Los reajustes temporales tienen su nuevo «Código fuente»
El reciente estreno de «Destino oculto» puso al espectador en contacto con el tema de los reajustes temporales, según una idea original del maestro literario de la ciencia-ficción Philip K. Dick. De nuevo reaparece en «Código fuente», jugando con las posibilidades fantásticas de lo que sería una breve alteración del tiempo llevada a cabo dentro de un experimento militar.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Para ver «Código fuente» hay que olvidarse por completo de que Duncan Jones dirigió una maravilla llamada «Moon», porque si no la decepción puede ser muy fuerte. Hay que entender que en nada se parece trabajar con la libertad que da una realización independiente a estar atado de pies y manos por una producción de Hollywood, del mismo modo que las limitaciones presupuestarias ayudan a forzar la imaginación mucho más que en una película de estudio, donde te lo dan todo hecho.
Y tampoco es que «Código fuente» sea una superproducción, pues está en la media presupuestaria tirando por lo bajo, con unos nada exagerados 35.000.000 dólares. Es así gracias a que no necesita espectaculares escenas de acción, salvo por las explosiones, que están repetidas y no son precisamente el no va más de los efectos digitales. Sobre todo es narrativa de puro suspense, que libera un tipo de tensión mental. Se echa el resto, eso sí, en los planos aéreos del tren en marcha acercándose a la ciudad de Chicago, los cuales constituyen la parte visual más brillante de la película. Por lo demás, se da una alternancia entre dos únicos interiores, los del tren donde está colocada la bomba y los del laboratorio militar desde el que se dirige la operación.
Por último, se ha conseguido reunir un reparto aparente y eficaz, sin necesidad de tirar la casa por la ventana. Jake Gyllenhaal comparte los momentos estelares de la intriga con Vera Framiga y el afroamericano Jeffrey Wright, dejando para Michelle Monaghan el protagonismo romántico.
Las debilidades de «Código fuente», al igual que ocurre con la mayoría de películas comerciales de Hollywood, vienen por el lado del guión. No sé lo que vería Duncan Jones en este argumento, más allá de que pertenezca al género de ciencia-ficción con el cual se le identifica, pero está firmado por el nada fiable Ben Ripley, ligado a la saga fantástica «Species».
En el fondo se inspira en las especulaciones literarias de Philip K. Dick sobre los reajustes temporales, aunque en la superficie no deja de ser la versión dramática de la comedia fantástica «Atrapado en el tiempo», en torno al Día de la Marmota vivido por el protagonista una y otra vez. Ripley traslada la idea a la experimentación militar, con un soldado caído en Afganistán, del que se aprovecha su última actividad cerebral para introducirlo en una alteración del tiempo y cumplir con una misión en un tren que sufrió un atentado. Dispondrá de fragmentos de ocho minutos para descubrir lo ocurrido y evitar que el saboteador cometa nuevos ataques.
Título original:
«Source Code»
Dirección: Duncan Jones.
Guión: Ben Ripley.
Intérpretes: Jake Gyllenhaal, Vera Farmiga, Jeffrey Wright, Michelle Monaghan.
País: EEUU, 2011.
Duración: 93 m.
Duncan Jones nos hizo soñar con la Luna, pero su personal proyecto del espacio quedó ahí. Con «Moon» devolvió la esperanza por unos momentos a los aficionados a la ciencia-ficción y su aclamada ópera prima arrasó en Sitges y se hizo con un Bafta en Inglaterra. Por lógica, su segunda realización debería haber sido «Mute», que pensaba producir con su compañía Liberty Films, como homenaje a «Blade Runner». Le iban a bastar 25.000.000 de dólares para rodar en Berlín, pero otras ofertas más grandes le han encaminado finalmente hacia Hollywood, donde acabará haciendo películas fantásticas mucho más convencionales. «Código fuente» es un encargo, una excusa para instalarse allí. Ya le están presionando para que se haga cargo de la nueva entrega de «Lobezno», sustituyendo a un Darren Aranofsy que se ha bajado a tiempo del carro aprovechando la suspensión de la filmación prevista en Japón. No es la única oferta, también se comentó que iba a adaptar la novela bélica de Alex Kershaw «Escape from the Deep», sobre aventuras submarinas en la II Guerra Mundial. Incluso no se descarta la conversión de «Moon» en una franquicia. Todo parece indicar que Duncan Jones conseguirá lo que más deseaba, que le llamen por su nombre y no le relacionen con su famoso padre. Personalmente, me caía mejor cuando era el hijo de David Bowie. M.I.