La continuidad de Lasarte, que tiene el apoyo de la mayor parte del vestuario, depende de lo que suceda el domingo
Una semana para reaccionar
Los jugadores terminaron rabiosos tras su pésimo partido del Calderón y deseosos y convencidos de romper la racha ante el Sporting.
Joseba ITURRIA
Los jugadores de la Real vuelven a la actividad en Zubieta a las diez de esta mañana con la intención de recuperar la intensidad que les llevó a vivir un 2010 inolvidable y romper ante el Sporting la racha negativa que ha hecho saltar las alarmas dentro y en el entorno del club.
Todos los estamentos del club se han fijado este domingo como clave para la reacción y romper la racha y la imagen dada en los últimos partidos. La alarma es tal que hasta la continuidad de Martín Lasarte en el banquillo depende de lo que pueda suceder el domingo en Anoeta.
Jokin Aperribay comparecerá hoy en Kirol Etxea en la presentación de la Iraurgi Cup y trasmitirá confianza en el entrenador y los jugadores, pero si no se corta la trayectoria el domingo sólo queda un revulsivo posible que nadie desea buscar.
Aunque la actitud vergonzosa de los jugadores en el Calderón puede invitar a pensar lo contrario, no hay problemas con su entrenador. Lasarte tiene una buena relación con los jugadores, da importancia a la experiencia y suele recurrir a los veteranos, los que más pueden revolver cualquier vestuario. En la Real no hay ese problema. Los pesos pesados no tienen malicia y la plantilla apoya a su técnico.
Lo que sucede es que el equipo se ha venido abajo. Después del partido del Calderón se han cargado las tintas contra los dos de siempre, pero ellos no jugaron ante el Hércules y el Málaga y la imagen no fue mejor. El problema es colectivo y de la respuesta de toda la plantilla para superar el peor momento va a depender el futuro.
Los jugadores acabaron el partido del Calderón rabiosos y deseosos de resarcirse ante el Sporting. Lo complicado ahora es encauzar esa motivación, controlar la ansiedad y salir a Anoeta con la misma actitud con la que se ha jugado en casa hasta los últimos tres partidos.
No se puede jugar como en el Calderón, con sólo diez faltas en todo el encuentro y una amarilla por protestar. Eso demuestra que no se fue a disputar cada balón. Cuando un equipo está mal le falta confianza para jugar el balón, pero no le puede faltar actitud para pelearlo. No se trata de dar patadas, una falta es consecuencia de llegar tarde. Y la Real ni fue a por los balones.
Aire fresco
Al margen de la actitud, el equipo trasmite agotamiento físico y mental y los únicos que han aportado frescura en los últimos siete partidos son los que menos han jugado -Demidov, Ifrán, Illarramendi y Agirretxe-, e incomprensiblemente a los dos últimos los ha descartado Lasarte. Ha empezado a hacer cambios como era su obligación y no ha dado con la tecla correcta.
Lo de cambiar de sistema a estas alturas de temporada no parece adecuado porque el equipo está acostumbrado a una forma de jugar y los futbolistas no están para captar nuevos mensajes. El ejemplo del Calderón fue claro. Se apostó por un trivote para cuidar los espacios interiores y se olvidaron de que tenían que presionar. En ese sentido la ausencia de Joseba Llorente es un gran hándicap en esa tarea y Tamudo ha bajado mucho su nivel en los últimos partidos.
No es fácil el papel de Lasarte porque son muchos los jugadores que están mal, pero tiene que elegir a los once más idóneos para el domingo. Y no tiene que buscar a los más veteranos, sino a los que mejor están, e igual algunos jóvenes son los que más pueden ofrecer la frescura que precisa el equipo.
La trayectoria a la baja de la Real contrasta con la del Sporting, que lleva 22 puntos en la segunda vuelta, 13 de los 15 últimos, por ninguno de los blanquiazules. La afición del Sporting está encantada con su equipo y ayer adquirieron un buen número de localidades a través de la página web de la Real. Se calcula que serán más de 2.000 los aficionados asturianos que vengan y la Real desea que su afición responda y estudia formas de contrarrestar el ambiente que pone la Mareona. Lo tiene difícil porque no se pueden regalar entradas ni ponerlas a bajo precio cuando se acaba de cargar el medio día del club del Barcelona. La mejor medida sería ofrecer un abono para los últimos partidos -Sporting, Barcelona, Zaragoza y Getafe- a un precio ligeramente superior al que pagan los abonados.
ITURRIA