Desde que abriera sus puertas en el año 2000, Chillida-Leku ha recibido la visita de más de 800.000 personas. Sin embargo, la cifra descendió considerablemente en las últimas campañas provocando el cierre temporal del museo el pasado 31 de diciembre. Nadie o casi nadie se podía imaginar que, apenas cuatro meses después, la familia del desaparecido escultor donostiarra fuera a decidir de forma unilateral suspender las negociaciones que venía manteniendo con las instituciones vascas desde hace año y medio. Es más, han sido numerosas las voces que en los últimos meses auguraban una posible reapertura del museo de cara al próximo verano.

La familia Chillida remitía ayer por la mañana un comunicado donde hacía pública la noticia y aseguraba, ante todo, que «la salvaguarda del legado cultural y artístico de Eduardo Chillida es el principal objetivo de su familia». Uno de los motivos que han provocado esta decisión es que «las instituciones vascas no pueden cumplir los compromisos adquiridos y firmados en el año 2009» que son los caballos de batalla de las negociaciones. La familia Chillida reivindicaba la unidad permanente de la colección en los actuales terrenos (que la obra se mantuviese en ese espacio y con su actual configuración); el carácter monográfico del museo (no se podría incorporar a este espacio obras de otros artistas, aunque sí podrían habilitarse nuevos espacios anexos con exposiciones temporales); y el derecho a veto de la familia en lo que afecte a la salvaguarda de la obra y la imagen de Chillida (una medida de «precaución» para que no se den variaciones ni nuevas configuraciones).

«Las instituciones cuestionan, entre otras cosas, el carácter monográfico del museo, que es una de las bases fundamentales del mismo y que como tal ha sido conocido y apreciado en sus 10 años de existencia. Por tanto, la familia Chillida ha decidido liberar a la Diputación Foral de Gipuzkoa y al Gobierno Vasco de sus compromisos y no forzar ningún nuevo acuerdo», anunciaron.

Asimismo, alegaron que el mantenimiento de esta colección privada como espacio abierto al público es «inviable» por su déficit recurrente. Tan sólo en 2010 fueron más de 600.000 euros lo que los Chillida tuvieron que aportar individualmente.

Además, este cierre al público supone la presentación de un ERE de extinción para los 20 trabajadores -a los que se le comunicó la decisión ayer mismo-, actualmente en suspensión de empleo, «que en cualquier caso hubiese debido llevarse a cabo».

Sin embargo, la noticia cayó como un jarro de agua fría sobre las partes implicadas -Gobierno de Lakua y Diputación de Gipuzkoa-, que mostraban su «sorpresa» en una nota de prensa conjunta remitida a los medios de comunicación.

Ambas alertaban de la forma «desleal» de anunciar esta decisión a los medios de comunicación «sin informar antes a las partes implicadas en la negociación». «Lo último que esperábamos es una ruptura de las negociaciones en un momento en el que nuestros representantes estaban ya trabajando en los detalles menores del acuerdo», subrayaban.

La consejera de Cultura, Blanca Urgell, reiteró lo anteriormente reseñado en la misiva enviada por su Ejecutivo, y consideró una «deslealtad con los negociadores» el anuncio de la familia del escultor Eduardo Chillida de cerrar definitivamente al público el museo Chillida-Leku de Hernani.

Urgell expresó su «sorpresa» y opinó que esta decisión de la familia Chillida es «una deslealtad» para con las instituciones que trataban de que el museo siguiera abierto y que siempre han mantenido una postura negociadora.

En adelante, la obra de Chillida se mantendrá en Zabalaga, donde podrá ser analizada por estudiosos del artista, pero se cierra el espacio al público. La familia, que continuará asumiendo el mantenimiento del legado como parte de su responsabilidad, manifestó que «lamenta más que nadie no haber llegado a un acuerdo que permitiera la continuidad de este museo que tanto esfuerzo le ha supuesto y en el que ha invertido tanto trabajo e ilusión».