Del resultado del derbi del Bilbao Arena, se puede decir que Lagun Aro GBC es el ganador moral que se ha ido con cara de tonto -yo desde luego, lo tendría, aparte de un enorme cabreo- y que les hace quedarse en terreno de nadie, de modo que será difícil motivarlos de aquí al final de la liga. El Bizkaia Bilbao Basket, que es el ganador efectivo, habrá suspirado aliviado al final.

A partir del tercer cuarto, el arbitraje ha mediatizado el partido, pero hasta entonces se ha visto un derbi de gran calidad. A priori, podríamos decir que Bizkaia Bilbao Basket debiera haber vencido de forma más clara, y más visto cómo ha empezado. Lagun Aro GBC se ha visto muy incómodo, han perdido muchos balones, sobre todo Alfonso Sánchez, y han concedido infinidad de canastas fáciles, tanto ante Banic como ante Jackson. Pero los de Laso se han agarrado al partido, y entre que los tiros de Lorbek y Baron han empezado a entrar y Salgado ha hecho funcionar al equipo, han recortado su desventaja hasta ponerse por encima. También cabe destacar el trabajo de Miralles, aunque a la hora de la verdad se ha achantado con varios tiros libres que ha fallado porque se le ha encogido el brazo.

Por parte de Bilbao Basket, tiene una plantilla muy larga y se puede permitir el rotar mucho para defender duro en todo momento y llegar a los momentos clave con sus jugadores con pocas faltas. Pero en el derbi, sobre todo en el segundo y tercer cuarto, perdieron los papeles, y no aparecía ningún referente claro. Por ejemplo, si no es por el partidazo de Banic, que ha mostrado una vez más veteranía y saber hacer, como cuando le ha sacado la quinta a Doblas en una falta muy dudosa... Los exteriores vuelven a ser los que más aportan, sobre todo Jackson, aunque durante muchos minutos Salgado ha estado impresionante.

Hasta que el arbitraje ha tomado protagonismo, se han visto detalles tácticos muy interesantes, como por ejemplo el poner a Warren en el poste bajo, o una zona 1-2-2 de Lagun Aro GBC. Cuando ha cambiado el criterio arbitral se ha enturbiado todo, y es una pena; los tres árbitros se ponen para sumar y, ante todo, poner los límites al principio de cada partido y dar fluidez al juego. Pero en la ACB se ve mucho desequilibrio en los arbitrajes, porque se permite más o menos según quién pite.