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Los rojillos vuelven a ganar fuera de casa

Se rompe una espera de 400 días

La escuadra navarra llevaba nada menos que 21 salidas consecutivas sin vencer -sumaba dos empates en ellas-, una pesada carga que no vaticinaba nada bueno. Paradójicamente, un estadio poco propicio como La Rosaleda, acabó con el mal fario para los de Mendilibar.

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MÁLAGA 0

OSASUNA 1

Natxo MATXIN

No iba a durar siempre la mala racha, pero tampoco es casualidad que una nueva victoria foránea 399 días después venga con una sensible mejora en la imagen. Parcial, de acuerdo, porque Osasuna también sufrió. Y mucho, en los inicios de ambas partes, pero no es menos cierto que al equipo se le vio con otra chispa, con ganas de agradar a su técnico cumpliendo las consignas de Mendilibar.

Queda mucho camino por recorrer y otros tantos nervios que padecer de aquí al final de la competición, pero este triunfo en el descuento frente a un rival directo puede ayudar considerablemente a elevar la moral de la tropa. Los rojillos ya saben que, aunque no sea una verdad matemática, jugando de este modo tienen muchas opciones de salir airosos en sus visitas.

No cabe duda de que el sistema de Mendilibar tiene importantes riesgos, pero éstos serán cada vez menores a medida que sus pupilos comiencen a cogerle el tranquillo a una disposición táctica valiente y en la que -volvió a demostrarse- los lances de estrategia son parte importante del entramado que diseña el técnico osasunista.

A diferencia de lo ocurrido hace una semana en el Ciutat de Valencia, la escuadra navarra sí que llegó en esta ocasión con claridad al marco rival y, quitando el inicio dubativo del choque y los primeros veinticinco minutos de la segunda parte, no fue el equipo ramplón que destiló ante el Levante. Sin olvidarnos que en esta ocasión los deméritos fueron más acusados del lado del peor local que del peor visitante, con un Málaga que, en las botas de Sebas Fernández, falló lo que parecía increíble y acabó pagándolo en la prórroga. Esta vez la siempre necesaria dosis de fortuna estuvo del lado rojillo después de tantas jornadas sobrellevando la cara más amarga.

Y es que habrá que quedarse con lo visto desde el minuto 10 hasta el momento de desfilar a vestuarios. Osasuna movió con criterio el esférico, en una fase en la que el Málaga ni lo olió, llegó al ataque con efectivos de segunda línea, algo que había pedido el míster, y acabó las jugadas con remates, de mejor o peor factura, pero que evitaron las salidas a la contra de un contrario con hombres rapidísimos, caso de Eliseu y Quincy.

Para analizar el porqué el equipo se metió tan atrás -le pudo costar un serio disgusto si los delanteros malacitanos hubiesen estado un poco más acertados- en los inicios de ambas mitades ya habrá tiempo entre semana. Mendilibar apenas acaba de aterrizar y sus conceptos todavía están por asimilar del todo, aunque lo que menos tiene ahora mismo Osasuna es tiempo para ello.

En plena metamorfosis

En esa metamorfosis anda envuelta la formación rojilla, por lo que resultados favorables como el de ayer vendrán que ni pintados para reforzar el convencimiento de que éste es el camino, pese a que haya más tropiezos que, a buen seguro, los habrá y se deberá estar preparado para digerirlos con prontitud.

Por citar un caso paradigmático de esta realidad, ahí está Masoud, al que Mendilibar retiró antes del descanso el pasado miércoles por no gustarle cómo lo estaba haciendo sobre el césped y ayer aprovechó con inteligencia los últimos veinte minutos que se le brindaron para ser el catalizador en vanguardia ante un oponente que fue dejando más y más huecos a medida que las urgencias le obligaban a buscar con mayor descaro la meta defendida por Ricardo.

Por si no fuera suficiente tener que lidiar con un Málaga que se la jugaba ante su público y que había preparado el envite como si de una final se tratara, Osasuna también tuvo que sobreponerse a los caprichos del hombre de negro -ayer Muñiz Fernández-, quien no dudó en aplicar el reglamento con un tufillo inquietantemente casero, en especial en lo que a las tarjetas amarillas se refiere.

Numerosos contratiempos a los que hubo que hacer frente para volver a disfrutar de otro triunfo lejos de El Sadar casi 400 días después, demasiado tiempo para un conjunto que aspira a mantenerse en la élite futbolística. Los nuevos aires ya han propiciado un positivo cambio, ahora lo realmente difícil es mantener esa línea que lleve a la salvación.

«Lo más importante es que nos lo creamos, el resultado vendrá bien para las cabezas»

El regreso a las victorias lejos de Iruñea no fue fruto de la casualidad y llegó en el momento idóneo para reforzar las tesis transmitidas por José Luis Mendilibar, como el propio técnico rojillo corroboró. «Lo más importante es que nos lo creamos, salir como el primer tiempo, pensando que podemos ganar; el resultado les vendrá bien a las cabezas de los jugadores», afirmó el de Zaldibar.

«Creo que hemos jugado como debíamos y, de este modo, las ocasiones vendrán -insistió- porque hasta ahora se ha estado a expensas del rival, aunque hay que reconocer que podía haber pasado cualquier cosa», matizó, en el sentido de que el Málaga también dispuso de un buen número de oportunidades para adelantarse.

En este sentido, y analizando el choque, el preparador rojillo señaló que en la primera mitad vio «mejor» a los suyos, «teniendo el balón, aunque sin generar demasiadas ocasiones. En la segunda nos han apretado, pero luego ha vuelto la tónica favorable y al final ha habido ocasiones por ambos bandos». «La verdad es que por juego podía haber ganado cualquiera y no entiendo por qué el árbitro ha añadido más de cuatro minutos al final. A mis jugadores les he pedido que salieran con la cabeza arriba y con alegría porque no podemos salir acobardados como frente al Levante, así era imposible ganar», apostilló.

Por su parte, el técnico del Málaga, Manuel Pellegrini, no pudo ocultar que la derrota deja a su escuadra «muy tocada». «Me siento con fuerzas, pero el equipo no ha levantado y estoy muy disgustado con lo que estamos haciendo. Perdimos el partido por la ansiedad, aunque quedan muchos encuentros y ya veremos cuál es el camino», apuntó.

N.M.

Bocanada de aire a un encuentro del descenso

Los tres puntos cosechados en La Rosaleda le dieron mucho oxígeno a Osasuna (29), que se encuentra ahora a tres puntos del Hércules, que es quien marca la línea del descenso. Los rojillos también tienen por debajo a Sporting, Deportivo -ambos con 28-, y al Zaragoza, con 27 puntos.

El juvenil recorta las diferencias con los líderes

El equipo juvenil de División de Honor sacó provechó de la igualada entre los líderes -Real y Athletic-, al derrotar con un solitario gol al Leioa en Tajonar. Ahora está a dos puntos a falta de cuatro jornadas por disputarse. El de Liga Nacional perdió en Tutera y el Infantil A empató en casa frente al Ardoi. El resto de conjuntos ganó sus respectivos compromisos.

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