Entrevista
«En Irlanda haber buscado una escisión hubiese ido en contra del interés común»
El ex primer ministro irlandés se muestra reacio a valorar la situación vasca y a responder a preguntas que puedan entenderse como una intromisión. Pero no cabe duda de que sus ejemplos contienen consejos que, al menos en algunos casos, aportan una perspectiva interesante.
Iñaki SOTO | DONOSTIA
Tras abandonar el Gobierno irlandés en los primeros compases de una crisis mundial que, entre otros efectos, ha fulminado al «Tigre Celta» -el fenómeno económico irlandés de las últimas décadas-, Ahern se ha retirado de la primera línea de la política. Vista la situación en la que ha quedado su país y su responsabilidad en la misma, éste no es un momento dulce para él. Sin embargo, alejado de las responsabilidades que ha tenido durante largo tiempo, sin presión y con la experiencia acumulada, Ahern tiene ahora más libertad para decir lo que piensa sobre algunas cuestiones, especialmente las relacionadas con el proceso de negociación irlandés.
Ahern ha visitado Donostia por primera vez -antes ya había estado en Bilbo y en Ipar Euskal Herria- invitado por la Diputación de Gipuzkoa. Antes de la entrevista se muestra impresionado por la diferencia entre la situación económica del Estado español y la vasca en el contexto de la crisis, siempre con la cercana referencia de Irlanda, que tuvo que ser rescatada por el FMI y la Unión Europea.
¿Cuál es la principal lección del proceso irlandés?
Creo que hay una lección común a todos los procesos, no sólo del irlandés, y es la importancia de perseverar, de seguir intentándolo, de ser pacientes y actuar con resiliencia. En definitiva de no ceder ante los reveses. Encontrar un final para el sufrimiento, las muertes y la destrucción es lo más importante. Se debe buscar ese objetivo para que la gente pueda convivir, vivir en paz. El desafío aquí, al igual que en Irlanda, es seguir intentándolo.
¿Cuál debe ser el papel de las instituciones en un proceso de resolución?
En las reuniones que he mantenido estos días me ha quedado claro que para los políticos y las instituciones la prioridad es trabajar por la resolución y aprovechar la oportunidad abierta tras el alto el fuego de ETA y tras su declaración del 10 de enero. Sólo puedo animar en ese sentido y aportar mi experiencia en el proceso irlandés, del que algunas cosas pueden ser relevantes y ayudar.
¿Qué puede aportar la comunidad internacional?
En Irlanda, en Sudáfrica o en Latinoamérica, la ayuda de la comunidad internacional y de personas concretas ha sido muy importante. Ahí está la labor que están haciendo aquí Brian Currin y otras personas.
En el caso irlandés, no creo que hubiésemos sido capaces de llevar el proceso a buen puerto sin la ayuda internacional.
Creo que tiene que ver con que a veces es más fácil para los «outsiders» decir cosas que las personas implicadas no pueden decir. Ese fue nuestro caso, y estoy seguro de que es lo mismo en otros conflictos.
En ese contexto, ¿cómo valora la negativa por parte del Gobierno español a la verificación del alto el fuego, cuando ellos mismos afirman que ETA tiene arsenales y capacidad militar?
Los tres grandes problemas en Irlanda fueron la cuestión de la Policía, el tema de los presos y, por último, la cuestión de las armas. En este ámbito nosotros creamos una comisión encabezada por el general canadiense John de Chastelain, alguien muy respetado. Esa comisión fue impulsada legislativamente tanto por Londres como por Dublín. Fue un tema delicado que llevó años, pero se logró.
Dada su debilitada posición, ¿cree que el Gobierno español puede negarse ante la Unión Europea a resolver uno solo de sus problemas, aunque ahora no sea el prioritario?
Como europeo, querría ver la resolución del conflicto vasco. Y pienso que ese deseo lo compartirá cualquier gobierno español. El debate es cómo hacerlo. No puedo decirle al Gobierno español cómo hacerlo, pero sí puedo exponer nuestro ejemplo y mi experiencia.
En todo caso, aunque no creo que se pueda ver desde un punto de vista puramente electoral, si un partido o gobierno anuncia la resolución de un problema, eso comporta beneficios, y como político yo lo miraría desde esa perspectiva.
Mientras en Irlanda se realizó un gran esfuerzo por asegurar la unidad dentro del movimiento republicano, en el caso vasco varios políticos apuestan por la hipótesis del cisma en la izquierda abertzale. ¿Cómo lo valora?
Es cierto que es muy difícil mantener a todas las personas vinculadas a la violencia unidas en un proceso, porque no estamos hablando de ejércitos, son otra clase de grupos. Es cierto que el Sinn Fein hizo todo lo posible por sumar y mantener al máximo posible de gente dentro del proceso. Y lo lograron casi totalmente. Existen aún algunos disidentes y algunas personas jóvenes que se les han sumado, pero no tienen un gran apoyo. El Sinn Fein hizo todo lo que estaba en sus manos.
Aquí hay que intentarlo, tienen que hacer todo el esfuerzo que puedan y debe ser creíble. Y para eso debe ser verificado. En nuestro caso hubo un grupo dedicado a la verificación, con informes sobre si realmente estaban cumpliendo lo que decían. Es bueno tener un grupo que haga esa labor. En Irlanda funcionó.
Entonces, ¿en el caso irlandés ninguno de los gobiernos jugó la carta de la escisión?
No, porque hubiese sido un error. Era en interés de los gobiernos, tanto del irlandés como del británico, que el Sinn Fein, por un lado, y los lealistas, por otro lado, lograran sumar al máximo de gente posible al proceso. Dividirlos no iba en nuestro interés. Queríamos ver el fin del conflicto. Crear dudas sobre el liderazgo y generar divergencias hubiese ido contra nosotros mismos.
Vista la reciente controversia por la liberación de presos políticos que han cumplido su condena, ¿cómo debería gestionar el Gobierno español la opinión pública en torno a este tema en el contexto de un proceso?
Siempre resulta difícil para gobiernos soberanos facilitar la situación de personas relacionadas con actos de terrorismo. Nosotros sólo liberamos con permisos a los presos una vez que estuvimos totalmente seguros de que los Principios Mitchell se estaban cumpliendo. Y esos presos fueron de gran ayuda para el proceso de paz. Cuando salieron fueron un activo para el proceso, trabajaron duro para que los jóvenes se metieran en política o en actividades culturales y en favor de la comunidad. Eso ayudó al proceso de paz. Cuando liberas a los presos es porque estás satisfecho, porque la violencia se ha parado y el conflicto se ha superado. Debes tener esa certeza.
¿Qué les diría a quienes ven con recelo el caso irlandés porque un proceso puede dañar su posición política actual?
En política las circunstancias siempre cambian. El SDLP tenía un fuerte liderazgo, especialmente con John Hume, uno de los mejores políticos de Europa. Ahora no tienen eso. Entonces, su perdida de apoyo, ¿es porque el Sinn Fein termina con la violencia y por su nueva política, o es porque el SDLP no tiene ahora políticos fuertes? La gente aquí no debería estar preocupada porque nuevas circunstancias cambien las cosas. Los políticos deben luchar siempre en elecciones en las circunstancias en las que están. No se trata de miedo respecto al pasado o al futuro. A no ser que un partido esté preocupado por el fin del conflicto. En Irlanda todos entendimos que era en interés de toda Irlanda y de todos los irlandeses terminar con la violencia. Si podemos terminar con la violencia, y si esas personas se comprometen con la política y los llevas a un proceso político, eso creará una nueva dinámica. Eso puede generarnos problemas o ventajas, políticamente, pero ya es otro día. Mientras tanto vamos a solucionar el conflicto.
¿Qué diría a quienes están ansiosos por conocer el resultado del proceso antes del mismo?
El resultado que deben buscar los políticos democráticos es la paz. Lo que ocurre con el proceso político es otra cosa. Alguien que ayer era un terrorista hoy es un líder y mañana es un mandatario. Es común en la historia. El fundador de mi partido, Eamon de Valera, vivió esa situación. El objetivo es la paz, y nadie debería preocuparse por lograr la paz.
¿Logrará Irlanda la unidad en el siglo XXI?
El objetivo número uno de mi partido es ver una Irlanda unida, aunque no sé cuando ocurrirá. Hay que trabajar de manera sostenida durante un periodo, no sé durante cuanto tiempo. Hay una gran labor por hacer para crear confianza, crear las condiciones, establecer lazos. Creo que el trabajo que se está haciendo en el norte en ese sentido es encomiable, a nivel de las comunidades, a los dos lados de la frontera... ese es el camino. Pero será un proceso largo y lento.
Entonces, la unidad está en la agenda política irlandesa
No es el número uno de la agenda, porque ahora hay otras prioridades, especialmente la economía, pero está ahí. Lo bueno del Acuerdo de Viernes Santo es que eliminó todos los obstáculos, los límites constitucionales para lograr ese objetivo. Y cuando la gente del norte, aunque no creo que se dé a corto plazo, apueste y vote por ello, entonces se logrará ese objetivo, sea cuando sea. Igual que si apuestan por seguir manteniendo su relación con Gran Bretaña seguirá siendo así.
Hay mucho trabajo de base por hacer en ese sentido, pero algún día, un día brillante y soleado, tendremos que votar. I.S.
«Es importante perseverar, seguir intentándolo, ser pacientes y actuar con resiliencia»
«El Acuerdo de Viernes Santo eliminó todos los obstáculos, los límites constitucionales para lograr el objetivo de una Irlanda unida»
En relación a la profunda crisis que vive su partido, el Fianna Fail, Bertie Ahern piensa que «la gente nos ha castigado por la crisis bancaria e inmobiliaria», algo que en una crisis así le hubiese ocurrido a cualquier partido en el poder. En todo caso, considera que el Gobierno «tomó las decisiones correctas, pero eran duras, impopulares, y no las supo explicar». En ese sentido, no duda en justificar la subida de impuestos y los recortes en los servicios públicos. No oculta que el resultado electoral ha sido desastroso y piensa que el Fianna Fail debe «reconstruirse». Admite que llevará tiempo recuperar la confianza de los irlandeses.
Movido por la crítica situación económica de Irlanda, apoya al nuevo gobierno en su esfuerzo por la recuperación económica. Preguntado por si es consciente de que responder a las exigencias de las instituciones internacionales acrecentará las desigualdades, que ya son graves, asegura que «el objetivo primero es estabilizar la economía», cueste lo que cueste. Asume que no controlaron suficientemente a los bancos, pero espera que todos «hayamos aprendido la lección». I.S.