El delantero cascantino volvió a golear, tres años después, como rojillo
Kike Sola, con los pies en el suelo
De ser una promesa en ciernes, el atacante ribero pasó al ostracismo con Camacho y ser cedido en dos ocasiones -Numancia y Levadiakos-. Tras tanto vaivén en su carrera deportiva, prefiere no hacerse muchas ilusiones ante este nuevo momento dulce.
Natxo MATXIN
Como la mayoría de los jugadores, Kike Sola ha conocido las dos caras del mundo del fútbol, la dulce y la amarga. Tras un paso tempestivo por las categorías inferiores del Athletic, el cascantino dispuso de una segunda oportunidad para el fútbol de élite en Osasuna. El Promesas le sirvió de trampolín para que Ziganda le diera una oportunidad en Primera.
Y ésta no pudo ser más espectacular. El delantero ribero puso la guinda al 0-5 que consiguió la escuadra navarra en el estadio del Betis en la 2006-07 con dos golazos que hicieron saltar las expectativas. Parecía que Tajonar volvía a fabricar un atacante de la casa. Sin embargo, fue esa misma presión la que acabó con las ilusiones de un chaval corpulento y extrovertido que quería comerse el mundo.
Muchos ojos se posaron sobre él y la responsabilidad fue superior a la capacidad de Sola para sobrellevarla. Un buen número de oportunidades y sólo tres dianas en las dos siguientes campañas fueron un bagaje demasiado escaso como para que pudiera permanecer en la primera plantilla.
En el verano de 2009 se vio obligado a hacer las maletas en calidad de cedido rumbo a Soria, con la esperanza de que una categoría menor pudiera servirle de nuevo de lanzadera hacia la máxima categoría. Pero las cosas no pudieron irle peor, hasta el punto de que a mitad de temporada tuvo que volver a cambiar de aires, en esta ocasión rumbo a la liga griega. El desconocido Levadiakos fue su pista de aterrizaje, pero no le fue mucho mejor por tierras helenas.
Los dos préstamos sin apenas frutos -consiguió un gol con el Numancia y otro con el Levadiakos- no hacían presagiar nada bueno para su regreso este pasado verano. Era uno de los principales candidatos en la parrilla de salida, pero la escasa nómina de delanteros y la salida de Galán hacia el Huesca favorecieron que se quedara, pero con escasas posibilidades de que Camacho contara con él.
Acumulación de factores
Con más de media liga en el ostracismo, la llegada de Mendilibar, como la de todo nuevo técnico, era una nueva ocasión para Sola de demostrarle que tenía un hueco en el equipo. Además, las lesiones de Aranda y Pandiani, junto al bajo rendimiento de Lekic, fueron la coyuntura favorable para disponer de la oportunidad tanto tiempo esperada. Tras una primera titularidad frente al Málaga, con más trabajo que acierto, el cascantino se reencontró con el gol este domingo.
Hacía exactamente tres años que no veía puerta con la camiseta rojilla y en El Sadar, demasiado tiempo para todo ariete que se precie. Pese a la lógica alegría, el jugador optó por ser precavido ante tantos altibajos en su carrera deportiva. «Todo lo que venga, bienvenido sea, pero esto continúa y todavía no he hecho nada», explicó.
«Hay que tener los pies en el suelo como lo he hecho desde pretemporada -continuó- y estoy contento porque todo sirvió para ganar, eso es lo importante. El miércoles empezamos otra semana que termina en Alicante con un partido en el que intentaremos desde el minuto cero sacarlo adelante. El equipo está animado, con mucha moral y confianza», explicó.
Su técnico comentó de él a la finalización del choque contra el Racing que todavía le queda mejorar algunos aspectos de su juego y el jugador recogió el guante. «El fútbol también es defender, no dejar que el contrario salga con el balón controlado. Hay que estar preparado para todo y hacerle caso al míster. Mi experiencia me dice que en casa soy más participativo y fuera hay que ayudar más al compañero, tienes pocas ocasiones y hay que aprovecharlas», comentó el delantero.
Los 25 años recién cumplidos y su variopinto recorrido futbolístico le han permitido curtirse y no dejarse llevar por la euforia de una tarde afortunada. «Sigo siendo Kike, el chico extroverdido que se ríe de todo, pero lo que he pasado en el fútbol me ha hecho madurar. De lo negativo siempre sacas algo positivo y ahora ni soy el número uno ni el cuarto delantero», afirmó.
Kike Sola se manifestó convencido de que, si el equipo sigue jugando como en las últimas jornadas, la salvación se va a conseguir más pronto que tarde, «porque lo importante es no depender de los rivales».
David Trezeguet podría regresar al once del Hércules para este domingo frente a Osasuna si el tratamiento al que está siendo sometido en Turín para recuperarse de sus molestias en la rodilla sigue según lo previsto. Se espera que el jugador esté de vuelta en Alicante mañana o el jueves.
Por otro lado, quien parece más complicado que pueda medirse a los rojillos es el central Pamarot, quien no se entrenó en la jornada de ayer, aquejado por un cuadro de lumbalgia, lo que le hace ser duda.
El Hércules ha sumado veinte puntos de los 39 que ha disputado en su feudo. Seis triunfos, dos empates y cinco derrotas -Athletic, Valencia, Real Madrid, Barcelona y Almería- son el bagaje local de un Hércules que ha sacado adelante la mayor parte de los compromisos frente a rivales de su liga, habiendo cedido ante conjuntos que están peleando por cotas mayores al objetivo de la permanencia.
En cualquier caso, los herculinos no pasan precisamente por su mejor momento de la temporada y, al igual que el Málaga, se plantean el choque contra Osasuna como una auténtica final. Como dato significativo, sólo han obtenido cuatro puntos en los siete últimos encuentros que han jugado.
En ese tramo liguero, sólo han derrotado al Zaragoza (2-1) y empatar en casa con el Getafe (0-0), como únicos resultados positivos. Por otro lado, el Rico Pérez no ha sido históricamente un estadio proclive para Osasuna, quien sólo ha ganado en una ocasión, concretamente en la temporada 1981-82. N.M.