Iñaki IRIONDO

El diccionario define la ufología como «simulacro de investigación científica basado en la creencia de que ciertos objetos voladores no iden- tificados son naves espaciales de procedencia extraterrestre». Por analogía, podría decirse que en el Estado español hay un simulacro de acción política que pretende hacer creer que con cuatro consignas debidamente repetidas es posible identificar la realidad vasca. Son gentes que nos ven a los vascos como extraterrestres, sin querer enterarse de lo que en realidad pasa en los pueblos y ciudades de Euskal Herria, aunque algunos vivan entre nosotros. Al igual que los ufólogos veían platillos volantes, los «ufólogos políticos» solucionan cualquier problema al grito de «todo es ETA» y alguna otra frase que incluya en su redacción el tótem «Estado de Derecho».

El lehendakari, Patxi López, tuvo un tiempo no muy lejano en el que afrontó la cuestión de Sortu sobrevolando la realidad, hasta el punto de hacer una ronda con los partidos sin conocer los estatutos de la nueva formación. Pero en los últimos días parece haber tomado contacto con la tierra y comprobado que en el país son mayoría los que tienen una apuesta nítida por la legalización. Así que en una entrevista dominical dijo algunas cosas sensatas, como que «Sortu no es ETA».

La sensatez y la ufología son como el agua y el aceite, así que algunos estallaron y pusieron el grito en el cielo. El PP dio el domingo 24 horas al Gobierno español para desautorizar a Patxi López porque «Sortu es ETA». Y pasadas las 24 horas, volvió con la misma exigencia pero sin plazo. La secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, exigió una rectificación, mientras que el diputado alavés Alfonso Alonso puso algún epíteto. Desde Madrid ladran mucho, pero Antonio Basagoiti, el socio de López, opta por los paños calientes. Dice que no comparte «en absoluto» las palabras del lehendakari, pero añade que éstas no tienen «por qué crear fisuras» en su pacto. Anuncia que con la cercanía de elecciones, «se dirán más cosas» que las que ahora se están escuchando porque «el PSE mira al electorado de Gipuzkoa y el PNV a la hegemonía nacionalista».

La toma de tierra de López ha arrastrado al PSE a buscar «buenas noticias» incluso en «esa especulación sobre posibles diferencias en el seno de la propia izquierda abertzale».  José Antonio Pastor dedujo que si hay diferencias es porque la apuesta va en serio.

Pero el Ebro se convierte en un agujero negro sideral, lo que aquí se ve claro, al otro lado del río necesita ser interpretado por sus hechiceros. El secretario de Organización del PSOE, Marcelino Iglesias, ha asegurado que «hace falta un tiempo» para que Sortu «demuestre» que es «sincero» por lo que no llegará las próximas elecciones del 22 de mayo. Y el ministro de Justicia, Francisco Caamaño, anuncia que, aunque como dice López «Sortu no es ETA», el Gobierno seguirá persiguiendo todo lo se mueva.

Antes lo fiaban todo a los tribunales y ahora parece que no se fían de nadie. Quizá decidan sobre la legalización estudiando vísceras de pollo o buscando señales de una inteligencia superior. ¿Llamarán a Fernando Jiménez del Oso?