Mañana están en juego tres puntos vitales y el proyecto liderado por Lasarte, porque si hay una derrota, salvo que esté acompañada de cosas que la suavicen, no hay posibilidad de mantenerlo en su puesto. Ante esa final, Lasarte tiene dos opciones. O volver a poner a los de siempre o la de apostar por jugadores que aporten la frescura que necesita el equipo. Lasarte siempre se ha caracterizado por recurrir en casa a los jugadores de experiencia, pero un proyecto como el realista debería basarse en lo contrario. Debe creer en los jóvenes, que siempre han respondido en situaciones complicadas, incluso con entrenadores que partían de ese mismo pensamiento de que en las situaciones duras hay que confiar en los más veteranos. Uno recuerda a Clemente, que tuvo que recurrir a Aranburu y a Gurrutxaga y le salvaron la papelera, como Xabi Alonso y Llorente al año siguiente a Toshack. También respondieron en el primer año de Amorrortu y... de Lasarte. Los jóvenes no ven lo negativo cuando se les plantea una situación tan delicada. Ellos sólo ven una oportunidad. A uno le gustaría ver a alguno más, que no es tan joven, pero hay uno que debe estar en el once mañana, Illarramendi. Los tres pivotes defensivos están mal y ahí se necesita aire fresco. Rivas ha vuelto a hablar tras una derrota de él y de cosas que no ayudan al club al confirmar lo que desveló un consejero de Badiola, que no cobrará más de 120.000 euros si no juega 255 minutos hasta final de Liga. No debería jugar no por esa cláusula, sino porque entre Illarramendi y él la Real debe confiar en la calidad y el futuro.