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ANÁLISIS | DEBATE SOBRE LA ENERGÍA NUCLEAR

Verdes con futuro, ¿futuro verde?

Los Verdes se han convertido en un partido con futuro tras los resultados del domingo. Tienen tres virtudes de las que carece el resto de fuerzas políticas: visión, credibilidad y gobernabilidad. Sin embargo, nadie podría asegurar por ahora que el futuro vaya a ser verde.

Ingo NIEBEL

Una ola verde recorre Alemania y trae aires de cambio al paisaje. Mirando al futuro, donde esperan las elecciones regionales de Bremen, Mecklenburgo-Antepomerania y Berlín, una pregunta: ¿Dónde van los Verdes, establecidos como segunda o tercera fuerza entre la CDU y el SPD?

La palabra clave en su vocabulario es wechsel (cambio). Ya antes de las elecciones de Baden-Württemberg y Renania-Palati- nado, los Verdes, fundados en 1980, han abogado por el «cambio energético», arremetiendo contra la prolongación de la vida útil de las nucleares. «Vamos a iniciar el cambio político en este land», prometió el candidato principal, Winfried Kretschmann, el domingo, cuando vio que podía ser el primer ministro-presidente de su partido, liderando un bipartito con el SPD.

Quizás años atrás esta opción habría causado un fuerte rechazo en la Bolsa de Frankfurt, sensible a que partidos tachados entonces de «rojos» se hiciesen con el gobierno de uno de los estados federales más ricos. Pero el centro financiero ha reaccionado con calma al resultado de Baden-Württemberg, que zanja 58 años de dominio derechista. La misma tranquilidad se nota en los comentarios de la prensa burguesa: Nadie teme a Kretschmann, a quien el buque insignia de la gran burguesía alemana, el ``Frankfurter Allgemeine Zeitung'', presenta como «conservador de valores católicos, para quien es más importante el amor hacia la naturaleza que los experimentos sociopolíticos».

No supone riesgo para el orden económico que en este land ejemplifican Mercedes y Porsche. Su primer reto en el frente energético va a ser sacar a la empresa pública EnBw de los apuros económicos en que le ha metido primero el presidente en funciones, Stefan Mappus (CDU), al nacionalizarla, y después Merkel al apagar inesperadamente dos de sus centrales nucleares. Gestionando esta situación, Kretschmann ha de mostrar que los Verdes ya no son «caóticos» y saben operar por el bien de la economía.

Su socio minoritario, el socialdemócrata Nils Schmid, se apresura a presentarse como el controlador del «verde». Lo que a primera vista parece el intento del SPD de darse un sentido en medio de su peor resultado electoral a nivel regional sí tiene una pizca de verdad: Todos los estudios científicos sobre los Verdes señalan a que son el partido de la denominada «élite educativa»; es decir, aquella clase burguesa, joven y de mediana edad, que por lo general ha cursado estudios superiores, pertenece a profesiones autónomas y posee alto poder adquisitivo. Los obreros no suelen formar parte de su electorado, ni tampoco ese 30% que sobrevive por el subsidio del Estado.

No obstante, el SPD ha de temer a los Verdes porque poseen tres características de las que carecen los demás: visión, credibilidad y gobernabilidad. Su visión es la sustitución de la energía nuclear por las renovables. Después de Fukushima, la mayoría de los alemanes lo considera una meta y pocos recuerdan cómo los Verdes sacrificaron parte de sus principios en el compromiso firmado, bajo tutela del SPD, con la industria atómica en 2000. Ya que los poderes fácticos han decretado el fin de la energía nuclear, incluido el adiós al petróleo, ahora necesitan a los Verdes para que nuevos dirigentes políticos les abran la puerta a la nuevas tecnologías. Pueden servir para romper viejas estructuras sin poner en peligro el sistema capitalista. Su gobernabilidad la demostraron ya en 1999 y 2001, cuando junto a Gerhard Schröder (SPD) llevaron el país a las dos guerras de la OTAN en Yugoslavia y Afganistán. Es más: Dado el gran número de inmigrantes árabes, una Alemania verde podría ser punta de lanza de futuras intervenciones para implantar una democracia tipo occidental en Irán, por ejemplo.

Merkel no hace caso al ``Financial Times Deutschland'' que le exige anticipar los comicios. De momento, los Verdes son un partido con futuro; si el futuro es verde, está por ver.

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