No es una broma, pero sí es de mal gusto
Escuchar a un personaje político con la trayectoria del actual vicepresidente, portavoz y ministro del Interior español hablar de «sarcasmo» y «broma de mal gusto» sobre cualquier circunstancia relacionada con el conflicto que enfrenta a Euskal Herria con el Estado que él ha defendido durante décadas en casi todos los cargos posibles es, no desde luego una broma, pero sí algo de mal gusto. Más aún cuando se refiere a las declaraciones realizadas por parte un sector de la sociedad vasca que intenta avanzar desde hace tiempo y entre mil y un obstáculos hacia un proceso que traiga una paz definitiva y justa a este pueblo. Justo lo contrario de lo que él hace.
Bildu, los partidos y personas que lo conforman, y también la izquierda abertzale, han expresado con nitidez cuál es su apuesta política, y ésta pasa por alcanzar un escenario en el que hechos como el sucedido este fin de semana, todavía con una sola versión y muy pocos datos, no vuelvan a suceder. Como tampoco los vetos políticos ni torturas como las denunciadas por decenas de ciudadanos vascos desde que Rubalcaba accedió a la máxima responsabilidad en Interior. Dice el aspirante a suceder a Zapatero que «ha llegado el momento de la clarificación». Él, desde luego, ha dejado clara su apuesta. Euskal Herria debe responderle que lo que ha llegado es el momento de la solución.