Raimundo Fitero
Espiral
Estamos colapsados informativamente por lo que está sucediendo en Egipto y todas las interrogantes que se van abriendo. Estamos ante un movimiento de resistencia, una situación que intuimos como peligrosa en cuanto significa una movilización popular frente a un ejército que a veces parece consentir y otras se coloca frente a los reivindicadores. Es un foco de atención de gran magnitud que nos mantiene en tensión, inquietos.
Pero suceden bastante más cosas, entre ellas una de esas manifestaciones de la caverna, de ese señor que aparece en Intereconomía con una cara de iluminado y que siempre consigue crispar un poco más cualquier cosa que toca. Su última perla es de juzgado de guardia, que no intervendrá, claro está, porque para referirse a una candidata del PSOE en Madrid que es una transexual, descarga tal cantidad de bilis machista y homófoba, que llega a asegurar que preferiría un candidato con sida o con síndrome de down, antes que ese «chica, chico, chique». Es muy gracioso el señor Xavier Horcajo. Mucho, se nos parte el labio de la risa que nos da. Un faltón, uno más de esa cadena que permanentemente lanza mensajes anticonstitucionales, que incita a la violencia, pero que ahí está, inmune a todas las provocaciones anti sistema y democracia.
Pero hoy domingo es el día del Cine. De los Goya, que llegan con la ley Sinde aprobada por el PP, con la ministra chuleando ufana y perdonando vidas, pero con acciones de gobierno claramente demoledoras para la profesión y para las relaciones del cine con la televisión en una espiral de enfrentamiento cada vez más acusado como es suprimir las ayudas a las mini series y telefilmes, que han sido una de las mejores inversiones de los dineros públicos porque, al menos, un número apropiado de ciudadanos las han seguido. Pues nada, se acabó. Ella solamente cuida a su amigos y familiares. Es su futuro. Y se les pide a las televisiones privadas, que eran las productoras de esas series, y a los las telecos, una cantidad de los ingresos para pagar la televisión pública que ahora no emite publicidad. Es la peor ministra de la historia. Un desastre para la Cultura y, sobre todo, para la credibilidad del cine español.
Pero suceden bastante más cosas, entre ellas una de esas manifestaciones de la caverna, de ese señor que aparece en Intereconomía con una cara de iluminado y que siempre consigue crispar un poco más cualquier cosa que toca. Su última perla es de juzgado de guardia, que no intervendrá, claro está, porque para referirse a una candidata del PSOE en Madrid que es una transexual, descarga tal cantidad de bilis machista y homófoba, que llega a asegurar que preferiría un candidato con sida o con síndrome de down, antes que ese «chica, chico, chique». Es muy gracioso el señor Xavier Horcajo. Mucho, se nos parte el labio de la risa que nos da. Un faltón, uno más de esa cadena que permanentemente lanza mensajes anticonstitucionales, que incita a la violencia, pero que ahí está, inmune a todas las provocaciones anti sistema y democracia.
Pero hoy domingo es el día del Cine. De los Goya, que llegan con la ley Sinde aprobada por el PP, con la ministra chuleando ufana y perdonando vidas, pero con acciones de gobierno claramente demoledoras para la profesión y para las relaciones del cine con la televisión en una espiral de enfrentamiento cada vez más acusado como es suprimir las ayudas a las mini series y telefilmes, que han sido una de las mejores inversiones de los dineros públicos porque, al menos, un número apropiado de ciudadanos las han seguido. Pues nada, se acabó. Ella solamente cuida a su amigos y familiares. Es su futuro. Y se les pide a las televisiones privadas, que eran las productoras de esas series, y a los las telecos, una cantidad de los ingresos para pagar la televisión pública que ahora no emite publicidad. Es la peor ministra de la historia. Un desastre para la Cultura y, sobre todo, para la credibilidad del cine español.