Raimundo Fitero
Un Calatrava
El santo Raimundo de Fitero es conocido también como san Raimundo de Calatrava. Por lo tanto cualquier cosa con el apellido Calatrava me concierne. Desde los Hermanos Calatrava, unos cantantes paródicos con los que me reí hasta el desternille en mi juventud, hasta la misma Orden de Calatrava. Todo me interesa, el cine Calatrava, el vino Calatrava, el campo de Calatrava, todo, absolutamente todo, menos el arquitecto estrella, Santiago Calatrava al que sufrimos en Bilbao, con un puente imposible que cuesta cada año una millonada para repararlo y conseguir unas baldosas que no provoquen accidentes constantes a sus usuarios, pero también con el aeropuerto de Loiu, la famosa gaviota que está ideada para un punto geográfico con temperaturas tropicales en invierno, que ha provocado fuertes constipados e incomodidades a todos los usuarios, y que ahora se ha reparado, pero con la dirección del mismo sujeto.
Si uno recuerda, este artista fue abucheado no hace tanto en Venecia, ha tenido problema de toda índole en muchos lugares del planeta, pero lo más curioso es que en los últimos meses, no hay pufo de marcada sospecha de corrupción de los mandatarios del PP, en el que no aparezca su nombre cobrando cantidades, siempre millonarias, concedidas a dedo, y en muchas de las ocasiones sin haberse construido nada de lo que se había proyectado. Dijéramos, que a la vista de lo que va saliendo en Mallorca, en Valencia, en Torrevieja, es el arquitecto de la sospecha, el megalómano que ha hecho construcciones absolutamente imposibles de sostener, más los proyectos que no se han levantado, pero que él ha cobrado ya, como son las famosas torres de Valencia que se pararon porque su altura provocaba problemas en la navegación aérea del cercano aeropuerto de Manises, es una parte fundamental de las tramas.
Es decir que probablemente será un arquitecto de leyenda, que sus aportaciones pueden haber creado escuela, pero lo que queda claro es que es un magnate, un arramblador de proyectos, concesiones, a dedo principalmente, que lo dejan en muy mal lugar, además de que sus usuarios sabemos que no piensa en la utilidad de sus edificios o puentes, sino en su lucimiento. Estaremos atentos a la tele para ver su travesía por los tribunales.