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Antonio Alvarez-Solís | Periodista

¿Y ahora qué?

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Llegó por fin la gran noticia; la esperada noticia: el Sr. Zapatero se va ¿Y ahora qué? Porque la gran noticia por venir no es que se fuera el Sr. Zapatero, sino que viniera el socialismo. Y el socialismo no vendrá. Está muerto; irremediablemente muerto. El socialismo sigue siendo un gran objetivo, pero yace inerte y para resucitarlo es precisa una cultura revolucionaria, una sociedad en giro de 180º. Para que la política socialista pueda constituir una realidad creativa es necesaria una sociedad real, con una pretensión social distinta, con aspiraciones vitales absolutamente diferentes a las dominantes. Si la ciudadanía no acepta el predominio de lo colectivo frente a lo privado, de lo sólido frente a lo aparencial, es inútil hablar de socialismo. Se trata, pues, de vivir de otro modo, de pasar de lo vertical a lo horizontal. Con ello no se postula el empobrecimiento lastimoso de los individuos, sino el enriquecimiento de los medios. Sin medios colectivos poderosos es inimaginable la mejora vital y la auténtica libertad de los ciudadanos.

Zapatero se va y se habla de dos sucesores en lucha: Chacón y Rubalcaba. En un esquema fantasioso, ciertos comentaristas resumen la situación sucesoria como una batalla de lo militar contra lo policíaco. Es posible que así sea. Lo cierto es que ni Chacón ni Rubalcaba traerían nada nuevo. Son dos mediocres funcionarios de una dictadura que carcome la entraña de la presumida democracia. Ya no se trata, por tanto, de una oferta socialista, sino de un relevo cuartelero. Se necesita, pues, un socialismo real, pero para ello es precisa, repito, una sociedad socialista. Ante todo.

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