Por primera vez en sus 113 años de historia, el Athletic saltó al césped sin jugadores vizcainos en el once. Un hecho histórico que da pena –por mucho que, como dice el propio himno, el equipo rojiblanco sea «Euskal Herriaren erakusgarria»–, pero sobre todo da qué pensar. Porque Bizkaia no es precisamente el herrialde menos poblado de nuestro país, ni el que menos fichas tiene en las categorías inferiores del fútbol, así que la demografía no vale para explicar por qué no hubo vizcainos en el once, sólo tres viajaron a Zaragoza en una expedición de  18 y apenas lo sea un tercio de la plantilla. Habrá que fijarse en cuestiones sociológicas y, también, tirar de autocrítica para entender por qué la presencia vizcaina es tan escasa, y no sólo en lo que al primer equipo se refiere.

Y, ya puestos, preguntarse por qué menos de la mitad de los jugadores que saltaron ayer al césped se han formado en Lezama. O por qué la filosofía se estira a veces hasta el límite, por decirlo de manera amable. Menos llamativo, quizá, que un dato histórico como el de ayer, pero bastante más triste.