semanas que llevan celebrándose manifestaciones, lamenta Hassiba Hadj Sahraoui, integrante de Amnesty International.
«Cuando se ve el modo en el que las fuerzas de seguridad han golpeado a los manifestantes en los últimos diez días, se confirma que no ha habido ningún cambio en la manera en la que se comportan», explica Sahraoui a France Presse.
«Si todo esto se hace para mantener el orden público y no para amedrentar a la población, deberían publicar la lista de personas detenidas», añade.
Varios periodistas extranjeros detenidos durante las manifestaciones han mencionado que vieron torturar a egipcios en los lugares, algunos secretos, en los que permanecieron arrestados.
«Los servicios de seguridad detienen a la gente en las manifestaciones, o les arrestan en sus domicilios, después les torturan, utilizando por ejemplo descargas eléctricas. Es lo que han hecho siempre», relata la militante en defensa de los derechos humanos Aida Saif El-Dawla. Charles ONIANS (AFP)