«El mundo según Barney», con el favor del público selecto
La adaptación de la novela de Mordecai Richler se ha ganado el prestigio crítico y el favor del público selecto, pero sin hacer mucho ruido en los festivales y las principales entregas anuales de premios. En Donostia recibió el TCM del Público, y después Paul Giamatti se hizo con el Globo de Oro al Mejor Actor de Comedia, gracias a la ironía que imprime a su personaje.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
La adaptación cinematográfica de «La versión de Barney» ha sido desde el principio un empeño personal del productor de origen húngaro Robert Lantos, quien ya en 1997, año de públicación del libro, pudo ser el primero en leerlo. Fue el propio autor, Mordecai Richler, quien se ocupó de las dos primeras versiones del guión, hasta que su muerte en 2001, a la edad de 70 años, truncó el proyecto.
Es entonces cuando entra en escena el experimentado realizador televisivo Richard J. Lewis, aunque sus retoques al guión no acaban de convencer a Lantos, quien prefiere tenerlo como director porque piensa que viene de un medio en el que son capaces de resumir las obras literarias más extensas. El guión definitivo, que tanto ha gustado a la crítica, es obra de Michael Konyves, quien lo rehizo de principio a fin.
«El mundo según Barney» es una de esas películas prestigiosas de las que todo el mundo habla bien, aunque no por ello deja de ser minoritaria, tal como lo confirman sus pobres resultados en taquilla. Seguramente nunca recuperará el dinero invertido, ya que costó treinta millones de dólares, muy bien empleados por su condición de compleja producción con localizaciones en Montreal, Nueva York y Roma. Llevar a la pantalla una biografía de ficción que recorre distintas épocas y lugares siempre resulta caro. Éste es uno de los raros y cada vez menos prodigados casos en que se puede hablar de una película hecha por amor al arte.
El productor Robert Lantos sabía que el actor ideal para encarnar a Barney Panofsky era el también judío Dustin Hoffman, sólo que ya está mayor para interpretarlo en su juventud. Por eso Dustin Hoffman sigue estando en cabeza de cartel, si bien en el papel del padre de Barney. Para Paul Giamatti, premiado y reconocido en su brillante caracterización de Barney, también ha sido difícil darle vida en su etapa juvenil. Los efectos de maquillaje, con un postizo capilar rizado de lo más convincente, se han visto recompensados en su esfuerzo con una nominación al Óscar de la categoría.
La novela de Mordecai Richler es la quintaesencia de la subjetividad que conlleva todo autorretrato. El protagonista se ve obligado a contar su autobiografía para defenderse de un libro escrito por su máximo enemigo, en el que, lógicamente, sale mal parado. Lo tragicómico es que no se encuentra en el mejor momento para recopilar sus memorias, debido a que los excesos con el alcohol y el paso de los años han difuminado los recuerdos, que se confunden en su mente con la pura invención. Y ahí reside, precisamente, el atractivo de la narración, en la medida en que toda una vida puede ser reinventada haciéndola más atractiva de lo que en realidad pudo ser.
Entre las acusaciones a las que debe de hacer frente el controvertido personaje está la de haberse enriquecido con métodos fraudulentos. También se le achaca el haber recurrido a la boda de conveniencia, aunque sus tres matrimonios son considerados como un completo fracaso. Sin embargo, la más grave de las imputaciones tiene que ver con la muerte de su mejor amigo, de la que aparece como principal sospechoso.
Al describir a este hombre de negocios de existencia turbulenta, Mordecai Richler fue muy crítico con la comunidad judía de Montreal. No obstante, sigue siendo una autocrítica, puesto que el escritor se formó en ella. La población francófona tampoco se sintió bien tratada por el mordaz autor e incluso los anglosajones protestantes se sintieron tan ridiculizados como los judíos.
Pasado el tiempo, todo el cine canadiense ha querido solidarizarse con el libro y su corresponediente adaptación cinematográfica, razón por la que en la película abundan los cameos, de además del propio realizador Richard J. Lewis, de otros cineastas del país de la hoja de arce consagrados internacionalmente como David Cronenberg, Atom Egoyan o Ted Kotcheff. No obstante, el homenaje es para el actor Maury Chaykin, que hace aquí su aparición póstuma. Las actrices que encarnan a las tres mujeres de Barney son Rachelle Lefevre, Minnie Driver y Rosamund Pike.
Título original: «Barney's Version».
Guión: Richard J. Lewis.
Guión: Michael Konyves, sobre la novela de Mordecai Richler.
Intérpretes: Paul Giamatti, Dustin Hoffman, Minnie Driver.
País: Canadá, 2010.
Duración: 132 m.
Paul Gimatti es todavía relativamente joven, pero acumula ya veinte años de experiencia profesional. Le vimos por primera vez en el reparto coral de «Solteros», la película de Cameron Crowe que se hizo eco del fenómeno de la música grunge en Seattle. Woody Allen se fijo en él y le llamó sucesivamente para «Poderosa Afrodita» y «Desmontando a Harry». Pero su físico (poca estatura y prematura calvicie) le condenó a papeles secundarios en Hollywood, participando como característico en «Salvar al soldado Ryan», «El show de Truman», «Man on the Moon» o «El planeta de los simios». Para poder ser portagonista tuvo que refugiarse en el cine independiente, y fue Todd Solondz quien le dio su gran oportunidad en «Cosas que no se olvidan».
A partir de ese título todo le iba a ir mucho más rodado. Con «American Splendor» se consagra como actor de culto, para acto seguido ser conocido por un público más amplio gracias a la comedia de Alexander Payne «Entre copas». Y en la televisión triunfa con el biopic «John Adams», obra del oscarizado realizador británico Tom Hooper. Recientemente le hemos visto en «La última estación», donde interpreta al hombre de confianza de León Tolstoi. M.I.
«El mundo según Barney» es una de esas películas prestigiosas de las que todo el mundo habla bien, aunque no por ello deja de ser minoritaria, tal como lo confirman sus pobres resultados en taquilla.
Robert Lantos sabía que el actor ideal para interpretar a Barney Panofsky era el también judío Dustin Hoffman, sólo que ya está mayor para interpretarlo en su juventud, si bien encarna al padre de Barney.