La actividad que viene generando Bizbak (Bizkaia Bilbao Arte eta Kultura) desde su apertura consiste en un esforzado ejercicio de situar el arte y la cultura en unas coordenadas que hasta la fecha no eran tenidas en cuenta por las instituciones e infraestructuras vecinas. Las renovadas aspiraciones de la Universidad, que miran a la excelencia intelectual y pretenden una mayor presencia en la sociedad, no dejan aquí de lado el sentido crítico de la apuesta, tanto en el programa de eventos como en su programación expositiva, conformando así un contrapunto necesario en lo planas que son las políticas culturales locales.

Atendiendo ya de forma específica a la muestra que abre este espacio y tomando en consideración lo que ello tiene de declaración de intenciones, hay que señalar algunos aspectos importantes. El punto de partida de esta primera exposición o su condicionante fundamental -a saber, el patrimonio artístico de la propia institución universitaria- se podría antojar a primera vista como un callejón sin salida, un lastre difícil de gestionar de cara a una presentación que aportara compromiso, presencia de la escena local actual y revisión del propio formato expositivo. No en vano, muchas de las propuestas actuales en el ámbito de la artes visuales vienen cuestionando precisamente este concepto, que sin duda merecería una revisión por parte de la misma EHU/UPV como faro de innovación que pretende ser.

Sin embargo, la coordinación y comisariado del colectivo de arte feminista Erreakzioa-Reacción, que viene desarrollado desde hace quince años una carrera continuada en pro de la visibilidad del trabajo de las mujeres artistas en Euskal Herria, y su vuelta de tuerca a la situación de partida a través de una convocatoria abierta de trabajos, ha sido capaz de re-encuadrar el escenario combinando patrimonio y nuevas propuestas en un dispositivo archivístico razonablemente eficaz.

Así, obras, reproducciones, genealogías y cronologías se mezclan en un conjunto arborescente capaz de mostrar al espectador la variedad y complejidad del arte hecho por las mujeres en este país, auténtico patrimonio oculto y silenciado en la mayoría de las ocasiones. De este modo, el display expositivo se extiende y se desarrolla; parte de un repositorio de obra plástica y activa su latencia hasta nuestra circunstancia actual integrando otras formas, otras posibilidades.

Un paseo por las salas

En una segunda sala se muestra la obra de WeareQQ, colectivo formado por Usue Arrieta y Vicente Vázquez cuyo trabajo transita entre el audiovisual, la perspectiva crítica y una inteligente ironía. «El enemigo», la pieza central de su propuesta para Bizbak, es una audaz parodia de algunos de los referentes contraculturales que han iluminado cierto tipo de prácticas contemporáneas. En la cita que en su vídeo hacen de «La Chinoise», de Godard, la ironía con la que el colectivo enfoca el filme se solapa con la que el propio Godard ejerce de alguna manera al retratar a los protagonistas, jóvenes ilusos que quieren «estudiarse» en lo ideológico. El resultado consigue ofrecernos, a través de una fórmula inesperada, un buen reporte de las condiciones de la producción cultural del presente, mostrando las contradicciones y las dudas que ha de encarar el artista contemporáneo. A destacar la publicación en formato periódico que acompaña su propuesta.

Una tercera etapa de esta muestra inaugural corresponde al trabajo del sociólogo Nader Koochaki, quien realiza hábilmente el tránsito desde un trabajo de campo sociológico y/o antropológico hasta la exploración de dispositivos de exposición artística en la búsqueda de nuevos formatos de enunciación.

En su trabajo «XXXXX», el autor mezcla diversos referentes, de un lado el concurso de perros pastores de Oñati y de otro su retransmisión televisiva, en una suerte de confusión de los distintos niveles de mediación y de representación, para analizar cómo las categorías «naturaleza» o «cultura» predeterminan nuestra visión del mundo.

Pero probablemente lo más destacable de esta muestra lo encontremos en el pequeño espacio que han tomado Koochaki y WeareQQ como laboratorio de trabajo en común. Un espacio documental que, como resultado de la acumulación e interacción de las distintas aportaciones (algunas de ellas, resultado de su investigación con motivo de la muestra), se convierte en un inclasificable dispositivo en el que coinciden los libros «guillotinados» de una bibliografía personal y formativa de Koochaki con otros datos, piezas y artefactos, como el «lanzador de ikurriñas» de Xabier Zumalde. Merece una visita.