Lo prioritario, mirar hacia abajo; después ya se verá
Natxo MATXIN I
Todo se ha comprimido a falta de nueve jornadas para el final. Quizás la importante goleada cosechada en Alicante lance las campanas al vuelo de que todavía se está a tiempo de luchar por retos más elevados que la permanencia.
No está mal ser optimista y aprovechar una buena ola, pero la realidad indica que el descenso sigue estando a seis puntos, la misma distancia que antes de esta balsámica victoria, lo que viene a demostrar que, a diferencia de otras campañas, nadie ha arrojado la toalla y que la lucha por la salvación va a ser titánica hasta el final.
Hay que confiar en que esta semana de descanso sirva más para enfriar que para calentar los cascos de una plantilla que hace bien poco se hubiera dado con un canto en los dientes por estar en la situación en la que se encuentra y que podría mirarse en el espejo de sus vecinos más cercanos para cerciorarse de que algunos espejismos sólo sirven para alejarte del camino más recto. Otra cosa es que, una vez obtenido el inicial objetivo, se hable de palabras mayores. A ambiciosos nadie nos debe ganar.