Sin saltar a la cancha, Xala-Barriola se convirtieron ayer en los primeros finalistas del Parejas después de que los actuales subcampeones, Gonzalez-Laskurain, se apropiaran del sueño azzurro de Martínez de Irujo y Merino en el Labrit. Decía el de Ibero entre semana que querían ser como la selección italiana de fútbol que, tras sufrir en cuartos, termina metiéndose en la final con mucho sufrimiento, pero en un partido con todos los ingredientes del Calcio, -tensión, polémica, gestos excesivos, calidad y defensa- sus rivales se mostraron mucho más transalpinos y consiguieron seguir con vida, por lo menos hasta que se juegue el partido de esta tarde en el Astelena eibarrés.

Y es que, una vez conseguido lo que parecía más complicado, dejar a sus rivales en menos de 15 tantos, a Gonzalez y Laskurain ahora les queda que Xala-Barriola consigan derrotar esta tarde a Olaizola II-Begino, que serán finalistas si llegan al cartón 22. La situación no es nueva para el de Azkaine, que ya en la liguilla de semifinales del Cuatro y Medio del año pasado tuvo que esperar a que Irujo le metiera en la final ganando a Titín en el propio Astelena.

Partido de rachas

Con la trascendencia de cada tanto y estos dos delanteros tan poco convencionales en los cuadros delanteros, el partido resultó vibrante, con múltiples alternativas en el marcador y jugado a un ritmo muy alto. Eso sí, desde el primer tanto, Gonzalez y Laskurain parecieron tener muchas más claras sus ideas: evitar a Martínez de Irujo y desgastar a Merino II.

Bordaron la táctica de madurar y que Gonzalez terminara en los tres primeros tantos, pero sus errores y la irrupción del de Ibero dio el control del marcador a los colorados hasta el 11-9, en una sucesión de tantos rápidos y vibrantes.

Sin embargo, en este instante los azules dieron con una pelota muy viva con la que poner en práctica su idea de partido, de alargarlo más, olvidándose de esa cifra de tantos que, como ya les pasó a Bengoetxea VI y Albisu en Eibar, supuso una presión extra que no les vino nada bien.

Mientras la pelea en los cuadros alegres terminó derivando en una guerra de guerrillas entre Irujo y Gonzalez, con la clara estorbada del lapurtarra en el 11-13 como mecha, en el frontón se impuso el saber estar y la frialdad de un Aritz Laskurain que se erigió en el más destacado del partido. El de Soraluze, segurísimo, fue imponiéndose paulatinamente en los cuadros traseros y fue gastando a un David Merino que no estuvo con la chispa de otros días, quizá atenazado por los nervios.

Aprovechando la ansiedad de los colorados, que veían que no llegaban al ansiado 16, los azules abrieron hueco con un parcial de 10-0 para ponerse 11-19. Irujo pareció entrar en erupción con un buen tanto atrás y una alcanzada al ancho imposible en el 19-14. Sin embargo, Gonzalez se confirmó como su peor enemigo y lo pagaron las protecciones de las cámaras de televisión, en un gesto del que se arrepintió mientras lo realizaba.