Se ponen a relexionar y llegan a conclusiones estrambóticas. Es lo que les pasa a quienes usan las lentes del fanatismo para escudriñar la realidad.

Ayer María Luisa García Franco llegaba muy lejos. Aseguraba que «horas después de que Patxi López dijera en Londres que nos acercamos al `final de la pesadilla' supimos que el lehendakari había estado en el punto de mira de ETA el verano pasado, en el aniversario del asesinato del inspector de Policía Eduardo Puelles». De las horrorosas denuncias de torturas no dice ni pío.

Y para que las conclusiones se acerquen a su interés, la columnista deja al margen «las consideraciones sobre el hecho de que las últimas detenciones arrojan luz sobre los motivos por los que llevamos más de año y medio sin atentados terroristas, que nada tiene que ver con la voluntad de ETA». Y eso ¿de dónde lo saca?

Aduce María Luisa que «merece la pena reflexionar sobre el hecho de que Patxi López es el primer lehendakari al que se ha planeado asesinar». Ya empieza a divagar.

Recuerda que «antes de que el PNV fuera relevado de Ajuria Enea, el PSE y el PP denunciaban que el País Vasco era el único lugar del mundo donde quienes llevaban escolta no eran los que estaban en el Gobierno, sino la oposición. Este hecho singular ha desaparecido, porque, aunque se ha producido un cambio político, ETA sigue queriendo matar a los mismos, que ahora están en el Gobierno o lo apoyan a cambio, entre otras cosas, de que no se negocie con ETA».

Y a partir de ahí, ancha es Castilla: «Quien no parece estorbar a los terroristas es el presidente Rodríguez Zapatero. No se conoce ningún plan para atentar contra él, mientras que hubo varios intentos de matar a su predecesor, José María Aznar. Precisamente el pasado martes fue detenido en Francia el etarra Gregorio Jiménez Morales, quien ha dado todo tipo de detalles sobre los tres intentos de disparar un misil contra el ex presidente del Gobierno durante la campaña de las elecciones autonómicas de 2001. Y aquellos no fueron los únicos intentos de acabar con alguien que decidió apostar con firmeza por acabar con el terrorismo». O sea que ZP... ¡es cómplice!