Revueltas en el mundo árabe
La intervención agrieta la izquierda tunecina
La decisión de la ONU de avalar una intervención militar en Libia ha tenido su efecto inmediato en Túnez. La primera consecuencia ha sido agrietar las posiciones de los partidos de izquierda y nacionalistas árabes, un sector donde no existe unanimidad sobre qué postura adoptar ante la inminente operación extranjera.
Alberto PRADILLA Enviado especial a Túnez
Mientras algunos partidos se oponen frontalmente a los bombardeos e insisten en que sólo los rebeldes libios tienen legitimidad para derrocar a Gadafi, otros apelana la grave situación en la que se encuentran los sublevados y al miedo a la represión como argumentos para apoyar el despegue de los aviones occidentales. Esta división podría llegar a afectar al Frente 14 de Enero, el paraguas que unifica a todas las fuerzas progresistas y nacionalistas tunecinas y que también afronta sus propias contradicciones internas en relación al proceso revolucionario que ha seguido a la marcha del dictador Zine El-Abidine ben Ali. «Estamos en contra de cualquier tipo de intervención militar», sentencia Hama Hamami, portavoz del Partido Comunista Obrero de Túnez (PCOT), la principal fuerza de izquierda en el país africano, que insiste en que una acción armada solo serviría para apuntalar «los intereses norteamericanos en la zona». En la misma línea se manifiesta Krichi Khaled, del Movimiento del Pueblo, un partido nasserista que también rechaza la «injerencia extranjera». «La cuestión libia la deberá resolver el propio pueblo libio. No podemos permitir que potencias como Francia o EEUU se involucren en nuestros asuntos» señala Khaled, que realiza el símil con la invasión estadounidense de Irak iniciada en 2003. «Desde entonces, el país está colonizado con el beneplácito de la ONU», denuncia.
El rechazo a la acción de la OTAN parece mayoritario entre los sectores progresistas tunecinos, que tienen claro que la presencia militar extranjera podría poner en peligro los avances logrados en su propio país. Porque lo que ocurre en Libia influye al otro lado de Ras Jdir (frontera con Túnez). No se puede olvidar que este país se ha convertido en el principal receptor de los miles de refugiados que huyen desde Trípoli. Además, antes de que las revueltas estallasen en su propio territorio, Gadafi fue uno de los líderes que más aplaudió al depuesto dictador, llegando incluso a proteger a miembros del antiguo RCD y de las milicias fieles a Ben Ali. A pesar de ello, el Gobierno tunecino anunció ayer que no tomaría parte en la operación militar.
Sin embargo, no toda la izquierda comparte el rechazo a la intervención militar, al que también se han sumado los islamistas. Otras personalidades relevantes, como Sihem Bensedrine, portavoz del Consejo Nacional por las Libertades en Túnez, aplaude el aval de la ONU al inicio de los bombardeos. «Estamos contentos con la decisión de la zona de exclusión aérea», señala Bensedrine, quien asegura que apoya la medida aunque ésta suponga el ataque directo contra Libia. «Hasta ayer (por el jueves) teníamos mucho miedo por nuestros compañeros en Libia. Iba a ser una masacre», señala, tras admitir que, inicialmente, ella también se oponía a la operación.
Esta misma evolución también la han experimentado los propios rebeldes, que han pasado de oponerse a la operación militar a aplaudirla. Una posición que se repite entre los libios exiliados en Túnez. El jueves, cuando se conoció el resultado de la votación en la ONU, decenas de personas se concentraron frente a la embajada libia para celebrarlo. «Todos los libios en Túnez estamos a favor de la zona de exclusión aérea», señalaba Karim, de Trípoli. No tiene miedo a que la presencia de EEUU se eternice, ya que considera que la declaración aprobada, que descarta la invasión terrestre, es suficiente garantía.
La organización pacifista Stop The War convocó ayer una manifestación en Londres, ante el 10 de Downing Street, para denunciar la operación militar internacional en Libia.
«Atacar a Libia al tiempo que se apoya la invasión de Bahrein por las oligarquías del Golfo para sostener a la amenazada monarquía de ese país bajo las narices mismas de la Quinta Flota estadounidense es todo uno», denuncia Stop The War, que denuncia que el objetivo de David Cameron es el mismo que tuvieron sus predecesores Tony Blair y Gordon Brown al abrazar a Gadafi, controlar el petróleo libio.
Una manifestación contra la guerra partirá hoy a las 18.00 de Cibeles, en Madrid.GARA
Protección de civiles
«Autoriza a los estados miembros a tomar todas las medidas necesarias para proteger a los civiles y las zonas habitadas por civiles de las amenazas de ataques, incluida Bengasi, excluyendo una fuerza extranjera de ocupación sea de la manera que sea en territorio libio».
Zona de exclusión aérea
«Decide establecer una prohibición de todos los vuelos en el espacio aéreo de Libia para proteger a los civiles. Decide que esta prohibición (...) no afecte a los vuelos cuyo único objetivo sea humanitario. Autoriza a tomar las medidas para hacer respetar la prohibición de vuelos».
Embargo de armas
«Decide (...) para asegurar la estricta aplicación del embargo de armas [contenido en una resolución precedente del 26 de febrero sobre Libia], inspeccionar su territorio, incluyendo los puertos y los aeropuertos o en alta mar, los barcos y aviones que vienen de Libia».
Congelación de bienes
«Decide congelar los bienes (...) afectará a todos los fondos, los bienes financieros y los recursos económicos (...) que son propiedad o están controlados directa o indirectamente por las autoridades libias».