Crónica | Huelga indefinida
La plantilla de Ingemar se enfrenta a su losa más pesada
Cruces de madera con la leyenda RIP clavadas en el césped de la glorieta, ocupando los huecos que dejan libres media docena de tiendas de campaña. Los trabajadores de Ingemar se disponen a pasar a las puertas de la empresa su primera noche de huelga indefinida. Temen que no vaya a ser la única.
Imanol INTZIARTE
En la verja de entrada han colgado una pancarta con el lema «Trabajadores de Ingemar en defensa de sus puestos de trabajo». A un lado de la valla, la quietud absoluta sólo se ve rota por los pasos de un vigilante de seguridad. La fábrica está paralizada. Al otro lado, sentados en torno a una mesa, una decena de trabajadores conversa tras haber apurado el bocadillo.
Ingemar es una empresa que nació en Usurbil en 1952 y que se fue expandiendo por el Estado español y Europa durante las décadas siguientes. La planta guipuzcoana ocupa una superficie de superior a los 62.000 metros cuadrados, 22.000 de los cuales están cubiertos. Se dedica al corte y pulido de grandes bloques de piedra, especialmente granito y mármol, para su posterior empleo en la construcción de fachadas, revestimiento de paredes y suelos, encimeras, baldosas...
Los problemas en Usurbil comenzaron en el verano de 2009, explica a GARA Víctor Guerra, integrante del comité de empresa en representación de LAB. Entonces fue despedida una veintena de trabajadores, en torno al 10% de la plantilla. Algunos estaban de vacaciones y se enteraron mediante un burofax.
El descenso en la cifra de empleados continuó con bajas incentivadas y prejubilaciones, sumando otra veintena. Ya en el verano de 2010, Ingemar presentó un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de suspensión por un año para 123 de los 167 trabajadores que quedaban, aunque realmente afecta a 77 empleados, ya que no se hacen rotaciones, subraya Guerra.
Y ahora se ha llegado a la presentación de un ERE de extinción de contrato para 60 de esos 77, lo que supondría dejar en la calle a más de un tercio de la actual plantilla.
El representante sindical comenta que parte de la producción que se llevaba a cabo en Usurbil se está trasladando a Ingemarga, la empresa que el grupo tiene en Guitiriz (Lugo), donde en su día también hubo despidos pero en los últimos seis meses han contratado a más de treinta personas. «Allí se produce más barato», es el argumento en el que la dirección fundamenta su decisión, denuncia Guerra.
Sin plan de viabilidad
¿Y a partir de ahora qué? El ERE de extinción se ha presentado ante la Delegación de Trabajo de Gipuzkoa y mañana ambas partes se reunirán a las 10.00 en el Preco, un sistema para la solución de conflictos creado por el Consejo de Relaciones Laborales (CRL) de la CAV. Por ley, el periodo de negociación se puede prolongar hasta el máximo de un mes, y de no llegarse a ningún acuerdo -«no aceptaremos ni un sólo despido traumático»-, será Trabajo la que finalmente decida.
Mientras, los trabajadores continuarán en la brecha y ya están preparando un calendario de movilizaciones, aunque asumen que lograr que Ingemar dé marcha atrás va a ser «muy jodido», ya que «ni siquiera nos ha presentado el plan de viabilidad que le pedimos».
Acaba la charla. Los viajeros de Euskotren observan el improvisado camping a través de las ventanillas. Quedan por delante, si nada lo remedia, muchas tertulias en torno a una mesa plegable, muchos bocadillos, muchas noches en el saco.