Los catalanes La Pegatina llevan tres discos en el mercado y un lustro de camino por la historia de la música festiva: rumba, ska, latino... «Xapomelön» (Kasba Music) es uno de los discos más alegres, lucidos e inspirados del año. Son ritmo, son fuego, son cintura... Componen con gracia, arreglan con talento y tocan con soltura. Lo tienen todo para comerse la primavera y el verano tal y como si fuesen un vistoso y goloso helado de copa.

Siguiendo con la hermandad Catalunya-Euskal Herria, La Pegatina incluye un tema en euskara; también en gallego, francés, catalán, castellano... Su directo es un vaivén continuo, melodías e instrumentos que pasan de un oído a otro sin olvidar piernas, brazos y corazón. Están de gira, hay que aprovechar. Hoy en Jimmi Jazz, de Gasteiz; mañana, en Kafe Antzokia de Bilbo. En breve, por cualquier fiesta de Euskal Herria.

Cuantos más componentes más complejo es un grupo: la convivencia, los ensayos y la fidelidad de los integrantes. ¿Cómo lo llevan?

Ya sabíamos que esto no iba a ser fácil, así que nos lo tomamos con muchísima paciencia. Y hemos conseguido ser una gran familia, tolerante y respetuosa, en la que cada uno tiene su papel y su forma de ser. De hecho, nos queremos mucho, tal cual somos, y eso logra que nunca desaparezca la química que nos hace ir todos a una. Es ya el tercer año que vivimos de la música. Trabajamos prácticamente doce horas diarias para el grupo y con el grupo. Hay momentos críticos, pero, como todos tenemos el mismo objetivo, no hay nada imposible de superar. Y aún no hemos anulado ningún concierto: siempre hay que tocar, porque siempre hay alguien por quien darlo todo encima del escenario.

La idea de meter acordeón y trompeta os singulariza respecto a otras opciones actuales y dinamiza más las posibilidades de cada canción. ¿Cómo surge el concepto?

Fue algo totalmente fortuito. Nunca nos lo habíamos propuesto, pero Axel (trompetista) apareció en nuestra vida (una noche de juerga) y empezamos a tocar con él. Y trajo consigo a su mejor amigo, francés como él, Romain. No había tocado en su vida el acordeón, pero como domina todos los instrumentos y le encanta probar, en dos días ya tocaba todo el repertorio. Y ahora, tres años después, han constituido parte importantísima del estilo del grupo.

Desde aquí ilusiona que algunas canciones de La Pegatina suenen a Joxe Ripiau, pero también a Kortatu, Fermin Muguruza... Referencias que, en ningún caso, restan personalidad a la banda, que posee sus claves claramente personalizadas.

Es una comparación con la que siempre nos hemos encontrado por aquí. Incluso una de sus frases [Joxe Ripiau] es nuestro lema como grupo encima del escenario: «¡Aquí no hacen falta camas, aquí nadie va a dormir!». Ojalá algún día los podamos conocer en persona. En cuanto a otras posibles comparaciones, la cuestión es que, al final, somos todos grupos que jugamos a transmitir sensaciones a través de la gestión de las energías. La fuerza que se siente al mirar al escenario es fruto de lo que disfrutamos tocando y de la sinceridad y honestidad frente al público.

Tres discos han dado para más de 400 conciertos. No está nada mal.

Cierto. Llevamos una media de cien conciertos en las últimas tres giras. Y hemos tocado en doce países diferentes. Como nos dijo un buen día Gambeat, nuestro productor de directo, para que un grupo pueda vivir de su trabajo hay que tener un buen directo, un buen disco y un buen merchandising. Y todo, con una sonrisa en la cara.