MANIFESTACIÓN EN BILBO
Gernika, símbolo para el mundo y señal para Euskal Herria
La manifestación tuvo una imagen omnipresente: el ``Guernica'' de Picasso, que sigue reclamando justicia para los vascos 74 años después. Y que, además, ahora es el símbolo del Acuerdo de Gernika, una hoja de ruta con vocación mayoritaria y que volvió a acreditar ayer su capacidad de convocatoria.
Uno de los fotógrafos habituales en estas grandes movilizaciones vascas sonreía al ver que entre los manifestantes se empezaban a repartir centenares, miles, de carteles con el emblemático cuadro de Pablo Picasso. «Esto se conoce en todo el mundo», apuntaba, satisfecho porque así más medios internacionales se podrían interesar por las imágenes de esta marcha. A su lado, otro apuntaba que ciertamente en los últimos meses ha habido manifestaciones más multitudinarias, pero con menos impacto visual.
El símbolo hizo que las cámaras echaran humo desde La Casilla hasta el Ayuntamiento. Los reporteros gráficos buscaban «posados» entre la movilización y también en las aceras: niños, personas con txapela, cuadrillas de jóvenes... todos con el cartel o con la pegatina que llevaba el símbolo del Acuerdo de Gernika y el lema de la marcha.
Con el ``Guernica'' se retrataron, cómo no, los promotores de Sortu. Y con motivo añadido, porque ellos también han sufrido un peculiar «bombardeo» que se ha diluido tras la sentencia del Supremo. Primero fueron los medios quienes miraron con lupa los antecedentes políticos, profesionales y hasta familiares de Iñaki Zabaleta y Maider Etxeberria. Luego llegó el espionaje a las conversaciones en prisión de José Mari Compains con su hijo, sin reparar al parecer en que también es su defendido. Después, la cuenta bancaria titulada por José Javier Artola, que el fiscal incluyó primero en su escrito de impugnación y tuvo que retirar luego ante la evidencia de que no había nada delictivo en ello. Y como último gran «misil», el intento de vincular a Sonia Respaldiza con ETA, aunque fuera a costa de tener que manipular la traducción de unos papeles ya de por sí muy difusos. Los promotores de Sortu han salido indemnes de todo ello, siguen adelante y lo hacen además con una sonrisa de oreja a oreja, la misma que llevaron al registro del Ministerio del Interior.
En la Plaza de Zabalburu, dos inmigrantes africanos no quitaban ojo a los carteles, y al final se animaban a preguntar: «¿Por qué pone `legalización'? ¿Qué legalización?». «La de un partido político que ha sido prohibido», les explicaba un manifestante. «¡Ah! -añadían los dos jóvenes con cierto asombro-. Pues ha venido mucha gente».
Los «Picassos» no sólo se hacían ver ante las cámaras. En la misma Plaza de Zabalburu, muchos de ellos se elevaban al cielo entre silbidos para dar respuesta al helicóptero policial que sobrevoló la marcha con su impertinente zumbido.
De Guernica a Gernika
Si el ``Guernica'' apela al mundo, el Acuerdo de Gernika moviliza a Euskal Herria. La de ayer fue la sexta gran manifestación nacional en medio año, en una dinámica que ha sacado a las calles en total a más de 200.000 personas ya, cuatro veces en Bilbo y una en Donostia e Iruñea.
No todas han sido convocadas por los firmantes de Gernika, pero sí que todas han reivindicado aspectos incluidos en el batería de mínimos para un escenario democrático consensuada en setiembre: el fin de las detenciones y de la tortura, el cambio en la política carcelaria, la legalización... De todos los aspectos enunciados en Gernika, sólo uno se materializado en estos meses: el «alto el fuego permanente, unilateral y verificable» reclamado a ETA y acepta- do el 10 de enero. Así que todo apunta a que el cuadro de Picasso seguirá teniendo un mensaje para el mundo en pleno 2011.
Ramón SOLA