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CiU aparca el independentismo tres días después de apostar por él

El guión estaba escrito y se cumplió a rajatabla. Con su anunciada abstención, Convergencia i Unió (CiU) impidió que el Parlament iniciase los trámites de la propuesta de Ley para la declaración de la independencia, propuesta por Solidaritat (SI) y apoyada por ERC y Joan Laporta. El presidente Artur Mas sólo estuvo presente en la votación, esta vez para abstenerse, a diferencia del domingo, que apostó por el sí a la independencia.
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Beñat ZALDUA

Ni la presencia, en topless a las puertas del Parlament, de la actriz porno María la Piedra y del espontáneo más famoso del mundo, Jimmy Jump, hizo cambiar de opinión al partido gobernante. Durante el pleno parlamentario celebrado a la mañana -la votación se produjo por la tarde- SI ofreció rebajar los términos de la propuesta de Ley para que CiU los apoyase, mientras que ERC le acusó de jugar a dos bandas, votando que sí en la consulta no vinculante del domingo y absteniéndose en la votación parlamentaria. «Ésta no es la legislatura de la independencia», se limitó a señalar Mas.

Hasta el PSC, el PP y Ciutadans, que se opusieron a la propuesta independentista, le reprocharon el doble lenguaje utilizado durante los últimos días. Desde el PP, que había calificado el debate de «pérdida de tiempo», su portavoz parlamentaria, María Llanos de Luna, acusó de «cinismo e hipocresía» a Mas en concreto y a CiU en general.

Resulta difícil comprender esta bipolaridad de CiU, a no ser que se piense en las elecciones municipales de mayo, en las que aspira a ganar alcaldía de Barcelona, símbolo del poder del PSC en Catalunya. Oriol Pujol, parlamentario de CiU e hijo del ex presidente Jordi Pujol, fue el primero que subió a la tarima de oradores el día de la consulta por la independencia, felicitándose por el buen resultado.

Ante la obvia pregunta de un periodista sobre el porqué de su rechazo al debate parlamentario, Pujol se limitó a señalar que «los tiempos de la calle y los tiempos de la política son distintos». Las acusaciones de doble juego no son, sin embargo, el principal problema de CiU ahora mismo. Como señaló la portavoz del PSC, Laia Bonet, «CiU ha puesto de manifiesto su división interna». Por un lado, las bases de la coalición y dirigentes históricos como el propio Jordi Pujol -que como buen ex presidente ahora se dedica a pontificar- se acercan cada vez más a postulados independentistas, como se pudo ver en la consulta del domingo.

A CIU SE LE CRECEN LOS ENANOS

Por otro lado, la cúpula de Unió, dirigida por Josep Antoni Duran i Lleida, se opone a cualquier debate sobre la independencia. Antes de la consulta, Duran i Lleida ya advirtió a los suyos en contra de la iniciativa, pidiendo «un poco de cabeza al partido».

Pero lo que ha causado más revuelo en los últimos días ha sido el hecho de que desvelara el sentido del voto de la vicepresidenta de Catalunya, Joana Ortega, también de Unió. Según él, Ortega votó que no. Preguntado por qué había revelado el voto secreto de una compañera, a Duran i Lleida no se le ocurrió nada más que «porque me ha dado la gana».

Más allá de los daños colaterales del debate sobre la independencia, CiU también se enfrenta al desgaste de gobernar. Pasados los cien primeros días de gobierno, la oposición ha dado por cerrada la tregua inicial y ha empezado a cuestionar las medidas del equipo de Mas.

El Govern tampoco ha ayudado a aplacar la oposición, ya que en los últimos días ha anunciado recortes drásticos en educación y sanidad, generando las protestas de sus propios consejeros en la materia. Ayer, trabajadores de los hospitales cortaron algunas de las vías de comunicación más importantes de la capital, en protesta contra los anunciados recortes.

El portavoz de los ecosocialistas de ICV-EUiA, Joan Herrera, -que también se abstuvo en la votación sobre la Ley de la independencia- declaró ayer que «en 100 días han conseguido poner de acuerdo a médicos, enfermeras y usuarios de la salud pública en que los recortes afectan a la calidad».

Es cierto que el Govern de Mas recibió un regalo de parte del anterior Govern en forma de un déficit de más de 10.000 millones de euros, pero medidas aprobadas recientemente por el Parlament, como la supresión del impuesto de sucesiones, han levantado la ira de todos los grupos parlamentarios, excepto del PP en este caso.

A POR EL VOTO INDEPENDENTISTA

Volviendo al tema de la independencia, como cabía esperar, CiU no es el único partido que intenta acaparar el apoyo de la ciudadanía movilizada por la consulta del domingo. Las elecciones de mayo están demasiado cerca. Los tres diputados de SI en el Parlament han protagonizado estos tres días una acampada delante del Parlament en demanda de la aprobación de la Ley sobre la independencia.

La actuación ha despertado más de una mofa entre la ciudadanía, pero el mensaje ha podido calar, gracias en gran parte al Ayuntamiento de Barcelona, que los ha desalojado noche tras noche.

Por su parte, ERC, que pretende recuperarse de su caída en las elecciones autonómicas gracias a su acuerdo con Reagrupament y Democracia Catalana, se ha unido a la convocatoria de una Conferencia Nacional Catalana para el Estado Propio, prevista para el próximo 30 de abril.

El ex presidente del Parlament, Ernest Benach, el ex conseller Joan Manel Tresserras y el eurodiputado oriol Junqueras, todos pertenecientes al partido republicano, fueron algunas de las cabezas visibles en la convocatoria de la conferencia, celebrada el pasado martes.

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