
Acribillan a otro dirigente opuesto a la ley antiblasfemia en Pakist�n
El ministro paquistan� de Minor�as Religiosas, el cristiano Shahbaz Bhatti, muri� tiroteado en Islamabad en un atentado que la Polic�a imputa a Al-Qaeda y a los talibanes paquistan�es. Militante por la supresi�n de la pena de muerte por blasfemia, Bhatti ha corrido la misma suerte que el gobernador del Punjab acribillado hace dos meses por uno de sus guardaespaldas.
GARA |
Tres o cuatro hombres armados a bordo de un autom�vil blanco dispararon contra el veh�culo de Shahbaz Bhatti en un barrio exclusivo de la capital, Islamabad, cuando sal�a de casa de su madre, inform� AFP. Seg�n una fuente policial citada por Efe, Bhatti recibi� veinte balazos y sucumbi� a sus heridas.
La Polic�a anunci� el hallazgo de una carta-reivindicaci�n en el lugar del ataque en nombre de Al-Qaeda y de la facci�n punjab� de los talibanes paquistan�es y asegur� que el ministro de Minor�as Religiosas, el �nico cristiano del Gabinete, hab�a pedido a su escolta habitual que le esperara en su despacho y no fuera a buscarle a la vivienda de su familia.
Un desenlace anunciado
Esta muerte tiene lugar en plena controversia en el pa�s musulman en torno a la enmienda de una ley que prev� la pena de muerte por blasfemia y dos meses despu�s de la muerte en atentado de un gobernador que asumi� la defensa de una cristiana condenada a la pena capital por haber insultado al profeta Mahoma.
El atentado mortal contra Bhatti ha provocado una cadena de reacciones de condena y de exigencia de promover esa reforma en Occidente, desde la ONU hasta la Uni�n Europea pasando por el Vaticano.
El 4 de enero, Salman Taseer, gobernador del Punjab, la provincia m�s poblada del pa�s, muri� tiroteado delante de un complejo comercial de la capital paquistan� por un polic�a del comando de �lite encargado de su protecci�n.
El autor del atentado, que invoc� el hecho de que Taseer defend�a a Asia Bibi, la cristiana condenada por blasfemia, y que se hab�a convertido en el valedor de la reforma legal, se ha convertido en un h�roe a ojos de gran parte de la poblaci�n. Desde entonces, las manifestaciones de apoyo al polic�a y hostiles a la modificaci�n de la ley son cada vez m�s frecuentes.
Shahbaz Bhatti, quien era a su vez uno de los m�s decididos defensores de la reforma y multiplicaba sus denuncias sobre las violencias e intimidaciones de que es objeto la minor�a cristiana, hab�a declarado a la BBC, que recib�a m�ltiples amenazas, pero que no conseguir�an intimidarle.
Tras la muerte del gobernador punjab�, tanto Bhatti como la ex ministra de Informaci�n Sherry Rehman -que extrem� desde entonces las medidas de seguridad-, todos ellos del gobernante Partido Popular Paquistan� (PPP), quedaron al frente de la cara visible del liberalismo paquistan�. �S� que puedo ser asesinado si sigo presionando, pero no tengo miedo�, hab�a manifestado Bhatti a la agencia Efe despu�s de la muerte de Salman Taseer, y aunque su Ejecutivo cedi� a la presi�n islamista, el ministro cristiano reiter� su voluntad de reformar el C�digo Penal.
Los cristianos representan menos del 2% de los 170 millones de habitantes censados en Pakist�n. Son mayoritariamente pobres y perseguidos.
La ley antiblasfemia establece la pena de muerte para quienes insulten al Islam. Seg�n Bhatti y los sectores m�s liberales y defensores de los derechos humanos, esta norma ha sido utilizada para perseguir a las minor�as religiosas.
El Gobierno paquistan� ha dado marcha atr�s en su proyecto de enmendar la ley sobre la blasfemia. Las presiones occidentales e incluso estos atentados pueden poco frente a la opini�n de la mayor�a de la poblaci�n musulmana, rigorista hasta el extremo.
El Ejecutivo, debilitado por una corrupci�n rampante, una crisis econ�mica sin precedentes y una oleada de atentados suicidas del movimiento talib�n, es incapaz de sacar del espacio p�blico a los imames y a los dirigentes de partidos islamistas rigoristas que no dejan de llamar abiertamente a matar a los que defienden tal reforma.
El r�gimen aparece atado, por un lado, a las exigencias de Washington en su �guerra al terror� -exigencias relacionadas con sus contrapartidas econ�micas- y, por otro, a una calle a punto de estallar.
Tras la muerte del gobernador del Punjab ya se apuntaba la marcha atr�s del Ejecutivo, que habr�a dejado solo y a su suerte a su ministro de Minor�as Religiosas en la defensa de la derogaci�n de la pena de muerte por blasfemia. �sta no ha sido aplicada oficialmente desde 1986, aunque ONG denuncian que decenas de paquistan�es han muerto apaleados en prisi�n o linchados en las calles acusados de ese �delito�.
Los defensores de la derogaci�n de la pena de muerte est�n ya convencidos de que el Gobierno proseguir� con su marcha atr�s. Le reprochan no enfrentarse abiertamente a la presi�n de los sectores m�s rigoristas del Islam pol�tico. �Condenar� durante unos d�as el atentado y luego lo olvidar�, como hizo con Taseer�, aseguran. GARA