Hoy entra en vigor en el Estado español la reducción de la velocidad máxima en carretera. Desde el punto de vista de la ciudadanía vasca, existen cuestiones que, sin entrar en el debate sobre las bondades o maldades, sobre la oportunidad o el oportunismo de estas medidas -temas ampliamente tratados en el extenso reportaje que GARA publicó ayer-, resultan pertinentes. Especialmente si tenemos en cuenta cómo afectan ese tipo de legislaciones y medidas a la ciudadanía.

La primera cuestión es la relativa a la soberanía. Recientemente el president Artur Mas planteaba su queja al respecto. Por un lado, acusaba al Gobierno español de falta de respeto institucional por no consultarles y, por otro lado, se quejaba por tener que asumir el gasto de una decisión que los representantes catalanes no han tomado. No le falta razón. En el fondo de esta polémica está el carácter subordinado que confieren los estatutos de autonomía a las otras naciones en el Estado español. El Estado exprime al máximo esta situación, pero, a su vez, los partidos regionalistas vascos y catalanes no suelen enfrentarse a la misma con demasiada contundencia. Tras tantos años de concertación en cuestiones centrales la credibilidad de sus posturas está seriamente dañada. Asimismo, el acuerdo de fondo en el modelo político y social entre élites es demasiado grande como para que estas polémicas transciendan. Y aquí está la segunda cuestión: lo mismo sobre cuestiones políticas generales -fiscalidad, transporte, energía, sanidad...- que sobre temas más puntuales -tabaco, velocidad, horarios comerciales...- existen en el mundo más opciones que las que toman los responsables españoles. Y en muchos casos son mejores, más sensatas y mucho más adecuadas para la realidad social, política y económica vasca.

Es necesario romper ese marco limitador y empobrecedor que intentan establecer los estados. Así es como se construyen las naciones. Por eso es importante tener en cuenta estas cuestiones, también a la hora de abordar el debate sobre medidas que parecen anecdóticas, pero que afectan a la vida de las personas y de los pueblos.