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Tres meses de sprint para el Parlamento navarro más complejo

El tablero electoral en Nafarroa se presenta con más incógnitas que nunca. A tres meses de las elecciones, la fractura en la derecha navarra, la desafección interna y externa en el PSN, el afán de la izquierda abertzale de recuperar el voto legal y las inéditas coaliciones IUN-Batzarre y Aralar-PNV dan pie a todo tipo de quinielas.

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Ramón SOLA

Los comicios del 22 de mayo al Parlamento de Nafarroa llegan marcados, además, por lo que pudo ser y no fue. La decisión de Aralar, PNV y el grupo de Uxue Barkos de vetar a la izquierda abertzale ha impedido una clarificación de este tablero, ya que probablemente habrían acelerado también los movimientos de fusión entre los partidos de la derecha. Pero tras frustrarse esa opción histórica, lo que imperará será la disgregación, que incluso podría dar pie a un Parlamento con siete u ocho opciones, algo desconocido desde 1987.

La disminuida Nafarroa Bai y el agitado PSN han abierto la carrera aprobando sus listas al Parlamento. Pero por el momento son muchas más las incógnitas que las certezas, comenzando por el fraccionado ámbito de la derecha navarra.

UPN versus PP; CDN, la pieza a cobrar

UPN está librando una intensa guerra de nervios con el PP. Nadie quiere desvelar sus cartas al rival, a sabiendas de que la pelea por una misma bolsa de votos va a resultar encarnizada. Quien peor lo tiene para conformar las planchas es Yolanda Barcina, que cuenta con mucho más para elegir, pero tiene menos dominio del aparato del partido. Por el momento, la aspirante a la sucesión del «faraón» Miguel Sanz (quince años seguidos en el cargo y 20 casi ininterrumpidos en el Gobierno) ha decidido dejarse ver en todas las localidades navarras, con la campaña denominada Y272, en alusión al número de municipios que ha visitado o visitará. Sin embargo, con ello, indirectamente, manifiesta su mayor debilidad: para muchos miembros del partido sigue siendo una advenediza que no se estableció en Nafarroa defini- tivamente hasta que tenía 31 años y que comenzó su carrera política sin carné de UPN, como independiente.

De hecho, Barcina fue recibida con gran frialdad cuando fue nombrada sucesora de Sanz en la Presidencia del partido, aunque nadie duda de su tirón electoral. Estas reticencias internas han aumentado además tras designar como «alcaldable» en Iruñea a Enrique Maya, un técnico con muy poco perfil político, relegando así a otros hombres y mujeres fuertes del partido.

UPN respira mucho más tranquilo después de la decisión de Aralar y PNV, que le garantiza el liderazgo electoral salvo sorpresa enorme, pero sigue temiendo que el PP le pegue un buen mordisco. Barcina ha intentado tapar ese flanco, pero cada movimiento en esa dirección ha suscitado a su vez recelos de quienes consideran que es demasiado cercana al PP, impresión que aumentó sus discrepancias puntuales con su mentor Sanz. Ambos cuidan últimamente la imagen para evitar esa dispersión. En el último Día del Partido aparecieron cantando juntos.

El PP empieza de nuevo en Nafarroa -tras casi dos décadas bajo el paraguas de UPN- con una expectativa de alrededor de cinco escaños, subido en la ola estatal que puede llevar a Mariano Rajoy a La Moncloa y con el campo base que ofrece la siempre amplia presencia española en Nafarroa vía Opus Dei (Universidad, Clínica Universitaria...). Dispone además de un candidato hábil para los debates de campaña, Santiago Cervera, con el plus de conocer los puntos flacos de UPN y los entresijos de un Gobierno navarro del que llegó a ser portavoz. UPN sabe además que la dirección del PP desembarcara en Nafarroa en la campaña, con Mariano Rajoy al frente, y probablemente también Dolores de Cospedal y Esperanza Aguirre si sus problemas de salud se lo permiten. Y que todo ello podría reducir su presencia hasta los diecisete escaños de 1995 o incluso menos (en 1987, antes de la fusión, tenía catorce).

Esa pelea se cobrará una pieza segura: CDN. El partido que fundara Juan Cruz Alli en 1995 se debate entre buscar un final seguro pero digno en las urnas o sobrevivir con un acuerdo electoral con alguna de las otras dos fuerzas. UPN lo descarta totalmente, y prefiere engullirlo el 22-M. El PP se muestra más abierto. Por ahora, CDN ha hecho lo lógico: elegir como candidato a su líder, José Andrés Burguete, y dejar puertas abiertas.

PSN versus IUN-Batzarre

El PSN llega a los comicios en una situación peor incluso que la que se podía vaticinar en verano de 2007, cuando sufrió algunas renuncias tras el veto del PSOE a formar un gobierno alternativo con Nafarroa Bai e IUN. Todo el mundo preveía un desmarque paulatino de UPN durante la legislatura, pero esto no sólo no ha ocurrido, sino que la dirección encarnada por Roberto Jiménez -secre- tario general y candidato- y por José Luis Izco -cuestionado secretario de Organización al que se ha decidido relegar al último puesto de la lista- entra en la curva acelerando.

La dirección ha vetado tres listas municipales con el consiguiente escándalo. El caso de Zizur Nagusia ha derivado en la dimisión de tres ediles y va camino de los tribunales, y en el de Atarrabia José Luis Uriz -expulsado del PSOE por dedicar el chupinazo de fiestas a Arnaldo Otegi- se ha proclamado portavoz del partido en la localidad. Además de la lista al Parlamento, han desaparecido las escasas voces semicríticas con la dirección: Amanda Acedo y María Gracia Iri- barren. El mensaje que el PSN lanza con todo ello es que su entente histórica con UPN se mantendrá y que aspira, por tanto, a intentar pescar en el mismo espacio de voto que la derecha, pese a lo cual Roberto Jiménez ya está haciendo campaña propagandística con el concepto de «cambio» tan manido y manipulado en Nafarroa.

Con estas premisas y Zapatero de capa caída, parece difícil que el PSN sostenga su tradicional cosecha de once-doce parlamentarios a la que cayó tras los escándalos de Gabriel Urralburu a mediados de los años 90. La mayor beneficiada puede ser la nueva coalición IUN-Batzarre, que concurrirá a las elecciones bajo la marca Izquierda-Ezkerra y con José Miguel Nuin, líder de IUN, como cabeza de lista. Tiene algunas bazas a favor: además del bajón del PSN, tratará de explotar el malestar por las medidas antisociales tomadas ante la crisis económica (Batzarre se sumó a la huelga del pasado 27 de enero, aunque IUN no lo hizo). Y sobre todo tratará de sacar réditos del concepto de «suma» que lleva implícito toda coalición.

Históricamente, IUN ha tenido notables vaivenes en su presencia parlamentaria (han coincidido básicamente con la pujanza o no de la izquierda abertzale), mientras que Batzarre sólo ha logrado llegar al Parlamento a través de su integración en otras opciones: EH en 1998 y NaBai en 2007.

Aralar-PNV versus unidad abertzale

La mayor incógnita, con todo, estriba en el espacio abertzale, donde se producirá un doble realineamiento totalmente nuevo. EA fue una escisión del PNV y Aralar nació del seno de la izquierda abertzale, pero la toma de posición ante un nuevo ciclo político ha hecho que sus destinos se crucen, de modo que Aralar irá a las urnas con el PNV y con el grupo de «independientes» afín que lidera Uxue Barkos, mientras que EA apuesta por una candidatura basada en la unidad abertzale, un mensaje coincidente con el de la izquierda abertzale.

A la espera de lo que ocurra con Sortu en los tribunales españoles, una amplísima representación de la izquierda abertzale saludaba el sábado «la intención hecha pública por EA de promover una oferta electoral basada en una suma de fuerzas incluyente de sectores abertzales y progresistas. Tanto EA como todos los demás abertzales y progresistas interesados en que el proceso por el cambio político y social llegue a buen puerto pueden contar con nuestra colaboración honesta y desinteresada».

EA ha puesto en marcha su maquinaria electoral para la cita de mayo, en la que la opción más sólida para liderar la lista es la de Maiorga Ramírez. Tras ser arrojado fuera de NaBai, cuenta con la base de un volumen de afiliación superior a la de sus ex socios de Aralar y PNV, a cuyos desencantados tenderá la mano también. EA siempre tuvo entre dos y cuatro parlamentarios, mientras que el PNV no ha logrado representación con lista propia del partido desde 1983.

La historia de las elecciones al Parlamento navarro muestra que los abertzales han contado con una horquilla tradicional de diez-trece escaños en Nafarroa, por la que las opciones citadas tendrán que competir, contra su deseo, con la Nafarroa Bai reducida a Aralar, PNV e independientes.

Su cabeza de lista será de nuevo Patxi Zabaleta, que rivalizará esta vez con caras más jóvenes y nuevas en estas lides (Roberto Jiménez y Maiorga Ramírez no han cumplido aún 40 años; Nuin tiene 42, Cervera 45 y Barcina 50). Su estrategia consistirá paradójicamente en acercarse a aquellos con quien no quisieron confluir: el mismo Zabaleta dijo ayer en ETB que «las coincidencias con Sortu son cada vez mayores» y que EA «no es nuestro rival».

 

 

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