Gadafi prepara su asalto a Adjabiya, ciudad clave en su camino a Bengasi
Las tropas del coronel Muamar Al-Gadafi se hicieron ayer con el control de la ciudad de Zuwara, uno de los últimos reductos de los rebeldes libios en el oeste del país. Al mismo tiempo, la población de Abjabiya, ciudad clave para las comunicaciones terrestres hacia Bengasi, se preparaba para la inminente incursión por tierra de las fuerzas gubernamentales, que ahora ofrecen la amnistía para aquellos insurgentes que dejen las armas y se entreguen.
GARA | TRIPOLÍ
Las fuerzas afines a Muamar Al-Gadafi avanzaban ayer hacia Adjabiya, donde los opositores preparaban la defensa, mientras que numerosos civiles huían de esta ciudad clave en las comunicaciones terrestres hacia Bengasi, «capital» rebelde.
Según fuentes opositoras, cuatro opositores cayeron ayer a seis kilómetros de la salida oeste de esa ciudad, situada 160 kilómetros al sur de Bengasi, sin provocar víctimas.
Un oficial de la Fuerza Aérea libia que se unió a la insurgencia, Jamal Mansour, afirmó que los ataques fueron realizados por bombarderos Sujoi 24, de fabricación rusa.
«Las fuerzas de Gadafi llevan a cabo la estrategia de tierra quemada», indicó el coronel, quien reconoce las limitaciones rebeldes en cuanto a armamento, desde un edificio en torno al cual se despliegan camionetas equipadas con armas antiaéreas.
Adjabiya está vista por los alzados como un punto «vital» que conduce también hacia Tobruk, otra de las principales localidades controladas por antigubernamentales, y hacia el sur en el lado limítrofe con Egipto.
En la carretera que une Adjabiya y Bengasi, azotada ayer por una fuerte tormenta de arena, numerosos civiles huían hacia el este a bordo de camionetas cargadas de maletas.
Las fuerzas leales al mandatario libio consiguieron imponerse ayer a las fuerzas rebeldes en la localidad de Zuwara, en el oeste del país, donde los combates ya habían finalizado, según un residente citado por la agencia Europa Press.
«Zuwara está ahora en sus manos», reconoció la fuente, Tarek Abdallah, quien declaró que «no hay señal de los rebeldes». Así, «el Ejército y los tanques» de Muamar Al-Gadafi se han instalado ya en la zona centro de la ciudad, como parte de las acciones para consolidar el dominio de gubernamental en esa zona del país.
Estimuladas por el avance de los últimos días, las fuerzas armadas de Gadafi lanzaron un llamamiento a los opositores y a los soldados desertores para que depongan las armas a cambio de una amnistía.
Amnistía
La televisión estatal difundió un comunicado del Gobierno en el cual se asegura perdonar a los militares que se pasaron a las filas rebeldes y decidan rendirse, así como a los civiles que entreguen los arsenales con los que se combate a Gadafi, que lleva cuatro décadas en el poder.
Adjabiya es una «ciudad vital» y será defendida, afirmó el domingo el comandante de las fuerzas insurrectas, el general Abdel Fatah Yunis, citado por el diario «La Jornada».
Sin embargo, en Bengasi, la euforia que vivieron durante los primeros días ha ido convirtiéndose en temor y la población se prepara para lo peor.
«La euforia ya pasó. Tenemos miedo de lo que vaya a ocurrir, miedo de los bombardeos», comentó, pesimista y delante del cuartel general de los rebeldes Mohamed Gepsi.
«Los jóvenes siguen estando determinados a combatir, pero las personas de más edad, sobre todo los padres y las madres, tienen miedo por sus hijos», apuntó este ex funcionario, quien admitió que «el ambiente y el estado de ánimo cambiaron» tras la caída de Ras Lanuf y de Brega y de la retirada rebelde.
Propuesta turca
Por otro lado, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, propuso ayer a Gadafi que designe a un presidente que cuente con el apoyo popular para poner fin a la crisis que vive el país, según informó la cadena de televisión Al-Arabiya.
«He llamado tres veces a Gadafi y le he propuesto que, como dice que no es presidente, nombre a alguien de su elección que cuente con el apoyo del pueblo libio para que sea el presidente para el próximo periodo», añadió Erdogan, quien también dijo haber hablado con el hijo del líder libio.
En rueda de prensa en Estambul, el jefe del Gobierno turco advirtió de que una operación armada por parte de la OTAN en Libia contribuiría a «agravar el problema» y podría tener resultados «peligrosos».
La realidad del frente y los avances en la contraofensiva del régimen libio contra la rebelión están pillando a contrapié a la llamada «comunidad internacional», reunida estos días en París con motivo de la cumbre del G-8.
Incapaz de consensuar hasta el momento una posición común sobre el modelo de intervención -bombardeos, zona de exclusión aérea, suministro de armas a la oposición-, Occidente intenta alinear a Rusia.
Cauto, el embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin, aseguró que «faltan por dilucidar cuestiones fundamentales antes del establecimiento de una zona de exclusión aérea», lo que ilustra la división en el Consejo de Seguridad de la ONU.
También hay una gran expectación en torno a la posición de EEUU, poco explícito hasta la fecha frente al tono contundente del Estado francés y de su mejor aliado, Gran Bretaña. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, mantuvo ayer un encuentro de una hora con la secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, abriendo así una ronda de dos días de encuentros informales entre los ministros de Exteriores del G-8.
París insiste en pisar el acelerador y llevar a la ONU un proyecto de resolución lo suficientemente abierto en su formulación sobre el recurso a la fuerza aérea.
Insiste para ello en que cuanto más tiempo pasa más se consolida militarmente el régimen de Gadafi sobre el terreno y mayor debería ser el grado de intervención. GARA
El líder libio, Muamar Al-Gadafi, ha ofrecido -según un comunicado difundido ayer- la amnistía a los soldados desertores que se unieron a la revuelta y a los opositores que depongan las armas y se entreguen.
Una misión de la UE emprendió ayer el viaje de regreso a Bruselas tras haber pasado dos días en Bengasi, bastión rebelde, para analizar la crisis libia. Fueron enviados por la jefa de la diplomacia comunitaria, Catherine Ashton.
El movimiento 20 de Febrero denunció ayer la represión del régimen alauí a las recientes protestas en Casablanca, al tiempo que hizo un llamamiento a participar en las concentraciones del 20 de marzo.