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La OTAN duda ante la dificultad de intervenir militarmente en Libia

La OTAN duda sobre la conveniencia de intervenir militarmente en Libia debido a las dificultades del operativo y a la posibilidad de que provocase una furibunda reacción antioccidental en los países árabes. Turquía, socio de la OTAN, se opone al despliegue, y Rusia alerta de las intenciones de ampliar la zona de influencia de la Alianza. Sin embargo, los buques de guerra de países miembros de la OTAN continúan acercándose a las aguas libias.

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GARA | BRUSELAS

La opción de una intervención militar de la OTAN en Libia provoca profundas divisiones debido al temor de una reacción en el mundo árabe, las reticencias en el seno de la Alianza a ampliar su zona de influencia y la complejidad de la operación.

Esta situación se pudo confirmar durante la reunión organizada ayer en Bruselas entre los embajadores de los 28 estados de la Alianza, mientras el coronel Muamar Al-Gadafi impulsaba la contraofensiva frente a los opositores y alertó del riesgo de que se produzcan miles de muertos si se registra una intervención occidental. Pese a ello, continuaron los movimientos de buques de guerra occidentales hacia Libia.

«Hemos compartido nuestras reticencias», declaró en París el nuevo ministro francés de Exteriores, Alain Juppé. «En cambio, se puede seguir planificando una zona de exclusión aérea con la condición de que únicamente se active con una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU», añadió.

El secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates, sin embargo, se mostró más cauteloso desde Washington, destacando que la creación de una zona de exclusión aérea requeriría atacar a Libia.

La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, añadió que «aún estamos lejos de la toma de la decisión» de instaurar la zona de exclusión aérea.

En cualquier caso, los representantes de la OTAN reunidos en Bruselas expresaron su «gran preocupación» ante el desarrollo de los acontecimientos en Libia, indicó una portavoz de la OTAN, Carmen Romero, a France Presse. «El secretario general, Anders Fogh Rasmussen, sigue consultando a los socios internacionales para estar preparados para ofrecer asistencia si nos la demandan», precisó.

«Pero no hay consenso en el seno de la OTAN para recurrir a la fuerza» en Libia e instaurar una zona de exclusión aérea, reconoció el martes Gates.

Varios estados, entre ellos el francés, temen que se produzca un incremento de las revueltas en la orilla sur del mar Mediterráneo. Una operación de la OTAN en Libia «podría hacer que las opiniones públicas y los pueblos árabes se levantasen contra la orilla del norte del Mediterráneo», advirtió Juppé.

Turquía, miembro de la OTAN, rechazó categóricamente el operativo. «¿Que la OTAN intervenga en Libia? Sería absurdo. La OTAN no tiene nada que hacer allí abajo», destacó el lunes el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan.

Moscú, que colabora con la OTAN, también se mostró crítico. «Los sucesos recientes dan un pretexto a la OTAN para intentar implantarse en esta región, con el argumento de querer pacificar la situación en el Norte de África», acusó el representante permanente de Rusia ante la Alianza Atlántica, Dimitri Rogozin.

La instauración de una zona de exclusión aérea requiere el despliegue de aviones de vigilancia tipo Awacs, cuya base está en Alemania. EEUU, Gran Bretaña y el Estado francés también disponen de esta tipo de aviones a título individual. En cualquier caso, la OTAN debería utilizar alguna de las bases estadounidenses en Italia, tal y como se produjo en 1992 para intervenir en Bosnia-Herzegovina, pero para ello sería preciso un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU.

La oposición libia, en cambio, llamó a la ONU autorizar los ataques aéreos extranjeros contra los mercenarios subsaharianos que actúan a favor de Gadafi, según declaró desde Bengasi Abdelhafez Ghoqa, portavoz del insurgente Consejo Nacional Libio.

Nueva aparición de Gadafi

El coronel Muamar Al-Gadafi, mientras, compareció de nuevo ayer en Trípoli para volver a destacar que no puede dimitir porque no ejerce ningún cargo y que su liderazgo es moral. Asimismo, pidió que la ONU y la OTAN investiguen lo sucedido en Libia y denunció que las movilizaciones contra su régimen han sido instigadas por Al-Qaeda y responden a una conspiración para colonizar el país y hacerse con su petróleo.

«En Libia hay una verdadera democracia en la que la autoridad está en poder de todos los libios y en la que, por tanto, no hay lugar para un presidente. Yo hice la Revolución en 1969, entregué el poder al pueblo y me quedé en mi jaima», declaró Gadafi en un acto que fue retransmitido por la televisión pública.

«Pedimos al mundo y pedimos a la ONU que envíen misiones de investigación para determinar dónde se produjeron las muertes, si se produjeron en las calles o frente a las comisarías de Policía y los cuarteles, si eran policías y soldados o sólo civiles», añadió Gadafi.

En este sentido, el portavoz de la Liga Libia de Derechos Humanos, Ali Zeidan, cifró, desde París, en 6.000 los muertos desde que comenzó la revuelta en el país norteafricano, de los que 3.000 se habrían registrado en Trípoli, 2.000 en Bengasi y los mil restantes en otras ciudades.

Zeidan indicó que esta balance, más sangriento que los que se han publicado hasta el momento, podría aumentar. «Estos son los datos que tenemos en estos momentos, pero podría haber más muertos», explicó.

Sobre el terreno, la situación no parece coincidir con las informaciones que señalan que Gadafi se encontraría rodeado en un búnker en Trípoli. Así, aviones progubernamentales lanzaron ayer dos misiles contra la ciudad de Brega, a 200 kilómetros al oeste de Bengasi y en manos de la oposición, sin que se registrasen víctimas, según informó France Presse, que añadió que durante la jornada de ayer en esta zona se registraron enfrentamientos entre partidarios de Gadafi y opositores

Liga árabe

La Liga Árabe confirmó ayer el aislamiento al que tiene sometido al régimen de Muamar Al-Gadafi, pero rechazó categóricamente la posibilidad de que pudiera producirse una intervención militar occidental.

quemar el libro verde

Cientos de libios quemaron ayer ejemplares del Libro Verde, el manifiesto político de Gadafi, en la ciudad de Bengasi, feudo de la insurgencia. «En estos 42 años nos han metido las erróneas ideas de Gadafi en la cabeza», dijo el empresario opositor Selim Al-Labidi.

parÍs insiste con la uPM

El nuevo ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, destacó que las revueltas árabes muestran que la Unión por el Mediterráneo (UPM), una iniciativa de Sarkozy para establecer lazos comerciales entre ambas orillas, es «más necesaria que nunca».

La frontera entre Túnez y Libia se convierte en una trampa para miles de refugiados

La situación que se vive en los campos de refugiados situados en las inmediaciones de Ra's Ajdir, en la frontera entre Túnez y Libia, sigue siendo extremadamente tensa. Según señalaron a GARA periodistas presentes en la zona, se estima en unas 6.000 personas diarias las que han cruzado de Libia a Túnez en los últimos días.

Tras conseguir cruzar la frontera, los refugiados son alojados en colegios de ciudades de la zona. Quienes han abandonado Libia no son ciudadanos de ese país, sino mayoritariamente trabajadores extranjeros, especialmente egipcios y bangladesíes. De hecho, se estima que unos 30.000 ciudadanos de Bangladesh se encuentran actualmente en Libia a la espera de cruzar a Túnez.

El vicario apostólico católico de Trípoli, Giovanni Innocenzo Martinelli, por su parte, declaró a la agencia vaticana Fides que unos 2.000 refugiados eritreos se encuentran bloqueados en Trípoli.

Muchos de los refugiados, especialmente los originarios de países como Mali, Nigeria, Eritrea o Bangladesh, han permanecido durante seis días atrapados en la tierra de nadie entre ambos países.

Con un megáfono en la mano, Mohammed Aslam trata de calmar a sus compatriotas bangladesíes. Tienen el rostro lleno de polvo, pero no cesan de empujar la valla con todas sus fuerzas, en un intento desesperado de dejar atrás el territorio libio.

«Trabajábamos para una compañía de construcción en Trípoli, pero todo el mundo se marchó y nos dejaron solos», explica Mohammed a France Presse.

«Queremos volver a Bangladesh, pero no sabemos nada de nuestro Gobierno», señala, desolado, junto al alambre de espino que le separa de Túnez.

En el lado tunecino, decenas de egipcios han conseguido cruzar, pero siguen mostrando su cólera. Están encerrados desde que huyeron de Libia. «¿Dónde está la Embajada egipcia?», gritan iracundos, rodeados de miles de refugiados igual de abandonados y los cada vez más abundantes residuos.

Los testimonios recogidos por este diario destacan que la asistencia de Acnur tardó en distribuirse y que era extremadamente escasa.

Junto a ello, los campos de refugiados se caracterizan por su masificación. El Ejército intervino para disolver a los grupos empleando disparos y golpes. Ante la incapacidad de las autoridades tunecinas para controlar el flujo migratorio en la frontera, optaron por entregar palos a jóvenes del lugar para que a limpio golpe intentasen «poner orden en el paso».

El martes, llegaron a Ra's Ajdir fuerzas especiales tunecinas que lograron establecer una mínima organización en la frontera.

El Estado español anunció que pondrá a disposición de los refugiados egipcios un avión militar para transportarlos desde Túnez hasta su país de origen. Martxelo DÍAZ

baltasar garzón

El ex juez de la Audiencia Nacional española Baltasar Garzón asesorará en La Haya al Tribunal Penal Internacional en la investigación sobre los sucesos de Libia y el eventual procesamiento de Muamar Al-Gadafi, según indicó el fiscal Luis Moreno.

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