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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Lo mezclan todo para justificarse

Tras la última incursión de la Guardia Civil en Euskal Herria, los comentaristas del régimen se lanzaron sobre los teclados para aplaudir a la Benemérita hasta que las palmas echaran humo y, de paso, insistir en que nos hallamos ante la prueba del algodón para Sortu. Para eso les pagan.

De entre todas las referencias de la prensa de ayer, merece una mirada especial la columna de Pilar Cernuda en «Diario de Navarra».

Según Cernuda, «dice ETA que está en tregua y afortunadamente no la cree nadie». Pues que venga a esta tierra y pregunte a la gente. Los suyos incluidos.

Cernuda, veterana en estas lides de palmera de los del tricornio, se explicaba: «aunque todavía no se puede esclarecer cuáles eran los atentados cometidos por ellos, pronto sabremos de qué acusarles. Piensa la guardia civil que son autores de la mayoría de los delitos cometidos en Vizcaya y provincias limítrofes en los últimos años; ellos mismos explicarán cuáles son exactamente, no son precisamente valientes en la hora de los interrogatorios, cantan la traviata como se dice vulgarmente. Pero luego, para justificar su cobardía, acusan a los guardias o a los policías de haberlos sometidos a torturas». Que pregunte a los jueces que sentenciaron sobre el reciente caso de Portu y Sarasola. ¿También son aquellos conniventes con ETA?

Pero lo que le interesa de verdad es que «esta operación antiterrorista, de más envergadura de lo que pensaban quienes la coordinaron, se produce en plena polémica sobre el futuro de Sortu». Ahí está la clave.

Pero para que vean a qué grado de descomposición intelectual arrastra el seguir consignas de la oficina siniestra a pies juntillas, Cernuda va y escribe lo que sigue: «lo que preocupa a las fuerzas de seguridad es que Batasuna, y por tanto ETA, se saquen de la manga un plan B o C que les permita alcanzar su objetivo de presentarse al 22-M. Por eso es tan importante que se desmantele, bien surtido de explosivos, un comando etarra en el País Vasco». Ya me explicará qué importancia tiene un depósito de explosivos para la ilegalización de un partido. ¡Qué democracia más rarita es la española! A mí todo esto me huele a chamusquina.

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