Los rebeldes no aceptan un plan de paz africano condenado al fracaso
Los rebeldes libios rechazaron ayer la propuesta de paz lanzada por la Unión Africana, que llegó a Bengasi con pocas expectativas de éxito. Los sublevados insisten en que no firmarán ningún armisticio que no incluya la salida del gobierno de Muamar al-Gadafi, que sí que había dado el visto bueno a una iniciativa que cuestionaba su liderazgo.
Alberto PRADILLA | BENGASI
«No aceptaremos ninguna propuesta de paz que no contemple la salida de Gadafi y de su familia». El presidente del Consejo Nacional de Transición libio, Mustafá Abdel Khalil, certificó ayer a las seis de la tarde lo que todo el mundo daba por hecho: que la hoja de ruta propuesta por la Unión Africana (UA) no tenía ninguna posibilidad de prosperar. «No es lo que el pueblo libio espera, se trata de una iniciativa obsoleta», insistió el ex ministro de Justicia, que reivindicó la resolución 1.930 de la ONU como el marco sobre el que deberá desarrollar cualquier posible acuerdo.
Por la mañana, representantes de Uganda, Mali, Mauritania, Sudáfrica y Congo aterrizaron en Bengasi para negociar una vía de mediación que el día anterior había recibido el aval de Gadafi en Trípoli. Ésta incluye un alto el fuego, el establecimiento de un corredor humanitario para los civiles y la puesta en marcha de negociaciones políticas. No obstante, la propuesta llegaba condena- da al fracaso, tanto por el previsible el contenido del texto como por la escasa confianza de los rebeldes libios hacia una institución como la UA, que ha sido presidida por Gadafi y cuyos miem- bros mantienen fuertes lazos económicos con el régimen.
«La propuesta realizada por los miembros de la UA no se diferencia de la que ya realizaron a finales del mes de marzo», consideró Abdul Haziz Gouga, portavoz del Consejo Nacional. Para la cúpula rebelde, la salida del país de Gadafi y de su familia es condición sine qua non para sentarse a negociar. Por eso, la de ayer fue una reunión de cortesía. Puede que éste sea el motivo de que el presidente sudafricano, Jacob Zuma, que lidera la delegación, ni siquiera se molestase en volar a Bengasi después de haberse reunido en Trípoli con Gadafi, a quien calificó como «hermano líder» durante la rueda de prensa en la que se anunció la adhesión del coronel a la propuesta.
«Cuestión interna»
«Lo que ahora mismo se necesita es un alto el fuego», señaló, en declaraciones a GARA, Mull Sebujja, embajador de Uganda en Etiopía y uno de los miembros de la delegación. Su discurso, centrado en exigir el desarme de los rebeldes, reducía a una «cuestión interna» el debate sobre la transición política en Libia.
Mientras que los líderes africanos (menos representados que en Trípoli) insistían en las bondades de su plan de paz, un europeo ejercía de portavoz de los rebeldes. Bernard Henry-Levi, filósofo procedente del Estado francés y que se ha convertido en el principal valedor de la intervención militar extranjera ante Nicolas Sarkozy, se paseaba por el interior del hotel minutos antes de la reunión marcando la línea que posteriormente seguiría Abdeljalil: «Ningún acuerdo que incluya a Gadafi es aceptable». Henry-Levy, que durante el inicio de la revolución egipcia puso en duda los beneficios de la marcha de Mubarak, avanzó lo que ocurriría horas después. «El presidente del Consejo les va a demostrar que no tienen nada que hacer», aseguró.
Recelo entre los rebeldes
La llegada de los representantes de la Unión Africana había generado el recelo entre los rebeldes. Por la mañana, cientos de personas se concentraron ante el hotel Tibesti, frente al puerto de Bengasi, para rechazar la propuesta. «Gadafi es un asesino, tiene que marcharse», gritaba, entre lágrimas, Fathem Randi. Había logrado colarse entre el cordón policial y se plantó delante de la recepción, en el lugar donde eran recibidos los políticos africanos, con el objetivo de declararles personas non gratas si no venían con una propuesta que incluyese la marcha de Gadafi. Su hermano Jamel, coronel al frente de las milicias sublevadas, murió hace dos días en los combates en Ajdabiya.
«Todos ellos están pagados por Gadafi, reciben financiación directa del dinero del petróleo», denunció Ralia Sanfaz, de 26 años, frente al hall del hotel donde comenzaban a desfilar los miembros de la delegación africana. No se puede olvidar que el panafricanismo ha sido uno de los estandartes de Gadafi, que en 2009 presidió de la institución que ahora busca mediar en el conflicto. Y que muchos de sus líderes han recibido financiación procedente del petróleo libio. «Somos países neutrales y no tenemos intereses. Pero hay un conflicto en Libia y se tiene que resolver», se justificó Mull Sebujja.
Lo cierto es que, con el rechazo de los sublevados a la hoja de ruta africana, el conflicto se mantiene en el mismo punto de estancamiento de la última semana. Porque lo que Abdeljalil ni ningún otro miembro del Consejo puede negar es su debilidad ante el Ejército leal a Gadafi. A pesar de que, como hizo ayer, lance mensajes para mantener alta la moral rebelde asegurando que «nuestras tropas están cada vez mejor entrenadas». Y el coronel, ante su evidente superioridad militar, no baraja opciones para dejar el poder después de 42 años al frente del régimen.
«Somos países neutrales y no tenemos intereses. Pero hay un conflicto en Libia y se tiene que resolver», indicó a GARA Mull Sebujja, embajador de Uganda en Etiopía y uno de los miembros de la delegación de la UA.
Los ministros de Defensa de Italia, Gran Bretaña y Estado francés se reunirán hoy para discutir cómo aumentar la presión militar contra el líder libio, Muamar al-Gadafi, según explicó ayer el ministro de Asuntos Exteriores italiano, Franco Frattini. Este fin de semana, la OTAN ha endurecido sus ataques después de que los rebeldes le acusasen de mantener una posición débil ante el avance de las tropas leales al régimen.
Sin estos nuevos bombardeos, que el domingo se centraron en Ajdabiya, los sublevados no habrían logrado recuperar esta ciudad, que el sábado fue objeto de una fuerte ofensiva del Ejército libio. Testigos dijeron a GARA que el frente se encontraba ayer a 20 kilómetros al oeste de Ajdabiya, después de que las bombas de la OTAN matasen a una treintena soldados gadafistas que estaban en su acceso oeste.
A.P.