Mikel INSAUSTI Crítico cinematográfico
Estoy on line
No vulnero ningún secreto profesional si admito públicamente que veo películas on line. Me resulta muy cómodo, porque ni siquiera tengo que molestarme en bajarlas de la red y de paso evito tener que quedarme fuera de la Ley Sinde convirtiéndome en un ciberdelincuente.
También he de reconocer que lo de ver películas on line es un eufemismo, porque a lo sumo lo que uno detecta por este sistema en la pantalla del ordenador son imágenes mal pirateadas de copias dobladas al ruso, que, con suerte, se acompañan de unos subtítulos de traducción automática totalmente incoherentes.
El visionado en tan pésimas condiciones me ayuda, sin embargo, a hacerme una idea orientativa del contenido de la película para escribir la reseña de los viernes a modo de avance. En ningún caso puede servir para elaborar la posterior crítica, trabajo que sigue exigiendo acudir a la sala de cine de forma obligada y, hoy por hoy, irremplazable.
El problema es que los internautas comentan las películas en los foros a partir de su reproducción pirateada, lo cual es por razones meramente técnicas todo un disparate. Es imposible tener una opinión formada en base a una descarga o una sesión on line previa al estreno comercial en los cines. Estos comentarios infundados e irresponsables perjudican seriamente al lanzamiento de las películas. No vale ir de listillo y decir que ya has visto la película antes que los demás, si lo has hecho de modo tan precario. En las primicias on line se suele ver a espectadores levantándose durante la proyección, o se les oye toser, hablar a voz en grito, reir y hacer ruido con las palomitas.