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«Se puede disolver una organización, pero no el movimiento revolucionario»

El 26 de febrero, Jean-Marc Rouillan empezó su vigésimo quinto año de detención. Arrestado en 1987 junto a cuatro de sus compañeros, es el único que queda en prisión. Estas últimas semanas, varios puestos de Policía de la región parisina habrían recibido cartas firmadas por Acción Directa, lo que ha agitado el «espectro del terrorismo» y ha servi- do para justificar el mantenimiento en prisión de Rouillan.

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Mari OTXANDI I

Todo aquel que recuerda a la organización Acción Directa, lo asocia inevitablemente al nombre de las cuatro personas que componían lo que los medios de comunicación presentaron como el «núcleo duro»: Nathalie Ménigon, Joëlle Aubron, Georges Cipariani y Jean-Marc Rouillan. Y dentro de ese cuarteto, el de Rouillan figura de modo preponderante en la memoria colectiva.

Nacido en 1952, en Tolosa (de Occitania, poblada de numerosos republicanos españoles que habían huido tras la derrota sufrida en la Guerra del 36), desde muy joven se compromete con la lucha política antifranquista, antiimperialista, asamblearia, autónoma... Si el eslogan «Sex, drugs, and rock `n' roll» es claramente de su generación, también lo es Mayo del 68, con los debates tumultuosos, las manifestaciones, las ocupaciones y la guerrilla urbana que acarreó. Luego, el proceso de Burgos y su repercusión internacional, y el primer intento -fracasado- de acción armada contra el consulado español en Tolosa.

Jean-Marc Rouillan empieza a viajar «al interior», dentro de la España franquista. Sus primeras citas tienen lugar en Donostia, de ahí el apodo de «Sebastián» y, poco después, de «Sebas», que conservará durante sus largos años en la clandestinidad. Para el pequeño núcleo del cual forma parte, ser un grupo de apoyo a los «camaradas vascos» le resulta al poco tiempo insuficiente: deciden entonces crear su propia estructura armada, «MIL».

Detención y amnistía

Fue detenido por primera vez en París, el 3 de diciembre de 1974, por sus actividades en los GARI (Grupos de Acción Revolucionaria Internacionalistas), constituidos a partir del arresto de Puig Antich para dar apoyo a los camaradas encarcelados y denunciar la situación en el Estado español.

Recobra la libertad en mayo de 1977 junto a otros presos de los GARI. Ese mismo año, un decreto de Juan Carlos I le amnistía en el Estado español, pero se le aplica una prohibición de estancia en ese territorio, medida todavía en vigor.

De una serie de ataques conjuntos entre miembros de los GARI y los Núcleos Armados Para la Autonomía Popular (NAPAP), organización surgida en 1976, nace el grupo Acción Directa, definida como una «organización de guerrillas». Su objetivo es luchar contra el imperialismo capitalista, los símbolos del poderío del Estado, la gran patronal y en defensa del proletariado. Su primera acción es el ametrallamiento, el 1 de mayo de 1979, de la fachada del CNPF (Consejo Nacional de la Patronal Francesa), a la que siguen varios atentados con explosivos contra sedes ministeriales y de la patronal.

El 13 de setiembre de 1980, Rouillan y Nathalie Ménigon caen en una trampa tendida por la Policía y son arrestados en París. Sin embargo, son amnistiados en setiembre de 1981 -junto a otros militantes de AD encarcelados-, tras la llegada al poder de François Mitterrand. Las acciones armadas continúan y el 24 de agosto de 1982 la organización es declarada ilegal. Comienza la caza de brujas.

En octubre de 1982, Rouillan declara a un periodista parisino que «disolver Acción Directa es impedir la difusión de sus análisis, su expresión, es obligar a sus militantes a entrar en clandestinidad». Y añade que «se puede disolver una organización, no se puede disolver el movimiento revolucionario».

Ataques contra ministerios, la Agencia Espacial Europea, la sede del Partido Socialista o de la Unión de la Europa Occidental... El 25 de enero de 1985, René Audran, director de Asuntos Internacionales de la Delegación General de Armamento, es ejecutado. Es la primera acción de este tipo realizada por miembros de AD.

Tras cuatro años de búsqueda exhaustiva, en la que se llega a ofrecer una recompensa de más de 150.000 euros, sus cuatro militantes más conocidos son detenidos.

Los cuatro fueron condenados en 1989 a cadena perpetua, sin posibilidad de libertad condicional hasta pasados 18 años. Entre 1987 y 1994 llevaron a cabo numerosas protestas, incluidas varias huelgas de hambre, para reclamar el fin del aislamiento -estaban solos tanto en las celdas como en el patio, donde solo salían una hora al día-, la mejora de sus condiciones, el derecho a comunicarse entre sí...

El único en prisión

Entre 2004 y 2010, Ménigon, Aubron y Cipariani -todos con graves problemas de salud- abandonaron la prisión. Rouillan obtuvo un régimen de semilibertad en diciembre de 2007, limitado con múltiples condiciones, como la de «abstenerse de cualquier intervención pública relativa a la infracción cometida». En setiembre de 2008, da dos entrevistas a la prensa y se utiliza una de ellas como pretexto para encarcelarle de nuevo en octubre.

Durante 2009 permanece ingresado en el hospital y se le diagnostica la muy rara enfermedad de Chester-Erdheim, que no se puede tratar en prisión. El pasado 2 de febrero, en la cárcel de Muret-Seysses donde está recluido se celebró una audiencia para decidir sobre una nueva petición de libertad. El juez encargado del caso se ha pronunció el 16 de febrero a favor de su semilibertad a partir del 7 de marzo, pero la Fiscalía presentó una apelación ese mismo día. Rouillan sigue luchando para obtener su excarcelación mientras aguarda la decisión final.

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