«Estoy muy disgustada con lo ocurrido», declaró ayer a este diario la diputada de Cultura, María Jesús Aranburu, en relación a la noticia que publicó ayer «El Diario Vasco», y en la que se aseguraba que el Gobierno de Lakua y la Diputación de Gipuzkoa habrían ofrecido a la familia Chillida «alrededor de ochenta millones de euros» por la compra del museo Chillida-Leku. Una información que Aranburu admitió ser «verdad». Su publicación, sin embargo, la «pilló por sorpresa», ya que «poco o nada tiene que ver con la discreción que las partes hemos reclamado durante todo el proceso de negociación y que tan necesaria es para que ésto fructifique».

En ese sentido, recordó que llegar a un acuerdo «es muy complicado» y que hechos como éste «sólo dificultan aún más el camino. No sólo hay que hablar de dinero, pero parece que al final sólo interesa la cifra».

Las conversaciones entre las instituciones y la familia se están desarrollando mediante intermediarios, y las sospechas sobre quién ha podido hablar, se multiplican, a pesar de que el nombre de Luis Chillida ya se menciona en el texto.

¿A punto de lograr el acuerdo?

Según la publicación, la adquisición del museo con todas las obras que contiene se efectuaría a cambio de «unos ochenta millones de euros», aunque quedarían fuera las obras pertenecientes a la colección privada de la familia.

A pesar de que Luis Chillida, hijo del escultor, no habla de una cifra concreta, considera que la tasación realizada por Lakua representa «la mitad de lo que valen las obras en el mercado». Para él, lo importante es ver «qué condiciones» se van a establecer y «qué control» va a tener la familia.

En ese contexto, subraya que «la principal dificultad a la hora de alcanzar un acuerdo no estriba en torno a la cifra, sino en las condiciones en las que se fijaría la continuidad del museo. Siempre hemos sabido que hay que alcanzar un equilibrio entre las condiciones en las que vendes y el control que quieres tener. Y eso es un poco en lo que estamos», añade.

La gestión es otro de los aspectos a acordar, puesto que la familia del artista donostiarra no quiere que en el museo «se desarrollen actividades que vayan en detrimento» de la obra de Chillida. Para el ex director del museo, las negociaciones «tropiezan», precisamente, en este punto, es decir, en cómo se llevaría a cabo su gestión.

En cuanto a la posibilidad de que se alcance un acuerdo, Luis Chillida asegura que «estamos cerca de lograrlo» o, en todo caso, «más cerca de cuando empezamos a hablar del tema».