Mal haría Osasuna si se deja llevar por la euforia de saber que el Atlético es un rival que se le ha dado bien en tiempos recientes -siete victorias en las últimas diez visitas colchoneras-, por el menor potencial que se les supone a los madrileños ante la ausencia de su máxima figura, el Kun Agüero, y por un exceso de confianza rojilla debido al buen momento de juego y resultados, amén de su solidez casera, donde sólo ha hincado la rodilla frente al Barcelona.

A los de Quique Sánchez Flores les quedan muchos argumentos para intentar quebrar la racha navarra, como la presencia del apagado Forlán que siempre resucita cuando visita El Sadar o la máxima intensidad que les va a exigir su técnico, sabedor de que de lo que suceda en el estadio iruindarra puede depender su cabeza.

Sólo la tensión con la que la escuadra rojilla jugó en Málaga o Alicante puede permitir que se continúe con la trayectoria positiva y que, caso de encadenarse una nueva victoria, se esté a sólo un pasito de conseguir el objetivo de la permanencia. Y es precisamente la lucha contra la estadística el mayor inconveniente, ya que Osasuna no encadena cuatro triunfos consecutivos desde la marca que obtuvo entre los meses de enero y febrero de 2010.

Pandiani, fuera de la lista

Para repetir tal logro, Mendilibar es muy posible que vuelva a alinear a dos de los hombres en los que ha puesto más confianza desde su llegada al banquillo navarro: Nekounam y Soriano. El iraní volvería a hacer pareja en el doble pivote con Puñal, aunque con la libertad de mirar hacia arriba, mientras que el maño recuperaría su plaza de enganche por detrás de Sola.

Masoud y Vadocz serían los damnificados por la medida del técnico vizcaino, si bien ambos entraron en la lista, a diferencia de Pandiani, pese a que el delantero charrúa ya fuera considerado alta médica el viernes.