
Jos� Steinsleger Escritor y periodista
Egipto: la sombra de Nasser
Las agencias noticiosas imaginan que la insurrecci�n en curso no va contra Washington, sino contra el feo de Mubarak, quien por lo visto, si no muere antes, se ir� cuando Washington, y no �la multitud�, lo decidaDe s�bito, �de la nada�, el pueblo egipcio tom� las calles en repudio de la tiran�a policial y terrorista de Hosni Mubarak. Los cronistas ch�veres han redactado textos que suenan melodiosos en los o�dos de la progres�a occidental y, faltaba m�s, los inspectores de revoluciones incursionaron en el resbaladizo contexto, vaci�ndolo de historia y tergivers�ndola a modo.
Uno apunt� que Gamal A. Nasser (1918-70), padre de la naci�n egipcia moderna, �ahorcaba comunistas�. Sibilina observaci�n que, fuera de omitir los desaf�os de toda una �poca (1945-70), extiende certificados de autenticidad revolucionaria siempre y cuando se fije posici�n frente al magnicidio de Coyoac�n (1940).
La generaci�n Twitter, agradecida. �Qu� lata! La historia... Las potencialidades de esta segunda fase de la revoluci�n egipcia son vistas sin el �lastre� de la primera (1953-70), y el legado de Nasser desaparece en los �an�lisis� que asocian la rebeli�n con �el poder� de las nuevas tecnolog�as de comunicaci�n.
�La conciencia de los pueblos �rabes empez� con Internet? Las agencias noticiosas imaginan que la insurrecci�n en curso no va contra Washington, sino contra el feo de Mubarak, quien por lo visto, si no muere antes, se ir� cuando Washington, y no �la multitud�, lo decida. O quiz� lo sustituya el torturador Suleiman. Lo importante es hablar de �democracia�, y no de �imperialismo�, en el pa�s que desde hace 30 a�os representa sus intereses.
Tampoco hay dudas de que la fuerza motriz de los ��ya basta!� y los ��vete ya!�, se crecen cuando los de arriba no pueden, y los de abajo no quieren. Mas de ah� a suponer que sin conducci�n sus energ�as despedir�n vapor en forma continuada, es igual a creer en el movimiento perpetuo. Las insurrecciones abundan, las revoluciones escasean.
�En contra de�, �junto con� (mas nunca �sin�), las grandes rebeliones populares siempre han tenido que v�rselas con los ej�rcitos constituidos. Y as�, cuando frente a las movilizaciones, actos guerrilleros y huelgas que estallaron luego de la derrota militar de Egipto en la primera de las guerras de Israel (1948), un grupo de militares liderado por Mohamed Neguib y Nasser (�oficiales libres�), admiti� que hab�an ido al frente con armas inservibles suministradas por los ingleses.
La marea revolucionaria lleg� a su punto culminante en enero de 1952: huelga general, obreros y estudiantes enfrentados en las calles contra militares leales, bandas fascistas pagadas por terratenientes, y fan�ticos religiosos. Reacci�n o revoluci�n. En su libro Filosof�a de la revoluci�n, Nasser plante� que Egipto pod�a volver a existir, y reconoci� que la batalla principal no estaba en Palestina, sino junto a su pueblo.
La monarqu�a cay� el 23 de julio de 1952. La rep�blica fue proclamada y en julio de 1953 Nasser se sacudi� del sector derechista de los �oficiales libres�, representados por Neguib y apoyados por la retr�grada Hermandad Musulmana. Un a�o despu�s, orden� la evacuaci�n de las tropas inglesas que ocupaban la zona del canal.
El boicot econ�mico de Gran Breta�a y Estados Unidos para que el gobierno egipcio no construyese en el Nilo la gigantesca represa de Asu�n, llev� a la nacionalizaci�n del Canal de Suez. Para impedirlo, Israel se ali� con Francia y Gran Breta�a (1956). Nasser derrot� la agresi�n colonial, pero Israel ocup� parte de la pen�nsula del Sina�.
En el flamante Movimiento de los Pa�ses No Alineados (Bandung, 1955), la victoria de Nasser sobre el sionismo lo proyect� como l�der indiscutido del mundo �rabe. El Cairo se convirti� en la meca de los revolucionarios del Medio Oriente y �frica. Nasser respald� la lucha de los argelinos, y salud� la independencia de T�nez, Sud�n y Marruecos (1956).
La revoluci�n egipcia peg� un salto de calidad. Las izquierdas (que por su oposici�n a la revoluci�n circulaban en la clandestinidad) concluyeron que Nasser era algo m�s que un �nacionalista burgu�s�. El concepto de �no alineaci�n� frente a las grandes potencias, bien pod�a contribuir a superar las premisas fosilizadas del marxismo occidental.
En mayo de 1962, en el Congreso Nacional, Nasser ley� la famosa Carta de Acci�n Nacional. El punto sexto de la carta trat� acerca de �De la inevitabilidad de la soluci�n socialista�. Pero cinco a�os despu�s, Israel se convirti� en el pe�n favorito de Estados Unidos. Los sionistas volvieron a ocupar el Sina�. Nasser orden� hundir varios barcos en el Canal de Suez, y la estrat�gica v�a qued� inutilizada hasta su reapertura en 1975.
La inesperada muerte de Nasser (1970) represent� un golpe demoledor para la revoluci�n egipcia. El vicepresidente Anuar Sadat lo sucedi� en el cargo, y torci� el rumbo del proceso. En los Acuerdos de Campo David (1979) Sadat se subordin� a Israel y Washington en Medio Oriente.
No la sac� gratis. Acusado de �traidor� y �lacayo sionista�, Sadat fue asesinado en 1981 por la Hermandad Musulmana. Y el s�trapa Mubarak, jefe de la polic�a, se alz� con el poder.
� La Jornada. 2011-2-9