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CLÁSICA Y JAZZ CON LA ORQUESTA SINFÓNICA DE EUSKADI

Branford Marsalis actúa junto a la OSE en Donostia y Bilbo

La Orquesta Sinfónica de Euskadi ha invitado a toda una estrella del jazz para actuar junto a ella y el director Andrey Boreyko en su nueva tanda de conciertos de abono. Se trata del estadounidense Branford Marsalis, uno de los saxofonistas más prestigiosos del mundo, que tocará junto a la OSE los conciertos de Glazunov y Schulhoff, en tres citas: ayer estuvieron en el Kursaal de Donostia donde repiten hoy, y el sábado en el Euskalduna Jauregia de Bilbo.

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Mikel CHAMIZO | LEKUA

Branford Marsalis se presentó ante los medios de comunicación nada más finalizar el ensayo general con la Orquesta de Euskadi, ensayo que reunió a un buen número de músicos aficionados al jazz que deseaban disfrutar lo más posible de la estancia del saxofonista en Donostia. Aunque Marsalis se ha dejado caer con cierta frecuencia por Euskal Herria -cuatro veces ha estado en el Jazzaldia desde su primera actuación en 1980, y en dos ocasiones en el Festival de Jazz de Gasteiz-, esta es la primera vez que viene a interpretar un repertorio más cercano a la música clásica que al jazz, un camino por el que Marsalis ha mostrado mucho interés en los últimos años. «La música popular tiene elementos que son muy fáciles de entender y siempre he creído que eso es algo maravilloso -explicó el artista de Nueva Orleans-. Lo que estoy intentando ahora es que ocurra lo mismo con estas músicas que son mucho más complejas y que el público ve con extrañeza o lejanía, pero estoy convencido de que, si las toco de la forma apropiada, puedo conseguir que sean comprensibles para cualquiera».

Las dos obras que interpretará Marsalis en Donostia y Bilbo son el «Concierto para saxofón», del ruso Alexander Glazunov, y el «Jazz Concerto, Hot Sonate», del alemán Erwin Schulhoff. Marsalis explicó cómo el saxofón fue un instrumento inventado en el Estado francés a finales del siglo XIX, que rápidamente fue adoptado por las bandas militares del país, siendo el Ejercito francés uno de los mayores impulsores del primer repertorio para saxofón. Glazunov, que al final de su vida emigró a París, escribió un cuarteto con saxofón para la Guardia Republicana y después este concierto, «en el que no hay ni un atisbo de jazz y sí una sonoridad más pesada y rusa», según Marsalis.

En cuanto a la obra de Schulhoff, es la adaptación orquestal de su sonata para saxofón y piano de 1930, que realizara en 2004 el compositor neoyorquino Richard Rodney Bennet, y que, según Marsalis, que ya la ha tocado en anteriores ocasiones, «combina las influencias del jazz americano y las tradiciones clásicas europeas, sobre todo del cabaret berlinés».

Marsalis expresó también su opinión sobre la obsesión de algunos de sus colegas del jazz y la música clásica por convertirse en grandes estrellas populares. «Eso ocurre porque la cultura popular es tan fuerte que hoy en día lo acapara todo -consideró el saxofonista-. Algunos músicos de jazz y de clásica intentan cruzar una línea muy delgada que, en realidad, no se puede cruzar, porque no se puede estar en los dos lados a la vez. Cuando decides tocar jazz o música clásica tienes que aceptar que no vas a ser muy popular. Yo he podido ver el asunto desde todas las perspectiva, porque he hecho programas de la televisión, he tocado con Sting, con Grateful Dead... pero al final me he dado cuenta de que los elogios que recibes en ese mundo no son sinceros, y que ya puedes tocar fatal que, sólo por ser un Marsalis, todos dirán que es maravilloso. He tenido que aprender a ponerme en mi lugar y buscar, simplemente, el ser un buen músico», concluyó el saxofonista.

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