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Raimundo Fitero

Lo habitual

Podríamos hacer una canción protesta, poética o del verano, pero si llega la legendaria canción de hace unas décadas, «La Ramona» de Fernando Esteso cantada al alimón con King África, para llenar un hueco imprescindible en las noches de juerga y en las listas de éxito, a nadie le pude extrañar que José María García encuentre acomodo en tiempos electorales en la cadena Veo7. La diferencia es que el conocido como «Butanito» llega con aureola de pureza, imparcialidad y defensor de todas las libertades. Lo habitual. Su presentación fue una suerte de muestrario de sus posibilidades como tertuliano.

En lo político está por encima del bien y del mejor, solamente él sabe el lugar donde está la caverna en la que se guarda la pócima para encontrar la verdad del futuro político inmediato, y sobre la categoría en la que se considera un especialista: el fútbol, se mantuvo en su nihilista madridismo de despecho con Florentino Pérez. La patada se la dio al propio Eduardo Inda, ahora director del periódico Marca, ya despedido después de cometer errores de bulto, pero recompensado con dirigir Veo7. No sabía nada de fútbol, no sabe nada de televisión, pero siempre acaba dirigiendo empresas para llevarlas hasta el límite de lo imposible. Le dijo García al tal Inda en tono despreciativo: «tú eres el segundo jefe de prensa de Florentino». Y será mañana, dicen, su jefe en la cadena.

Pero la semana comenzó con otra cosa habitual, las entrevistas pasteleo, los masajes, cortado y peinado, traje a la medida. Sucedió en un lugar donde no acostumbran a hacer entrevistas agresivas. Como dijo una vez Buenafuente, invita a quién le da la gana y por ello no invita a alguien que no le cae bien. Lo que pasa es que de ahí, que tiene todo el derecho, a sentar en su sofá a la ministra González-Sinde y dejarse llevar por la gracia y el humor ramplón de la guionista, hay un trecho muy largo. Una cosa es no ser agresivo, pero otra es ser cómplice. Una cosa es ser amigo, y otra no preguntarle por lo que le preguntaría su prima en una reunión familiar. En Twiter le dieron grasa a Buenafuente porque estuvo demasiado mansurrón y contagiado por la sosería ministerial.

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