Una masiva manifestación ocupó ayer el centro de Sana'a, la capital yemení, para reclamar la salida del presidente, Alí Abdalá Saleh, quien destituyó a los gobernadores de cinco provincias y ahora acusa a Israel y a Estados Unidos de «orquestar» las revueltas populares árabes. «El pueblo quiere la caída del régimen, el pueblo quiere que se vaya Ali Abdallah Saleh», gritaban los manifestantes. Aunque no hubo recuento oficial, la agencia France Presse indicó que fueron decenas de miles las personas que se reunieron en las tres calles que llevan a la Universidad, epicentro de las protestas.

El presidente, cuya renuncia es exigida por multitudinarias manifestaciones desde el 27 de enero, acusó a Israel y Estados Unidos de «orquestar» la revuelta árabe, en declaraciones publicadas este martes por la prensa local. Los acontecimientos que agitan el mundo árabe «desde Túnez hasta el sultanato de Omán (...) son una tempestad orquestada desde Tel Aviv, bajo la supervisión de Washington», afirmó el jefe del Estado, en el poder desde hace 32 años. El Gobierno de EEUU negó ayer la hipótesis de «conspiración externa» y aseguró -a través del portavoz del Departamento de Estado, P.J. Crowley- que Saleh «sabe mejor que nadie» que esa acusación es falsa y que debe responder a la demanda popular.

Saleh agregó que las protestas en Yemen «no son más que un intento de imitar» las insurrecciones en otros países árabes, y dijo que «Yemen no es Túnez ni Egipto, y el pueblo yemení es diferente».

El jefe de Estado yemení, aliado clave de Estados Unidos en la lucha contra Al-Qaeda, afronta una movilización creciente, que reúne ahora a organizaciones de la oposición y a las tribus, cuya influencia es determinante en ese país pobre de la Península Arábiga.

Según Amnistía Internacional, por lo menos 27 personas han muerto en las manifestaciones.

El influyente predicador Abdel Majid Zendani, a quien Estados Unidos acusa de apoyar el «terrorismo», se dirigió a la muchedumbre y dijo que «apoya la reivindicación de los jóvenes».

Varios dirigentes de la oposición, que había llamado ayer a una «Jornada de la ira» contra el régimen, participaron en la manifestación, así como representantes de las tribus.

En Seyún, en la provincia meridional del Hadramut, tres personas resultaron heridas -dos de ellas de bala- durante la intervención de las fuerzas de seguridad para dispersar una manifestación de estudiantes de Bachillerato pidiendo la salida del gobernante, explicaron fuentes médicas.