CRíTICA cine

«Incendies»

Mikel INSAUSTI

El autor, en este caso el dramaturgo de origen libanés Wadji Mouawad, es muy libre de hablar del conflicto de su país desde un punto de vista puramente emocional y universalizándolo de cara a su representación en los escenarios de Montreal o de cualquier otro lugar del mundo. Ese tipo de abstracción puede funcionar en el teatro, pero en una pantalla de cine se vuelve más exigente con respecto a la apariencia de realidad. Y ahí es donde entra la responsabilidad de Denis Villenueve como adaptador, al que la fidelidad al espíritu de la pieza original le lleva a realizar una película muy artificiosa. “Incendies” contiene una secuencia brutal que atrapa al espectador, y que se constituye en el epicentro de todo el desarrollo dramático. Sin embargo, pese al impacto que provocan las imágenes de la quema del autobús con refugiados musulmanes dentro por parte de las falanges cristianas, dicho episodio aparece desconectado de los hechos anteriores y posteriores, tanto en cuanto no explica suficientemente por si mismo la radical transformación de la protagonista.

A la película no le sienta nada bien su folletinesco entramado, demasiado enrevesado como para conectar con el conflicto político de El Líbano y sus consecuencias históricas de una manera lógica o inteligible. Tampoco ayudan los nombres inventados para Beirut y otros enclaves más o menos reconocibles, al propiciar un distanciamiento expositivo. De nada sirve que nos digan que “Incendies” está basada en hechos reales cuando el desenlace es del todo inverosímil y fruto de unas casualidades rebuscadísimas. El relato quiere cerrarse sobre si mismo y encajar a modo de metáfora de una sociedad endogámica, cuyas sangrientas divisiones internas rompen las familias, pero el recurso simbólico del incesto accidental resulta tan forzado como la intriga que lleva a su descubrimiento: ¿por qué la madre no comparte directamente su secreto del pasado con los hijos sin obligarles a pasar por un cruel calvario para poder desentrañarlo?