Victoria en San Mamés
Bastante sufrimiento y algo de fortuna evitan la apnea
El triunfo ante el Sevilla acaba con la mala racha de los rojiblancos, que recuperan la quinta plaza. El Athletic fue de más a menos, pero un gol en propia puerta de Fazio les permitió recuperar el aliento.
Poco ha faltado para que el Athletic entrase en apnea. Con cuatro derrotas consecutivas, el equipo rojiblanco había visto tan reducido su colchón que ayer comenzó el encuentro en la séptima plaza y con la amenaza, muy seria, de verse fuera de posiciones europeas por primera vez en mucho tiempo.
Al borde de la asfixia, llegó el balón de oxígeno. El fútbol es tan caprichoso que, tras noventa minutos en los que por momentos se rozó la angustia, el equipo bilbaino duerme incluso sobre una cama más cómoda que la de la víspera, gracias al tropiezo del Espanyol. Por no hablar de la descarga de adrenalina que supone sumar los tres puntos en un momento tan delicado y ante un rival directo, respecto al que, además, se recupera el golaverage particular. Tampoco es que el panorama sea fabuloso de nuevo -cuatro equipos, que pueden ser cinco si hoy gana la Real, se apretujan en tres puntos-, pero el Athletic puede mirarlo a través de un cristal diferente.
Todo gracias a un partido en el que hubo mucho de sufrimiento y algo de fortuna. Quizá faltó en un primer tiempo en el que el equipo de Joaquín Caparrós fue más ambicioso que un rival empeñado en cortar el ritmo del encuentro, objetivo que solventó con éxito por momentos. Pero apareció cuando peor pintaban las cosas, en forma de autogol que permitió a los rojiblancos recuperar el aliento y, sin llegar a evitarles el sufrimiento, posibilitarles al menos encarar la recta final del choque con otro ánimo.
Que fue bastante bueno de inicio, teniendo en cuenta las circunstancias en las que encaraba el encuentro y que la primera parte distó bastante de lo que se suele vivir habitualmente en San Mamés, incluso ante rivales de talla. Bien porque alguna duda empezaba a resquebrajar la confianza local, bien porque, sobre todo, el Sevilla tenía bien claro qué y cómo debía evitar, al Athletic le costó reflejar su ambición sobre el césped. Tampoco ayudó que al cuarto de hora se tuviese que detener el partido por el espectacular topetazo que acabó con Negredo e Iraola con puntos en la cabeza y el hispalense, finalmente, en la caseta. Pese a todo, el Athletic supo venirse arriba y, aunque le faltaran cierta claridad y continuidad, consiguió presentar sus argumentos en la portería de Javi Varas.
En el momento justo
Pero el gol no llegó y, lo que es peor, el Sevilla decidió dar un paso adelante. Se percibió en la recta final de la primera parte y se constató en el inicio de la reanudación. No ayudó que Gaizka Toquero, termómetro de los rojiblancos, tuviera que retirarse lesionado -con una posible lesión en los isquiotibiales- nada más arrancar la segunda parte. Sin demasiadas alternativas en el banquillo, Caparrós introdujo a Óscar de Marcos en el césped, pero aquello no fue lo mismo. El Sevilla empezó a llegar con cada vez más asiduidad, portero y defensa rojiblancos tomaron el relevo de sus compañeros más ofensivos en el capítulo de protagonistas y la amenaza del quinto tropiezo consecutivo fue tomando cuerpo.
Hasta que la fortuna se alió con el Athletic. Empezando por la intervención del árbitro -justicia divina porque en el primer tiempo su miopía había desquiciado a equipo y parroqia rojiblancas- en el origen de la acción y acabando porque fue Fazio el que introdujo en su portería la asistencia de Koikili.
Se rompió el partido, revivió el equipo, pero no acabó el sufrimiento. Como que algunas de las mejores ocasiones del Sevilla llegaron a partir de ese momento. Pero entre que Kanouté anduvo desafinado -que ya es noticia, estando el Athletic enfrente-, Iraizoz firmó un par de intervenciones providenciales y los bilbainos supieron apretar los dientes, la ventaja valió. E incluso se amplió, poco antes del final, con un penalti que transformó Iraola para certificar triunfo y alivio.
Caras de alivio las que se vieron ayer en San Mamés. Por lo que hubo que sufrir para celebrar los tres puntos y también porque estos llegaban tras muchas jornadas de espera.
Joaquín Caparrós se congratulaba por haber ganado «un partido complicadísimo, ante un magnífico equipo, de gran categoría a nivel individual y colectivo». El técnico vio un encuentro «de mucha alternancia, en el que ellos han tenido sus opciones, pero en el que Varas también nos ha hecho dos o tres intervenciones». No ocultó, pese a la satisfacción por lo sucedido, que «en el segundo tiempo hemos tenido la fortuna que nos ha faltado otras veces».
Lo que es evidente, es que esta semana dormirá feliz por «haber roto esta mala fase y además haberlo hecho ante un grandísimo equipo. También estoy muy satisfecho porque el segundo gol deja el golaverage de nuestro lado y puede ser importante a final de temporada». No concedió tanta relevancia al hecho de que el triunfo permita al Athletic recuperar la quinta plaza. «Es bueno haber roto la racha negativa -insistió-. Pero lo importante es que estemos ahí a falta de cinco o seis partidos y todavía quedan muchísimos puntos. Pero es verdad que después de los partidos que llevábamos sin ganar y de que el miércoles no se hubiera hecho un buen partido, que por eso perdimos, hoy se haya ganado. A ver si ahora cogemos una racha de resultados positivos. Pero insisto en que, en lo que respecta a la clasificación, lo importante es estar bien al final».
En el habitual repaso a los nombres propios, hubo mención a Gaizka Toquero, del que destacó que «alarga el equipo y es el mejor complemento que puede tener Fernando Llorente». Pero también para el que fue su sustituto Óscar de Marcos. «Hay que destacar su predisposición y actitud. Para los técnicos es una maravilla tener jugadores así. El otro día estuvo de cine en el lateral derecho y hoy ahí, haciendo un trabajo importante». También habló de Iker Muniain, cuyo robo de balón originó el primer gol. «Es un jugador que tiene que ir a más, le exigimos que vaya a más y el es el primero que se exige ir a más. Pero tiene que ir poco a poco».
Óscar de Marcos, evidentemente, también se mostró encantado. Una semana después de rayar a altura en el lateral derecho, ayer recuperaba responsabilidades ofensivas. Cambio que «no me importa. Yo estoy encantado y dispuesto a jugar donde sea y cuando quiera el míster». El alavés se reconoció feliz por haber «sumado un triunfo importantísimo, con la racha que llevábamos», aunque admitió que se había conseguido con «un poco de fortuna porque estaba muy igualado».
También incidía Koikili en la importancia de la victoria «por la mala racha que traíamos, por el rival contra el que nos enfrentábamos y porque, aparte de ganar, hemos conseguido dejar el golaverage de nuestro lado. Y además hemos dejado la portería a cero, así que ha salido todo muy bien»».
A.U.L.
Borja Ekiza, que cumplía 23 años, disputó su décimo encuentro a las órdenes de Joaquín Caparrós, lo que le convierte definitivamente en jugador de la primera plantilla. Además, su contrato, que expiraba en junio, se prolonga por dos temporadas de manera automática.
Apenas hace dos meses que alcanzó la mayoría de edad, pero Iker Muniain disputó ayer su 50º partido en Primera. En total, son 62 los encuentros oficiales que ha disputado el navarro con el primer equipo, con el que debutó el 30 de julio de 2009 ante el Young Boys.