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Maite SOROA | msoroa@gara.net

El GAL como fenómeno climático

El coscorrón que se dieron algunos al caer del caballo fue tan gordo que llevan años balbuceando imprecaciones contra sus propios convecinos, que por no haberse dado tamaña costalada, siguen pensando más o menos como antes. Son las cosas que tiene la metamorfosis inducida por el traumatismo craneoencefálico.

Le pasó a Jon Juaristi -como leímos ayer- y también a Eduardo Uriarte.

Teo Uriarte, ayer en «El País», se refería a un estudio sociológico del Gobierno de Lakua y lamentaba que «la culta y solidaria Euskadi, con más ONG filantrópicas que tabernas y más donantes de órganos del mundo, tiene una juventud que rechazaría tanto tener un vecino de ETA como a un acosado por ésta». A partir de ese supuesto dato, Uriarte repartía culpas como quien reparte bendiciones: «en una sociedad sin este tipo de valores tan inhumanos, donde derechos de las víctimas y victimarios se invierten, y la piedad por el perseguido desaparece, difícilmente hubiera sobrevivido el terrorismo». De mirar a las razones profundas de lo que aquí ha pasado y está pasando, ni pío.

Pero Teo subía el tono de sus apreciaciones y desnudaba parte de su pensamiento real: «Ya conocen ustedes las reticencias del nacionalismo en general en llevar a las escuelas el plan para la convivencia y la palabra de las víctimas del terrorismo, y su constante presión para amalgamar el mensaje de éstas con el de otras, por dignas de solidaridad que sean, producidas por otros fenómenos como el GAL, con el fin de apagar su discurso». O sea que el GAL fue «un fenómeno», como el granizo o la lluvia. Bien está conocer la opinión de Uriarte.

Pero lo que de verdad le angustia a este «fenómeno» del periodismo es la posibilidad de que la izquierda abertzale pueda confrontar ideas en igualdad de condiciones. Lo demás son zarandajas: «El momento es crucial (...) Pero si la respuesta va por la tangente tras ponerse de perfil, como lo bueno que sería recibir a Sortu porque los jueces la habrían legalizado, o que no se va a poner en peligro la paz por mantener un pacto de gobierno, se está no sólo sugiriendo una consideración favorable del asunto sino que se evita un discurso con mínimo mensaje explícito». Habla claro.

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