Derrota en San Mamés
Los pies se quedan en tierra
Un gol de Marco Ruben otorga los tres puntos al Villarreal y resigna al Athletic a pelear exclusivamente por la Europa League. Un primer tiempo igualado y el tanto visitante precedieron a la reacción rojiblanca, menos briosa y efectiva que en otras ocasiones.
Amaia U. LASAGABASTER I
Puede que las matemáticas, con 27 puntos en juego por delante, impidan descartar cualquier escenario, pero sólo los más ilusos seguirán pensando en la posibilidad de disputar la Liga de Campeones después de que el Athletic cayera anoche ante el equipo que marca, precisamente, la frontera de la máxima competición continental.
Los equipos cabeceros se le siguen resistiendo a la escuadra bilbaina -a la espera de la visita del Real Madrid, próximo encuentro en San Mamés, han saldado con derrota sus siete enfrentamientos con los cuatro primeros clasificados- y no es, probablemente, un dato baladí. Falta un salto de calidad, que hace intocables a los galácticos y sitúan también muy lejos a los candidatos a la Champions. Toca moverse en un tercer peldaño, en el que, a lo sumo, cinco conjuntos pelearán por las tres plazas que ofrecen billete para la Europa League. Un mal menor, sin duda, por el que cualquiera se habría dado con un canto en los dientes hace ocho meses.
Con la esperanza de ascender uno -y también, de paso, de alejar a sus rivales directos, tras otra jornada propicia-, el Athletic saltaba al campo con Óscar de Marcos como escolta de Fernando Llorente y David López en banda derecha. Y con Pablo Orbaiz en el centro del campo para intentar nivelar armas con un rival de tocones, aunque lo consiguió a medias porque el equipo no acabó de decidirse. Hubo momentos en los que optó por el poso y otros por cualidades que le resultan bastante más familiares.
Lo cierto es que le fue mejor cuando el partido se convirtió en un choque de estilos. Es decir, cuando intentaba meter las revoluciones que tan buen resultado le suelen ofrecer en su estadio, frente a un Villarreal que se decantaba por la calma y el toque, que también se han convertido en su santo y seña. Pero el equipo de Juan Carlos Garrido no es el Barcelona, aunque se le parezca por momentos. Así que si al cuadro culé ya le ha tocado sufrir en San Mamés esta temporada, los castellonenses no iban a ser menos, sobre todo con una intensa eliminatoria continental a sus espaldas. Athletic y Villarreal fueron alternándose en dominio y sustos. O sustillos, porque las ocasiones no fueron ni demasiadas, ni excesivamente claras. Aunque fue prácticamente el único aspecto en el que los rojiblancos mejoraron a su rival, que sí se acercó al área por momentos, pero que no disparó una sola vez entre los tres palos en toda la primera parte.
No pareció que fuera a mejorar el panorama en una reanudación, que amenzó con el sopor absoluto desde su inicio. Quizá debía haberse interpretado como una pista de lo que estaba por venir. De muy mal agüero porque ya se sabe que cuando las pulsaciones empiezan a bajar, al Athletic acaban por desaparecerle. Y llegan los despistes. Como el que permitió a Borja Valero conducir y centrar y a Marco Ruben librarse de las marcas para cabecear el servicio de su compañero, acabando con las tablas.
Fue lo mejor que le podía pasar al partido... desde el punto de vista de un espectador neutral. Porque el gol del argentino obligaba al Athletic a revolucionar la recta final del choque con una de sus subidas de bilirrubina, pero también le resignaba, salvo que la efectividad le acompañase, a pelear exclusivamente por certificar su plaza de Europa League en las nueve últimas jornadas del campeonato.
Lo que acabó pasando, lamentablemente. Porque la reacción del Athletic fue briosa, sí, aunque quizá no tanto como en otras ocasiones. Y además echó en falta alguna de sus armas habituales en estas circunstancias. Porque Urko Vera saltó al campo en cuanto el Villarreal se adelantó, pero lo hizo sustituyendo a David López. No es que el riojano estuviese firmando el partido de su vida, pero su marcha dejaba a las dos torres rojiblancas sin el compañero más capacitado para convertir en asistencia casi cualquier acción a balón parado. Y hubo que esperar hasta los últimos minutos para que Igor Gabilondo tomara su relevo.
Aún así fueron capaces los bilbainos, empujando, empujando, de crear peligro en el área de Diego López. Bastante más, de hecho, que en el primer tiempo, aún a riesgo de que su rival sentenciara a la contra, para lo que tampoco faltó demasiado. Pero los goles de última hora se quedaron esta vez en intentos frustrados. Y el objetivo de la Champions, en simple sueño.
Ha sido un palo. Joaquín Caparrós y sus hombres coincidieron, sin la más mínima disidencia, en que la derrota les había sentado muy mal. Por su consecuencia en la clasificación y, sobre todo, porque les pareció injusta.
«El resultado es excesivo -sentenció el técnico rojiblanco-. Pero frente a este tipo de equipos, que tienen mucha calidad, paciencia, experiencia y saben madurar... Aprovechan la oportunidad que tienen y luego es complicadísimo porque se cierran bien y además tienes que cerrarles el contragolpe».
Como a todo hay que verle el lado positivo, Caparrós se reconoció «contento con el esfuerzo de todos los futbolistas. El equipo lo ha dado todo ante un equipo magnífico, con una plantilla muy buena». No sólo la actitud de los suyos le satisfizo. «En el primer tiempo hemos madurado, hemos tocado, hemos hecho buenos cambios de orientación... Pero una vez que te meten el gol -insistió-, es complicado porque se posicionan bien, tienen mucha calidad al contragolpe y además tienes que tener la fortuna de convertir alguna de tus ocasiones».
En el apartado negativo, lamentó que «ese despiste -en referencia a la acción del gol visitante- nos ha costado los tres puntos».
Coincidió Javi Martínez en señalar que la derrota «es un palo duro. Todas lo son, pero además teníamos muchas esperanzas puestas en este partido». «En otros hemos hecho menos cosas para ganar y hemos ganado», admitió el navarro, para el que el resultado «quizá no ha sido del todo justo, quizá lo habría sido más un empate porque han marcado casi en su único tiro a puerta y nosotros hemos tenido algunas ocasiones más». A.U.L.